Venimos hoy con el asunto de los suelos de cocina donde la incorporación al mercado de nuevos materiales y sus imitaciones hace que se multipliquen las opciones a la hora de decidirse por su diseño.
Hasta hace bien poco el asunto no merecía ningún debate. Nadie se planteaba poner en el suelo de la cocina ningún material que no fuera una resistente baldosa (dura, resistente y fregable), para contribuir a hacer de la cocina un espacio de trabajo práctico y funcional. Por supuesto que la estética importaba. Siempre lo ha hecho. Aunque tenías que elegir (que no era poco) el color, el tamaño y el acabado de las baldosas el suelo solo tenía que ir “a juego” con la cocina sin tener en cuenta el resto de la casa.
Pero ahora que las cocinas se han abierto de forma más activa a la casa, ya sea por que se ha elegido una cocina abierta o porque las puertas de cristales que la separan del resto de la casa la abren visualmente, lo que no cabe duda es que a la hora de elegir el suelo de la cocina hay que elegir un acabado coherente con el resto de la casa.
De hecho una de las tendencias más acusadas del momento es colocar en la cocina el mismo revestimiento que en el resto de la casa.
El mismo revestimiento en la cocina que en el resto de la casa
Algo para lo que no hay problemas cuando se trata de suelo porcelánico o de microcemento o cemento pulido pero que también se hace muchas veces con suelos laminados, con los que no sufrirás mucho al mojarse o mancharse pero sí cuando se te caiga un plato porque que no tienen la misma dureza que los porcelánicos.
Los más valientes se atreven a colocar el parqué en la cocina. Lo de llevar el parqué hasta la cocina no sabemos muy bien si es una herencia nórdica (parte del encanto de sus cocinas está en el suelo natural) lo que sí sabemos es que si te decides por esta opción seguro que, necesitarás una buena alfombra para protegerlo.
Un material distinto para el suelo de la cocina
Cuando la opción pasa por elegir otro material hay dos opciones. Elegir un acabado que se integre discretamente con el suelo del resto de la casa o elegir uno que contraste y que atraiga muchas miradas.
Un suelo diferente en la cocina pero en armonía con el resto de la casa
Si eliges ser discreto y pasar desapercibido, prueba a elegir otro material en un color similar pero mejor no intentes imitar el mismo revestimiento en otro material. Me explico. Si tienes un parquet de espiga natural y también lo quieres en la cocina no pongas un porcelánico que lo imite porque el acabado y los matices no serán iguales y llevarán a confusión. Como si algo raro pasara en la cocina.
Lo ideal es elegir un color similar pero en formato baldosa o lámina ancha con una disposición distinta para que, al menos, no haya dudas de que el material elegido en la cocina es diferente aunque no interrumpa la estética y colores del resto de la casa.
Un suelo diferente para la cocina que contraste con el resto de la casa
Si por el contrario quieres dar un golpe de efecto prueba a elegir un bonito diseño para el suelo que se lleve parte del protagonismo en la cocina. Las baldosas con grafismos en 3D o que imitan las hidráulicas te ayudarán a conseguir ese efecto. Con lo que tendrás que tener especial cuidado en este caso es con el despiece o el corte entre el suelo de la cocina y el resto esté bien definido y no corten piezas de parquet o baldosa innecesariamente.
Otra opción intermedia es llevar el mismo parqué a casi toda la cocina salvo a la zona de trabajo frente a los muebles de cocina. Será como si las baldosas crearan una alfombra protectora, un recurso habitual en los diseños de Egue y Seta.
Imagen de portada Austin Maynard Architects Fotografías de Tess Kelly
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