Los estudios de anime apuestan cada vez más por temporadas reducidas para las series de animación en lugar de tener una emisión continua llena de relleno. Aunque luego el hiato entre temporadas se hace muchas veces eterno, lo bueno es que la calidad de la animación suele ser bastante superior… y que podemos hacer maratones para ver todos los capítulos de una tacada.
Ya he hablado de algunas de estas temporadas cortitas que se pueden ver prácticamente en una tarde, y con la segunda temporada casi a puntito de llegar a Netflix, es el momento perfecto para recomendar ‘Komi-san no puede comunicarse‘ (‘Komi-san wa Komyusho Desu’)con un cartel bien grande con luces de neón.
Ansiedad social y vida de instituto
La primera temporada de este anime de comedia se estrenó hace algunos meses en Netflix y rápidamente se ha convertido en uno de los más populares de la plataforma. ‘Komi-san no puede comunicarse’ arranca como otros tantos “slice of life”, presentándonos el primer día de instituto, aunque pronto toma otros derroteros.
Shoko Komi es una chica despampanante que se vuelve increíblemente popular gracias a su aspecto y su aura de tía estoica y segura de sí misma. La realidad en realidad está bastante lejos: Komi es increíblemente tímida y no puede hablar con nadie sin cortocircuitarse y estar al borde de un ataque de ansiedad.
El primero en darse cuenta es Hitohito Tadano, su compañero de pupitre y el último mono de la clase. Tadano consigue empezar a comunicarse con Komi y se propone ayudarla a hacer cien amigos para antes de la graduación. Esto tendría que ser relativamente sencillo a pesar de la ansiedad social de Komi, pero es que el instituto está lleno de personajes absurdos, extremos y pasadísimos de rosca.
Más allá de centrarse en las tramas del instituto, ‘Komi-san no puede comunicarse’ va explorando la evolución de Komi y sus esfuerzos según va consiguiendo entablar relaciones con sus compañeros y haciendo amigos poco a poco. Aunque tiene mucho puntos de comedia y situaciones ridículas, también refleja muy bien lo que es sufrir ansiedad social rompiendo muchos mitos sobre el tema.
Pero lo más importante es que a pesar de lo mal que lo pasa Komi en muchas situaciones, no es un dramón de serie, si no que te tiene constantemente con una sonrisa en la cara y te deja el corazón calentito.
Slice of life y humor para curarte el alma
La primera temporada de ‘Komi-san no puede comunicarse’ tiene solo 12 episodios, y aunque los primeros capítulos nos van presentando cada vez a un nuevo candidato a convertirse en amigo de Komi, la serie coge un buen ritmo muy rápido para ponernos en el día al día de los protagonistas y no solo reducirse a introducciones y más de lo mismo.
El gran gancho de la serie sin duda son sus personajes y la buenísima química que tienen entre ellos. No solo Komi y Tadano son adorables y es genial ver cómo evoluciona su relación y se va encauzando la historia hacia más tonos de comedia romántica, con un poquito de regusto a series del estilo como ‘Ranma 1/2’ o ‘Toradora!’.
Casi todos los personajes tienen algo y todo el reparto funciona a la perfección para explotar los mejores puntos de humor, así que si entras al juego y te gustan los slice of life, es muy posible que ‘Komi-san no puede comunicarse’ te va a sacar más de una carcajada.
Para seguir con los mejores puntos, el doblaje en castellano está muy buen cuidado con una localización espectacular y un trabajo excelente de doblaje que le saca todavía más chicha al lado más cómico de la serie. También hay que decir que se han respetado los pronombres neutros del personaje no-binario, lo que también ha sido una sorpresa muy buena.
Además de todo esto, la animación de OLM para ‘Komi-san no puede comunicarse’ es una preciosidad, con paletas de colores pastel y una fluidez y un acabado con una calidad muy alta que no te esperas muchas veces de una serie semanal de este género. Así que encima de ser una serie muy positiva, entrañable y positiva, es muy, muy bonita de mirar.