Dos
nominaciones
a
los
Óscar,
cuatro
a
los
Globos
de
Oro,
un
premio
BAFTA
y
una
filmografía
envidiable
en
la
que
ha
trabajado
con
cineastas
de
la
talla
de
Steven
Spielberg,
Wes
Anderson,
Mike
Nichols
o
Steven
Soderbergh.
Con
este
brevísimo
resumen
queda
claro
que

Jude
Law
se
ha
convertido
en
una
de
las
grandes
estrellas
de
la
industria
cinematográfica
actual

en
una
carrera
que
tuvo
su
punto
de
inflexión
en
1999.

Jude,
el
sabio

Por
aquél
entonces,
Law
dio
el
salto
definitivo
a
la
fama
gracias
a
‘El
talento
de
Mr.
Ripley’
.
El
éxito
del
largometraje,
basado
en
la
novela
de
Patricia
Highsmith,
se
tradujo
en
lo
que
el
británico,
según
ha
confesado
en
la
revista

People
,

siempre
había
esperado
.

“Fue
sencillamente
una
época
maravillosa
de
mi
vida.
Sentía
que
estaba
recibiendo
todo
lo
que
había
esperado
que
me
diese
la
actuación
y
mi
carrera.
El
éxito,
o
la
respuesta
que
obtuvo,
me
cambió
la
vida”.

No
obstante,
todo
tiene
una
cara
B,
y
en
el
caso
del

boom

de
Jude
Law
esta
estuvo
centrada
en

la
excesiva
atención
que
comenzó
a
recibir
ya
no
sus
decisiones
laborales,
sino
su
vida
privada
.

“Creo
que,
de
repente,
se
crearon
una
atención
y
unas
expectativas
sobre
las
decisiones
que
estaba
tomando,
sobre
cosas
como
con
quién
estaba
trabajando.
Después,
en
última
instancia,
lo
que
ocurría
en
mi
vida
privada
también
se
escrutó.
 Era
demasiado,
yo
era
muy
joven”.

Eso
sí,
el
actor
no
puede
evitar
mirara
al
pasado
y

sentir
orgullo

al
comprobar
cómo
gestionó
aquella
situación.

“Ahora
miro
atrás
—mi
hijo
mayor
tiene
27
años,
y
yo
no
era
mucho
mayor—
y,
honestamente,
estoy
muy
orgulloso.
Creo
que
lo
manejé
bastante
bien”.

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