Difícilmente un hincha de Instituto que supere los 30 años no recuerde a Roberto “el Gato” Barragán. A fines de julio de 1996 el delantero se convertía en el tercer refuerzo que Juan José López había traído a la Gloria luego de las llegadas de Ariel Macia y Cristian Manfredi.
Meses atrás la había “descosido” en un 4-0 que los chaqueños le propinaron a los albirrojos en Alta Córdoba y fue así que los directivos tomaron nota de su nombre y su teléfono. Tras arduas negociaciones, el futbolista terminó dando el sí ya que entendía que con 26 años estaba dando un paso grande en su carrera.
En honor a la verdad, a Barragán no le fue del todo bien en Instituto: jugó 36 partidos en aquella temporada y apenas marcó dos goles, el primero de ellos de penal ante San Martín de Tucumán.
Macia, Manfredi, Barragán y Cabrera durante una pretemporada (Foto: Archivo / La Voz).
Luego de ese tanto estuvo 30 fechas sin convertir, pero el día en que volvió a hacerlo todo el estadio coreó su apodo en el Monumental. Fue en un 2 a 2 ante Estudiantes de Caseros, una tarde en que Pedro “Perico” Ojeda fue infantilmente expulsado y a Instituto se le escapó un triunfo que tenía en el bolsillo.
¿Qué pasó para que un delantero que había marcado un montón de goles en Chaco se ganara esa ovación de los hinchas gloriosos siendo que acá no le salieron las cosas como pensaba?
El propio Barragán lo cuenta: “Yo siempre lo atribuí a que era una persona que dejaba la vida en la cancha. Si tenía que ir a trabar con la cabeza lo hacía. Vine al club en un momento difícil, se acababan de ir varias figuras como José Celiz y Oscar Dertycia. Igual soy consciente de que las cosas no me salieron bien”.
Sobre aquel tanto, este diario publicó las siguientes frases el día posterior al partido: “Fue impresionante el festejo que se desató entre los jugadores de Instituto y el cuerpo técnico cuando convirtió el gol Roberto Barragán. El derechazo del “Gato” puso fin a 30 fechas de abstinencia y a la impaciencia del público, que le pedía un gol a gritos. Todos, con la sola excepción del arquero Roberto Cabrera, fueron al banderín de uno de los corners a saludar a Barragán. ¡Ah! El festejo de Juan José López, que lo “bancó” siempre, también fue muy especial”.
Barragán gritando con alma y vida su gol ante Estudiantes de Caseros (Foto: Archivo / La Voz).
Un cordobés más
El nacido hace 48 en Junín conoció a una cordobesa durante su paso por Instituto y tras su retiro se instaló con ella en nuestra ciudad.
“Hace 24 años que estoy viviendo en Córdoba. Es una ciudad que siempre te enamora. Y hace casi una década que trabajo en una pinturería. De mis seis hijos hay cuatro que viven conmigo acá. Ellos son de Instituto”, le dijo “el Gato” a Mundo D.
Claro está que no todo fue color de rosas para Barragán. “Se decían muchas pavadas, que vívia de joda con ´Perico´ y jamás fue así”, precisó el exfutbolista que también tuvo pasos por Tigre, Juventud Antoniana, Luján de Cuyo y Sarmiento de Junín.
Barragán se fue a Juventud Antoniana tras su paso por Instituto, en donde apenas pudo marcar dos goles (Foto: Archivo / La Voz).
Y por su falta de goles, también ligó algún que otro insulto en Alta Córdoba: “Es normal que eso pase. Igual estoy agradecido de por vida con la gente de Instituto. Me bancaron mucho. Yo vivía en Sucre y Lucero, a cinco cuadras de la cancha. Nunca sufrí un reproche en la calle. Sé que no me fue bien, pero fue un club que me marcó”.
Su vida hoy está bastante alejada del fútbol. Juega con amigos, pero no más que eso. “Ya ni a la cancha voy. Fui a ver al equipo de Darío Franco y Paulo Dybala. Pero vi tanta gente llorar con Ferro y San Lorenzo que desde ahí no fui más”.
Así luce Barragán hoy, el goleador que no tuvo suerte de cara al arco en Instituto.
“El Gato” prefiere quedarse con los buenos recuerdos. Como el de esa tarde en el que rompió una racha de 30 partidos sin alegrías: “Me emocionò de una manera tremenda que la gente cante el `olè olè olè, gato, gatooo`. Mis viejos también lloraron como dos chicos ese día. No me lo olvido más”.
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