Todo
empezó
con
Terry
Pratchett.
Sí,
de
verdad.
Ron
Clements
y
John
Musker
querían
que
su
siguiente
película
tras
Tiana
y
el
sapo
fuera
una
adaptación
de
Mort,
la
mítica
novela
del
escritor,
pero
no
consiguieron
los
derechos
y
tuvieron
que
buscar
una
sustituta.
Musker,
interesado
en
la
mitología
polinesia,
se
enteró
de
la
existencia
de
un
semidios
llamado
Maui,
y
propuso
dedicarle
toda
una
película
a
él.
Sin
embargo,
después
de
pegarse
varios
viajes “para
investigar”
a
Fiji,
Samoa
y
Tahití,
decidieron
remodelar
la
película
para
convertirla
en
lo
que
ahora
conocemos.
De
nada,
Elsa
De
hecho,
podemos
creer
que
Vaiana
está
tan
basada
en
la
realidad
que
incluso
Motu
Nui,
la
isla
de
la
tribu,
existe:
se
trata
de
un
islote
en
Chile
y
en
su
día
fue
especialmente
importante
porque
allí
se
hacían
distintas
ceremonias
religiosas.
Sin
embargo,
solo
comparte
el
nombre:
no
hay
ninguna
Motu
Nui
en
la
Polinesia,
por
mucho
que
prefiramos
pensar
que
sí.
Además
de
la
fascinación
por
la
historia
polinesia,
Vaiana
rindió
homenaje
a
muchísimos
clásicos
Disney
de
maneras
más
o
menos
sutiles:
Flounder
de
La
Sirenita
hace
una
aparición,
la
alfombra
mágica
de
Aladdin
está
tatuada
en
la
espalda
de
Maui,
Rompe
Ralph
tiene
un
cameo
en
los
créditos
finales…
Y
nuestro
favorito:
¡Durante
un
segundo
muy
muy
rápido,
Maui
se
convierte
en
Sven,
el
reno
de
Frozen!

Disney
Por
cierto,
Frozen
no
solo
es
la
franquicia
más
taquillera
de
Disney
(hasta
ahora):
además,
prepara
su
tercera
(y
cuarta)
partes
mientras
se
sigue
expandiendo
en
la
forma
de
cortometrajes,
series,
videojuegos,
musicales
y
hasta
atracciones
de
parques
temáticos.
Después
del
exitazo
seguro
que
será
Vaiana
2,
¿es
la
siguiente
en
la
lista?