El FBI y el Departamento de Seguridad Nacional acusaron este lunes a China de intentar hackear informes sobre el desarrollo de una vacuna y un posible tratamiento para enfrentar el coronavirus, poco después de que Beijing amenazara con represalias a Washington que restringió los visados a los periodistas de esa nacionalidad.

Según fuentes del FBI, el gigante asiático estaría utilizando a sus espías y hackers más experimentados para robar los datos recabados por Estados Unidos sobre el desarrollo de una vacuna.

Una decena de países comenzaron a hacer uso de piratas informáticos en busca de información sobre la forma en que otros países están combatiendo el virus, según el diario local The New York Times, que cita a varios altos cargos estadounidenses que afirman Beijing está tratando de hacerse con “propiedad intelectual de gran valor sobre vacunas y tratamientos mediante métodos ilícitos”.

El Gobierno estadounidense tiene intención de emitir una acusación formal esta misma semana, que se centrará en el robo cibernético por parte de “actores no tradicionales”, en línea con las afirmaciones del presidente, Donald Trump, quien culpó a China de ser el origen de la pandemia y de sacar beneficios, posteriormente, del virus.

Mike Pompeo

Mike Pompeo

El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, aseguró que existe un gran número de pruebas de que el virus proviene de un laboratorio de Wuhan, ciudad a la que se le atribuye el origen del brote.

Las agencias de Inteligencia, no obstante, dicen no haber llegado a una conclusión al respecto, pero han indicado que las pruebas apunta a que el origen del brote se encuentra en un mercado de animales salvajes de Wuhan, lo que contradice las afirmaciones de la Casa Blanca.

Poco antes, en otro roce diplomático entre ambas potencias, el gobierno chino instó a Estados Unidos a revertir “inmediatamente” el límite a los visados de periodistas aprobado la semana pasada y amenazó con tomar medidas de represalia.

Así lo anunció el vocero de la cancillería, Zhao Lijian, quien condenó en rueda de prensa la medida que calificó como un ejemplo de “opresión política”, según la agencia de noticias Xinhua.

El viernes, el Departamento de Seguridad Interior de Estados Unidos anunció un límite de 90 días para los visados de periodistas chinos, alegando como razón la “represión del periodismo independiente” en el gigante asiático, informó la agencia de noticias DPA.

Washington expide para los periodistas extranjeros visados para el período de un año, que al vencerse permite al periodista permanecer en el territorio estadounidense durante un tiempo indeterminado, a condición de que continúe trabajando para el medio que solicitó el permiso.
Desde el viernes los chinos están exceptuados de esta norma.

“Condenamos y nos expresamos en contra de estas acciones de Estados Unidos que suponen un aumento de la presión política sobre los medios chinos”, afirmó el diplomático a la prensa.

Denunció que Estados Unidos desde hace mucho tiempo toma nuevas medidas para ejercer presión sobre los medios chinos, basándose en los principios de los tiempos de la “guerra fría” y los prejuicios ideológicos.
“Si Washington no da marcha atrás”, Beijing “tomará medidas”, advirtió Zhao.

Así, el gobierno de Trump volvió a elevar las críticas a China, país al que ya había recriminado la expulsión en marzo de varios periodistas de periódicos estadounidenses, a los que un mes antes, el gobierno de Estados Unidos había calificado como agentes extranjeros a cinco medios públicos chinos.