La importancia de las estrellas de cine ha decaído durante los últimos años en beneficio de las franquicias. Un actor puede arrasar en taquilla con determinadas sagas pero luego estrellarse repetidas veces cuando busca demostrar su valía en otros proyectos. Esto se ha agudizado con el auge del cine de superhéroes, siendo éste el que lanzó al estrellato a Chris Hemsworth tras convertirse en el Thor de Marvel.
Ahora tiene una nueva oportunidad de demostrar su valía en ‘Tyler Rake’, un potente thriller para Netflix que tiene su mayor virtud en las brutales escenas de acción que hay a lo largo de su metraje. Sin embargo, esta ópera prima del hasta ahora director de especialistas Sam Hargrave no quiere incidir en la violencia de forma exclusiva y plantea un arco de redención para su protagonista que nunca termina de ser igual de estimulante que su faceta más primaria.
Sencilla y al grano
‘Tyler Rake’ cuenta la historia de un mercenario que tiene que rescatar al hijo de un criminal, pero todo se complica y se obligado a poco menos que hacer frente a un ejército para intentar completar su tarea. En lo puramente argumental no hay mucho que rascar del guion de Joe Russo, ya que todo funciona mejor cuando más espacio deja a la acción y a que Hargrave demuestre todo lo que aprendido en estos años como especialista.
De hecho, la necesidad de dar un fondo moral al personaje interpretado por Hemsworth se queda siempre en tierra de nadie. No es ya que resulte previsible, es que simplemente está planteado de tal forma que era necesaria una conjunción entre puesta en escena -en lo puramente dramático se puede hablar en el mejor de los casos de un trabajo funcional por parte de Hargrave- y actuación -Hemsworth estaba mucho más suelto y creíble en la tortura interior que sufría en ‘Vengadores: Endgame’ que aquí- mucho más medida si se deseaba conseguir el impacto dramático buscado.
Por suerte, es cierto que la película arranca incidiendo en ello, pero luego se va dosificando en lugar de convertirse en una parada demasiado recurrente que podría agotar la peculiar diversión que ofrece una película como ‘Tyler Rake’: la sobredosis de violencia unida a unas intensas escenas de acción. Desde el momento del secuestro, mostrado de forma seca y contundente, queda claro que Hargrave no se va a andar con tonterías, pero no es hasta la llegada de una salvaje persecución cuando se ponen todas las cartas encima de la mesa.
Hargrave echa ahí mano del recurso del falso plano secuencia para meterte de lleno en una secuencia que busca al mismo tiempo el exceso y un relativo realismo. Digo relativo porque uno puede ver dónde sucede cada corte a poco que preste atención, pero es aquí donde la reacción del espectador ante ‘Tyler Rake’ va a marcar al resto de la función: te puedes dejar llevar y disfrutar del violento espectáculo con un impresionante trabajo en la coreografía de la acción o simplemente centrarse en buscar el truco.
Otros aspectos de ‘Tyler Rake’
El resto del metraje se convierte en una combinación de momentos más relajados, necesarios para no saturar al espectador y también para dar algo más de entidad dramática al conjunto, en especial a la relación entre mercenario y el joven rescatado -aviso, no esperéis nada muy elaborado, que al final viene a ser una extensión del trauma que sufre el personaje de Hemsworth que le lleva a importarle tres pimientos seguir o no con vida-, y más escenas de acción en las que se busca un nivel de intensidad similar a la anterior.
Por el camino hay algunos detalles curiosos como la aparición de David Harbour o todo lo relacionado al chaval que se propone impresionar al gran villano de la función y tiene entre ceja y ceja a nuestro protagonista. No son aspectos que la película trabaje demasiado, porque al final lo que importa más es ser una especie de actualización de cierto cine de acción que dominó Hollywood durante los años 80 y que lleva tiempo en franca decadencia, en parte por el ya mencionado auge de los superhéroes.
Lo que sí conviene aclarar es que ‘Tyler Rake’ no es una película que estilice o se regodee más de la cuenta en cada brote violento, ya que Hargrave busca en todo momento ciertos grises morales que se trasladan también en parte al tratamiento visual de las imágenes. Aquí la violencia no se celebra, pero sí que se lleva al límite. Nadie es inmune a las balas por muy bien entrenado que esté y eso es algo que se capta bien en imágenes, añadiendo así una muy agradecida dosis de tensión a todas esas secuencias.
Por su parte, Hemsworth cumple sin brillar. No es un papel que requiera tanto de él, es verdad que hay cierta evolución respecto al típico héroe de acción, pero luego esa es la parte menos interesante de ‘Tyler Rake’ y el actor australiano tampoco hace nada especialmente bien para potenciarlo. Eso sí, tiene la presencia y resulta más que creíble como tío duro con la capacidad de hacer frente a cualquier tipo de peligros.
En resumidas cuentas
‘Tyler Rake’ es un buen pasatiempo que brilla cuando se entrega a la acción. A su manera no deja de ser una versión más depurada del cine de acción de los 80 con gran estrella al frente del reparto. Un tipo de película que ya apenas se hace en Hollywood y que por ello se siente casi como un soplo de aire fresco.