Si te ha tocado vivir el confinamiento en una gran familia o en un espacio muy reducido, pero compartido, a estas alturas del confinamiento ya te habrás dado cuenta de la importancia de contar en casa con algún espacio privado para evadirte y ganar algo de intimidad. Algo así como un refugio dentro, del refugio que es tu casa.
El estado de alarma ha paralizado y dejado de lado el estrés habitual al que estábamos sometidos (trayectos de ir y venir al trabajo, llevar a los niños al cole, etc.,) pero a cambio, nos ha dejado otras situaciones igualmente estresantes como el teletrabajo mientras ejerces de profesor de apoyo de los niños, la obligación de cocinar a diario…
Y cuando más o menos nos empezábamos a instalar de una rutina -dentro de ese caos- llegan las vacaciones y parece que se trata de hacerlo todo como una gran familia feliz; cocinar juntos, hacer la misma tabla de ejercicios todos juntos, jugar , ver (de nuevo) la película favorita de los niños en familia…
Todo esto está muy bien, pero también es normal sentir la necesidad de estar a solas contigo mismo en casa. De la mano de Patricia Ramírez, la psicóloga más conocida de Instagram (@patri_psicóloga) el equipo de IKEA te da algunas ideas de cómo conseguirlo.
Conectar con nosotros mismos
La situación actual es nueva y estresante para todos. Estamos pendientes de los hijos y de nuestros padres (aunque sea en la distancia), según Patricia:
“Estamos más conectados que nunca, aunque no salgamos de casa. Y la hiperconectividad genera estrés, nos abruma y nuestra mente nos pide SILENCIO a gritos. Y si encuentras un momento de silencio, cuando menos te lo esperas, escuchas un “Mamáaaa…””.
¿Qué podemos hacer para conseguir esas importantes dosis de tranquilidad y de conectar con nosotros mismos en nuestro hogar?
Crea un rincón especial en casa (no importa el tamaño de la casa)
Una buena idea para conectar con nosotros mismos es tener un lugar especial de desconexión en casa. Para ello no hace falta contar con mucho espacio, se trata, se trata de buscar un rincón en el que poder sentarnos tranquilamente un rato y estar a solas con nosotros mismos para leer, o tomarnos tranquilamente un té.
Aunque sabemos que a veces no se puede elegir, un lugar idóneo para nuestro rincón de desconexión puede ser aquel que cuente con luz natural. basta incluso con el alféizar de una ventana que además de una buena iluminación nos permite tener vistas al exterior para evadirnos un rato.
Una vez localizado, podemos personalizarlo un poco con objetos que tengamos en casa y que nos inspiren y le den esa atmósfera especial que necesitamos para desconectar y relajarnos.
Como nos cuenta Patri Psicóloga,
“todos tenemos un rincón especial en casa. Un rincón que hemos decorado a nuestro gusto, con unos tonos que nos dan serenidad y paz. Con un sillón, una mesita, un olor que nos genera bienestar y deseo de estar conectados con nosotros. El entorno es importante porque favorece el control estimular. Es decir, estamos rodeados de unos estímulos, música, luz, un cojín cómodo, una mesita vintage, a los que asociamos emociones agradables y que cuando te sientas en ese lugar te lleva a conectar directamente con un estado emocional que te relaja solo con estar ahí”.
Tu dormitorio es tu nuevo refugio
La mayoría estamos redescubriendo el dormitorio estos días. Antes usábamos el dormitorio solo para dormir y cambiarnos de ropa y ahora se está convertido en el espacio que nos desahoga de la convivencia y nos da más privacidad.
Con unos almohadones o cojines puedes hacer que tu cama sea un lugar confortable para leer, escuchar música o un podcast. También puedes crear un rincón de lectura con una butaca y una lámpara, o poner un pequeño escritorio para concéntrate escribiendo o viendo algo en el portátil.
Pero no es siempre necesario desarrollar una actividad, hay momentos en los que nos puede apetecer simplemente relajarnos y no hacer nada o mejor dicho hacer algo tan importante como estar con nosotros mismos.
“Cuando dedicamos tiempo al reposo consciente, nuestras neuronas se activan por encima de la media, es decir, el reposo activo activa más neuronas. El cerebro aprovecha el momento en el que no estamos haciendo nada, cuando no atendemos a nada ni utilizamos otras funciones cognitivas como tomar decisiones o estar concentrados, para regenerarse, reciclarse y almacenar lo aprendido. Es decir, el reposo cognitivo, así como el sueño, mejora nuestras funciones cognitivas”, explica Patri Psicóloga.
Atención plena
Otra cosa que podemos hacer para encontrar ese momento de tranquilidad y de conexión con nosotros mismos son actividades que requieran una absoluta concentración como yoga, meditación o mindfulness. De ese modo nos centramos solo en aquello que estamos haciendo y nos olvidamos durante un rato de todo lo demás.
“La meditación, dibujar mandalas, respirar, practicar alguna afición que requiera atención plena…cualquiera de estas tareas favorece la plasticidad neuronal. Es decir, que el cerebro siga aprendiendo y que se mantenga joven. La plasticidad favorece el aprendizaje y la adaptación”, nos explica Patri Psicóloga.
El cuidado personal
Es cierto que tenemos nuevos roles y responsabilidades que nos abruman a ratos, pero seguro que podemos buscar un hueco para cuidarnos, ¿qué tal una mascarilla hidratante? ¿o una manicura francesa? ¿o tal vez probar un tutorial para rizarte el pelo o maquillarte de una manera diferente?
Para estos momentos de cuidado y belleza podemos optar por nuestro baño, teniendo todo lo que necesitamos ordenado y a mano en nuestro armario o crear un tocador de belleza en un rincón de la casa donde pongamos los objetos personales de aseo, un espejo y una buena luz.
“Estar a solas con nosotros, sobre todo en el caso de las mujeres, nos lleva a cuidar nuestra piel, nuestro cuerpo, nuestro pelo, incluso la mente. Solemos dedicarlo al aseo y cuidado personal. Ahora no podemos salir a darnos un masaje, pero sí lo dedicamos a una buena ducha, a la manicura, a disfrutar de un té a solas, a leer…. A pesar de que somos seres sociales, el autocuidado, el equilibrio emocional y el respeto hacia uno mismo pasan por pasar tiempo con uno mismo. Creemos este placer durante estos días y tratemos de mantenerlo después de los días del confinamiento” señala Patri Psicóloga.
Cocinaterapia
Cocinar diariamente todas las comidas puede ser una carga más del confinamiento, pero si nos gusta cocinar podemos verlo como una actividad que nos permita disfrutar de un delicioso tiempo con nosotros mismos.
Podemos “apropiarnos” durante un buen rato de la cocina para cocinar un plato o un postre especial para disfrutarlo luego en familia. Además de conseguir un momento de tranquilidad y desconexión haciendo algo creativo, será un pequeño acontecimiento familiar que romperá la rutina de todos.
Si entre semana no tenías mucho tiempo para dedicar tiempo a la cocina estos días festivos son ideales para hacerlo con más detalle y mimo. Pon tu música favorita, y cocina algún plato más elaborado para los que no normalmente no tenemos tiempo.
Creatividad
Otra forma de disfrutar un rato contigo mismo es a través de la creatividad. Y esto puede ir desde cosas sencillas como enmarcar una foto , hacer una pequeña manualidad para un rincón de tu casa, hasta más sofisticadas como pintar con acuarela u óleo, o hacer una nueva creación con tu máquina de coser. Estos días las superficies de trabajo en casa están muy solicitadas, con un carro, mesa auxiliar o cajas podrás tener a mano y listo todo lo que necesites sin entorpecer el funcionamiento de la casa.
Estos momentos de creatividad son mágicos porque nos abstraemos de todo, disfrutamos haciendo algo que nos gusta y nos genera autoestima.
‘‘Ahora es más importante que nunca, dedicarte ratitos para ti solo, decidir estar a solas y dedicarte tiempo es un signo de autoestima, de saber que eres merecedor de ese tiempo, de que tienes derecho a cuidar de ti porque tú lo vales”, apunta Patri Psicóloga.
Disfrutar del silencio
Por último, estar un simple rato en silencio puede ser la mejor terapia para encontrarnos con nosotros mismos.
“Estar a solas contigo tiene muchos beneficios, entre los que destaca la mejora de la percepción sensorial, cuando acallas un sentido, como es el del sonido, eres capaz de percibir con más intensidad el olfato, el tacto, la vista, si por ejemplo estás leyendo. Leer en silencio es un placer enorme” apunta Patri Psicóloga.
Vía Ikea
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