Muchas series se han visto afectadas por la crisis del coronavirus, entre ellas ‘Patria’, la adaptación de la novela de Fernando Aramburu por parte de HBO que promete ser la obra definitiva sobre ETA hasta ahora. No ha sido el caso de ‘La línea invisible’, una miniserie para Movistar+ que también gira alrededor de la banda terrorista vasca y en la que encontramos detrás a Mariano Barroso, quien ya se marcase un gran tanto el año pasado con ‘El día de mañana’.
El estreno de ‘La línea invisible’ estaba inicialmente previsto para el 17 de abril, pero Movistar+ decidió adelantarlo al día 8 del mismo mes, realizando además una premiere online que permitirá ver a todo el mundo sus dos primeros episodios de forma completamente gratuita. Seáis o no clientes de la plataforma, os animo a echarle un vistazo, ya que estamos ante un estupendo retrato de los orígenes de ETA.
Un thriller pausado
Lo primero que conviene dejar claro sobre ‘La línea invisible’ es que estamos ante un thriller en el que la carga política queda supeditada a cómo funciona para motivar las acciones de sus protagonistas, pero sin en ningún momento convertirlo en aquello sobre lo que gira todo. Aquí lo importante son los personajes, en especial los que están interpretados por Álex Monner y Antonio de la Torre.
Por ello, Barroso se toma las cosas con calma y no quiere convertir ‘La línea invisible’ en un thriller vibrante, sino en un relato más pausado que nos permita entender mejor qué fue lo que hubo detrás del primer asesinato de ETA. Ahí habría sido muy fácil demonizar a los miembros de la banda, pero lo que era entonces la organización distaba mucho de lo en que acabaría convirtiéndose y se percibe un gran interés en centrarse únicamente en ese momento histórico y no en ofrecer un retrato viciado por lo que vino después.
Eso da pie a que se nos muestren las divergencias internas sobre iniciar o no la lucha armada, pero no se entra a las bravas en ello, tomándose la figura de Txabi Etxebarrieta desde un enfoque más humano. Todo apuntaba para él hacia una prometedora carrera como profesor antes de que la semilla de la necesidad de liberar al pueblo vasco germinase en su interior. Ya no había vuelta atrás, sobre todo tras una enfermedad sufrida por su hermano, y poco a poco vamos viendo cómo gana importancia dentro de ETA.
El guion de Michel Gaztambide y Alejandro Hernández sirve para sacar todo el partido a un evento clave dentro de la historia española del siglo XX que hasta ahora no había parecido interesar demasiado a las obras de ficción. En ‘La línea invisible’ se nota el interés en ofrecer un retrato histórico fidedigno, pero sin que ello suponga acercarse más de lo necesario a lo documental, percibiéndose en todo momento un gran interés en que la serie funcione como thriller a todos los niveles.
Eso lleva a un acabado técnico de primer nivel -me funciona especialmente la fotografía de Marc Gómez del Moral para equilibrar el interés histórico con el enfoque buscado- en el que sobresale el preciso trabajo de todos los implicados. Todo ello nunca quita la sensación de que la gran dificultad de la serie ha estado en cómo contar la historia, siendo ese el motivo por el que ha tardado tanto en salir adelante.
Estupenda en todos los sentidos
Más atrás apuntaba que ‘La línea invisible’ no está contaminada por aquello en lo que se convirtió ETA, ya que a mediados de los 60 no dejaba de ser un grupo muy reducido de personas que principalmente funcionaban a modo de resistencia frente a la represión franquista. Incluso se nos muestra el nulo resultado que tenía optar por las huelgas y como hizo parecer como casi imposible -ojo al matiz de casi- cualquier solución que no estuviera asociada al asesinato.
Ahí ‘La línea invisible’ brilla a la hora de captar la personalidad de su protagonista, alguien incluso dispuesto a “liberar” a la mujer de la que está enamorado al entender que el bien mayor lo requiere. El soberbio trabajo de Monner reflejando cómo ese idealismo inicial no deja de pervertirse hasta que toma una decisión irreversible es vital para conseguirlo, como también lo es que los métodos utilizados por el policía interpretado por un estupendo De la Torre no son precisamente limpios.
A fin de cuentas, era una época en la que no era tan fácil distinguir entre los buenos y los malos, aunque la serie sí se permite un pequeño inciso en el magnífico quinto episodio para jugar con al mismo tiempo con la pureza de un personaje y la inevitabilidad de lo que va suceder, mostrando así un lado diferente al singular thriller que propone. Es entonces cuando todo se precipita y la serie da ese paso adelante en todos los sentidos.
Hasta entonces había sabido captar bien que detrás de ese crimen no dejaban de estar personas con un deseo lógico y humano que optaron por tomar la peor de las vías para conseguirlo. Con todo, la propia serie nos recuerda que lo que era entonces ETA, incluso cuando se dio ese paso irreversible, no tiene nada que ver con aquellos en lo que sería pocos años después. Y es que esta no es una historia sobre el odio pese a sus trágicas consecuencias.
Otra prueba de ello son otras tramas secundarias que enriquecen ‘La línea invisible’ en lugar de convertirse en una distracción. Pienso por ejemplo en el embarazo del personaje de Anna Castillo o la enfermedad del que tiene el rostro de Enric Auquer. Contar con dos de los mejores actores del cine español sin duda ayuda a ello, pero al final la clave está en que potencian ese toque más humano del relato sin desequilibrarlo.
En resumidas cuentas
‘La línea invisible’ es una de las mejores series de Movistar+ hasta ahora, ya que no hay nada en ella que desentone y además consigue abordar una problemática historia real con tacto pero sin miedo a jugar con el thriller para convertirlo en algo aún más emocionante. A ello ayuda el estupendo trabajo de todos, tanto los que están delante de las cámaras como los que no llegamos a ver en pantalla.