El
Senado
no
solamente
votó
este
jueves
la
modificación
del
modo
en
que
se
actualizan
las
jubilaciones
y
pensiones,
el
mayor
gasto
que
tiene
que
afrontar
todos
los
meses
el
Gobierno.
Lo
hizo
con
una
contundencia
aplastante,
que
fue
pocas
veces
vista
en
la
historia
parlamentaria
si
se
toman
en
cuenta
proyectos
no
impulsados
por
el
Poder
Ejecutivo
y
acaso
única
si
solo
se
consideran
las
votaciones
que
involucran
partidas
presupuestarias
tan
significativas
como
la
previsional.
El
proyecto
consiguió
superar
largamente
los
dos
tercios
de
los
votos,
un
número
mágico
para
el
Congreso,
que
la
Constitución
Nacional
y
los
reglamentos
de
las
dos
cámaras
requieren
solo
en
un
puñado
de
casos
y
que,
cuando
se
consiguen,
le
dan
al
Poder
Legislativo
un
poder
incontrastable
frente
a
los
otros
dos
poderes
de
la
República,
el
Poder
Ejecutivo
y
el
Poder
Judicial.
La
votación
en
general
terminó
apoyada
por
61
senadores
y
rechazada
por
8.
Tres
legisladores
faltaron.
Con
48
senadores,
la
oposición
habría
conseguido
llegar
a
los
dos
tercios,
pero
obtuvo
el
apoyo
de
13
legisladores
más,
como
para
mostrar
la
holgura
con
la
que
golpearon
al
gobierno
de
Javier
Milei,
que
quedó
por
primera
vez
en
la
soledad
casi
completa
que
le
proporciona
su
pequeña
fuerza
legislativa.
En
este
caso,
los
dos
tercios
sobrados
son
un
mensaje
inequívoco
a
la
Casa
Rosada:
el
Congreso
tiene
los
votos
necesarios
para
contradecir
un
veto
presidencial,
si
es
que
Milei
decide
hacerlo.
En
junio,
la
Cámara
de
Diputados
también
había
superado
los
dos
tercios
de
los
diputados
cuando
se
votó
el
proyecto,
que
contó
con
160
manos
levantadas.
Por
eso,
el
mensaje
es
claro:
hay
dos
tercios
para
contrarrestar
un
veto
presidencial
en
las
dos
cámaras
del
Congreso.
Esa
situación
también
es
única
en
los
últimos
veinte
años.
El
mensaje
está
dirigido
al
Presidente,
que
pocas
horas
antes
de
la
votación
había
avisado
que
vetaría
la
ley.
Lo
hizo
reproduciendo
un
mensaje
del
subsecretario
de
Prensa
de
Presidencia
de
la
Nación,
Javier
Lanari,
quien
en
su
cuenta
de
la
red
social
X
había
dicho:
“El
equilibrio
fiscal
es
la
columna
vertebral
del
plan
económico.
Todo
lo
que
ataque
eso
se
va
a
vetar.
El
‘costo
político’
no
lo
va
a
pagar
el
que
avisó
que
lo
iba
a
vetar.
Lo
van
a
pagar
los
degenerados
fiscales”.
Milei,
con
seguridad,
notará
que
hubo
un
cambio
muy
importante
que
se
produjo
entre
la
votación
de
este
proyecto
en
Diputados
hace
poco
más
de
dos
meses
y
lo
que
ocurrió
este
jueves.
En
junio,
el
PRO
votó
en
contra
del
proyecto
y
ahora
el
macrismo
votó
en
concordancia
con
la
oposición,
incluso
con
el
kirchnerismo.
El
jefe
del
bloque
del
PRO
en
Diputados,
Cristian
Ritondo,
había
cuestionado
la
convocatoria
a
aquella
sesión
especial
en
la
que
se
dio
media
sanción
al
proyecto.
Dijo,
según
la
transcripción
taquigráfica,
que
“la
sociedad
argentina
votó
un
cambio
profundo”.
“Tenemos
el
compromiso
de
acompañarlo
por
la
gobernabilidad“,
agregó,
y
concluyó
diciendo
que
“la
única
forma
de
cuidar
la
economía
es
no
tener
déficit
fiscal”.
En
el
Senado,
en
cambio,
solo
una
senadora
del
PRO,
la
cordobesa
Carmen
Álvarez
Rivero,
se
unió
a
los
7
senadores
de
La
Libertad
Avanza
para
oponerse
al
proyecto.
Es
cierto
que,
en
la
votación
en
particular,
el
PRO
se
opuso
a
los
artículos
que
más
irritaban
al
Gobierno,
pero
aún
así
en
esos
casos
se
lograron
los
dos
tercios.
Ese
posicionamiento
del
PRO,
el
principal
sostén
político
de
Milei
en
el
Congreso
y
también
en
la
arena
pública,
ya
se
había
visto
este
miércoles,
cuando
Mauricio
Macri
convalidó
el
rechazo
de
sus
diputados
al
Decreto
Presidencial
que
le
dio
100
mil
millones
de
pesos
en
fondos
reservados
a
la
SIDE.
A
pesar
de
que
chatean
seguido,
Macri
no
le
había
avisado
a
Milei
que
el
PRO
votaría
en
contra
del
DNU
de
los
fondos
reservados.
Tal
vez
fue
ese
el
motivo
que
lo
llevó
al
Presidente
a
llamar
el
mismo
miércoles
a
la
tarde
a
su
aliado
para
invitarlo
a
cenar
a
la
Quinta
de
Olivos
y
luego
a
difundir
ese
encuentro
reservado,
cuando
ya
se
había
producido
la
derrota
de
este
jueves
en
el
Senado.
En
la
conversación,
Milei
buscó
restarle
importancia
a
la
votación
conflictiva
del
día.
Es
posible
que
Milei
haya
empezado
a
notar
que
la
soledad
política,
que
tanto
rédito
le
trajo
en
la
elección,
puede
convertirse
en
un
problema
peligroso
que
solo
se
puede
solucionar
cediendo
y
negociando
para
buscar
aliados
firmes,
algo
que
había
entendido
con
los
primeros
tropiezos
de
la
Ley
Bases
y
que
parecía
haber
olvidado
hasta
esta
semana
negra,
en
la
que
volvió
a
suspender
sus
intenciones
de
hacer
política.