El sistema de ayuda a la Franja de Gaza a través del paso fronterizo de Rafah está “condenado al fracaso”, advirtió este lunes el director de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA), quien denunció el “castigo colectivo” impuesto por Israel a la población gazatí, aún cuando la entrada de 33 camiones, el domingo, significó el mayor número de acceso desde que empezó a llegar la asistencia.

La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) señaló que los 33 camiones llevaron el domingo agua, alimento y suministros médicos por el paso de Rafah, fronterizo con Egipto.

“El 29 de octubre, al menos 33 camiones que transportaban agua, alimentos y suministros médicos entraron en Gaza a través del cruce de Rafah con Egipto. Se trata de la mayor entrega de ayuda humanitaria desde el 21 de octubre, cuando se reanudaron las entregas limitadas”, informó este lunes la OCHA en su página web en una actualización de la situación en Gaza, citó la agencia de noticias Europa Press.

El reporte indicó que hasta la fecha han entrado 117 camiones a Gaza desde que se reanudaron las entregas de ayuda en el enclave palestino de 2,4 millones de personas, que sufren un asedio casi total y un incesante bombardeo israelí.

Con todo, el director de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA), Philippe Lazzarini, dijo que el mecanismo está “condenado al fracaso”, porque ese aporte, “el puñado de camiones autorizados a través de Rafah, no es nada comparado con las necesidades de más de dos millones de personas atrapadas en Gaza”.

Lazzarini pidió ayuda a los miembros del Consejo de Seguridad, exigió un “alto el fuego humanitario inmediato” y reclamó a Israel un “estricto respeto del derecho internacional”.

Antes del asedio unos 500 camiones ingresaban a diario a Gaza con ayuda y otros bienes Foto AFP
Antes del asedio, unos 500 camiones ingresaban a diario a Gaza con ayuda y otros bienes / Foto: AFP

“No es una opción, es una obligación”, afirmó Lazzarini ante el Consejo de Seguridad, que hasta fracasó en cuatro intentos de consensuar resoluciones para condenar el conflicto y exigir un alto el fuego humanitario (la última, por el veto estadounidense).

Antes del asedio a Gaza, unos 500 camiones ingresaban a diario al enclave con ayuda y otros bienes.

Israel impuso el asedio y desató su campaña de bombardeos luego de que integrantes de Hamas ingresaron el 7 de octubre a su territorio, donde mataron a 1.400 personas y tomaron 230 rehenes, según autoridades israelíes.

Desde entonces, los ataques israelíes han dejado más de 8.000 muertos, casi la mitad de ellos niños, según el Ministerio de Salud del territorio, controlado por Hamas.

La situación de Gaza ha generado consternación global, y el secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió que “el mundo es testigo de una catástrofe humanitaria”.

Un funcionario estadounidense dijo el domingo en condición de anonimato que Israel se comprometió a permitir la entrada de 100 camiones diarios a Gaza, una cantidad que según la ONU permite apenas cubrir las necesidades más básicas.

La agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos, la Unrwa, informó el domingo que miles de personas irrumpieron en sus almacenes y centros de distribución en el centro y el sur de la Franja de Gaza para hacerse con harina y elementos básicos de supervivencia en lo que la organización considera ya como el principio del resquebrajamiento del “orden cívico” en el enclave tras días de asedio total de Israel.

Es por eso que OCHA aseguró que se necesita un volumen mayor de asistencia de manera más constante para evitar un mayor deterioro de la situación humanitaria.

“En especial se necesita urgentemente la entrada de combustible para operar el equipo médico y las instalaciones de agua y saneamiento”, precisó.

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó, a través de la red social X, que los suministros médicos “son peligrosamente escasos” y que la falta de combustible “ya está afectando al funcionamiento de las instalaciones sanitarias y de las ambulancias”.

A este llamamiento se sumó la Federación Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FIRC), que se mostró “profundamente alarmada” por las órdenes de evacuación recibidas por los equipos de la Media Luna Roja Palestina en el hospital de Al Quds, en Gaza.

En media de ese cuadro, Lazzarini advirtió este lunes que en Gaza “no hay lugar seguro”, y puso como ejemplo el número de trabajadores de la ONU muertos en tan poco tiempo.

De los 1,4 millones de desplazados en este pequeño territorio de poco más de 2 millones, más de 670.000 están refugiados en centros de la UNWRA, viviendo en condiciones “atroces e insalubres”, con alimentos y agua limitados, durmiendo en el suelo sin colchonetas o al aire libre. Están siendo “deshumanizados”, dijo el funcionario.

“Mis colegas de UNWRA son el único rayo de esperanza para toda la Franja de Gaza, un rayo de luz mientras la humanidad se hunde en su hora más oscura”, advirtió, antes de pedir “un flujo de ayuda humanitaria seguro, continuo y sin trabas, incluido el combustible”, que Israel no permite para que no termine en manos de Hamás.

El responsable de la UNWRA señaló que “los horribles atentados perpetrados por Hamás en Israel el 7 de octubre fueron estremecedores y los incesantes bombardeos de las fuerzas israelíes sobre la Franja de Gaza son estremecedores”.

Pero las “atrocidades no absuelven al estado de Israel de sus obligaciones bajo el derecho internacional”, advirtió.

Su colega, la jefa de Unicef, Catherine Russell, dijo que “el verdadero coste de la última escalada se medirá en vidas de niños”, antes de “implorar” al Consejo de Seguridad a que adopte “inmediatamente una resolución que recuerde a las partes sus obligaciones en virtud del derecho internacional, que exija un alto el fuego, el acceso humanitario seguro y sin obstáculos, y la liberación inmediata y segura de todos los niños secuestrados”.