The
Walking
Dead

era
una
serie
bastante
fácil
de
vender.
No
solo
los
cómics
de

Robert
Kirkman

estaban
siendo
un
exitazo:
además,
la
temática
era
interesante
y
entre
los
implicados
estaba
el
mismísimo

Frank
Darabont
,
que

a
priori
se
iba
a
ocupar
solo
de
los
seis
primeros
episodios
.
Sin
embargo,
después
del
éxito
le
apeteció
quedarse,
y
eso
molestó
a
algunos
de
los
guionistas,
que
esperaban
ser
showrunners
en
la
temporada
2.
Fue
el
caso
de

Charles “Chic”
Eglee
,
co-creador
de


Murder
One

o


Dark
Angel
,
que
se
marchó
enfurecido,
según
dicen
las
malas
lenguas.


siempre
fuiste
carne
de
cañón

Al
final,
este
movimiento
fue
para
nada,
porque
Darabont
fue
despedido
de
todas
maneras,
así
que
tanto
da.
Poco
a
poco,

la
serie
fue
innegablemente
bajando
en
calidad
hasta
llegar
a
algunos
puntos
muy
bajos
,
como
la
muerte
de
personajes
que
en
el
cómic
permanecían
vivos
o
el
uso
de
un
CGI
imposible
en
algunas
escenas
que
a
día
de
hoy
siguen
poniéndose
como
ejemplos
negativos.

Pero
quizá
nada
represente
lo
que
era
narrativamente

The
Walking
Dead

como

esta
imagen
de
unos
supervivientes
que,
de
repente,
aparecen
integrados
en
el
grupo
en
una
escena

sin
que
nadie
explique
de
dónde
vienen
o
quiénes
son.
Por
supuesto,
todos
sabemos
la
realidad:
no
merecen
tener
ningún
trasfondo
porque
son
solo
simple
cebo
para
zombis.
El
problema
es
que
a
lo
largo
de
la
serie
pasaba
mucho,
muchísimo.



AMC

Fijaos
en
los
ataques
zombies:
muchas
veces,
para
evitar
que
murieran
los
protagonistas
pero
mostrar
que
la
matanza
existía
de
verdad,
llegaron
incluso
a
mostrar
a
extras
que
no
habían
aparecido
hasta
ese
momento
feneciendo.

Solo
salían
para
morir.
Vamos,
que
un
poquito
de
cuidado
tampoco
habría
venido
mal.