Alcanzado el ecuador de la 68° edición del Festival de San Sebastián, una de las más complicadas y extrañas de toda su historia, debe resaltarse antes que nada la gran labor del personal del certamen para que la cita donostiarra esté desarrollándose con relativa normalidad, sin contratiempos y aplicándose escrupulosamente las medidas de seguridad sanitarias impuestas por el Gobierno. Medidas que exigen paciencia y control por parte de los espectadores pero que no impiden disfrutar del cine en pantalla grande.
En relación a lo puramente cinematográfico se percibe que el festival ha bajado algún peldaño en cuanto a la calidad de su programación con respecto a pasadas ediciones (por otra parte, algo previsible dada la situación de la industria este año), aunque ello no menoscabe la cuidada selección que José Luis Rebordinos y su equipo han elaborado para la ocasión.
Hasta el momento, son pocas las obras verdaderamente reseñables que han podido visionarse, pero en su mayoría las películas exhibidas mantienen un correcto nivel que bien justifican su presencia en un festival de clase A como es el Zinemaldia. En lo concerniente a la Sección Oficial han de destacarse la francesa ‘Passion Simple’, la española ‘Akelarre’ y la danesa ‘Druk’.
‘Passion Simple’
La primera se trata del quinto largometraje de ficción de la realizadora libanesa Danielle Arbid, un minucioso acercamiento a la pasión y el deseo femeninos.
Arbid consigue una turbadora atmósfera para mostrar la enfermiza obsesión de una profesora universitaria que pierde el control de su vida personal y profesional al sentir atracción física y sentimental por un diplomático ruso menor que ella con el que tiene una aventura secreta, un desaforado deseo que irá in crescendo hasta el punto de descuidar a su hijo pequeño.
Hay en esta adaptación de la novela homónima de Annie Ernaux diversos apuntes de género que no habrían de obviarse, como los roles que caracterizan a los amantes, el juego de posesión y control, el concepto de infidelidad o la diferencia de edad de los personajes protagonistas.
Aunque la directora de ‘Peur de rien‘ (2015) abunde en secuencias eróticas y la mayor parte del metraje la ocupen los encuentros carnales entre los dos amantes habría ablepsia si no se es capaz de ver más allá de lo sexual en esta estimulante propuesta que presenta la liberación de una mujer de sus compromisos sociales como fémina y madre entregándose a la búsqueda del placer tanto físico como sentimental. ‘Passion Simple’ se beneficia, además, de la intensa actuación de Laetitia Dosh, pura dinamita en pantalla.
‘Akelarre’
Con el foco puesto en el feminismo también se encuentra ‘Akelarre’, película en la que el cineasta argentino Pablo Agüero muestra la caza de brujas acontecida en el País Vasco a principios del siglo XVII. Lo hace a través de un despiadado juez obcecado por juzgar y matar a mujeres jóvenes que puedan haber tenido contacto con Lucifer y seis chicas de pueblo acusadas por sus juegos en el bosque, los cuales son tildados como obra del Diablo.
Agüero, que ya compitió en Donosti con ‘Eva no duerme‘ (2015) filma una obra atmosférica que utiliza el misterio, la duda y lo místico para formar una lúgubre fábula donde la oscuridad gana terreno a la esperanza, y la represión a la mujer y la lucha de estas por salvarse de la tiranía patriarcal y religiosa son el eje principal.
Esta coproducción entre España, Francia y Argentina, que está inspirada en las memorias del juez francés de la época Pierre de Lancre, muestra la sororidad entre las adolescentes para conseguir salir indemnes de los varones que las juzgan y a unos hombres empeñados en dictaminar como diabólico que las chicas puedan bailar o cantar libremente. Su potente final quita el aliento.
‘Druk’ (‘Another Round’)
Por otra parte, el danés Thomas Vinterberg sigue analizando los lugares más oscuros de su país natal tras obras como ‘La caza‘ (2012) y ‘La comuna‘ (2016).
En ‘Druk’ nos cuenta la crisis existencial de cuatro profesores de instituto que deciden probar si es real el estudio de un filósofo noruego que afirma que es beneficioso el consumo de alcohol diario, dado que los organismos nacen con un déficit del 0,05% de esta sustancia. Así, el alcohol (droga aceptada socialmente) sirve como vehículo de escape de estos hombres cuya infelicidad y aburrimiento caracterizan sus vidas.
Kierkegaard, la angustia de ser libre y el temor al vacío y la responsabilidad sobrevuelan en este filme que exhibe otra memorable actuación de Mads Mikkelsen. La otra cara del estado de bienestar narrada con buen pulso y eficacia por un veterano creador en plena forma.
Otros títulos fuera de competición
Fuera de Sección Oficial se exhibió ‘Days’, uno de los mejores títulos del año, presentado en la sección Zabaltegi-Tabakalera después de su paso por la Berlinale. El director y guionista malayo Tsai Ming-liang compone con su reconocible estilo un poema en imágenes sobre una historia de amor imposible entre dos hombres arrasados por la enfermedad y la soledad a través de largos planos (en su mayoría estáticos) y sin apenas diálogos (los pocos que hay no se subtitulan por decisión del artista).
Un filme doloroso, cargado de sensibilidad y con una precisión que estremece. El tiempo discurre de forma distinta en el cine Ming-liang y la belleza de sus imágenes son únicas. Su visionado en cines es imprescindible.
Por último, y no por ello menos importante, resaltar el segundo largometraje del japonés Akio Fujimoto, la hermosa y triste ‘Along the Sea’. La trama sigue a tres jóvenes mujeres vietnamitas que viven y trabajan en Japón sin permiso de residencia, siendo víctimas de la trata de personas.
Sus días transcurren grises por el peso del duro trabajo y la distancia que las separa de sus familias, pero siguen adelante gracias a la esperanza de ahorrar dinero y construir un futuro mejor. Cuando una de ellas enferma tendrán que enfrentarse a nuevas dificultades. De nuevo la sororidad es clave en esta cinta en la que Fujimoto dignifica a sus protagonistas sin trampas narrativas. Su último tercio, de tempo mucho más lento y ya centrado en una de las tres jóvenes, logra poner el foco en donde otras películas pasan de largo, en la soledad y miedo interior del personaje sin subrayados ni moralejas.
Pese a la incertidumbre generada por los casos de contagios y fallecimientos por la COVID-19 en nuestro país y el resto del planeta, además de los confinamientos que han comenzado a decretarse, aquí en San Sebastián seguiremos en las salas unos días más dialogando con las obras que retratan el mundo tan complejo que vivimos. Diálogos, eso sí, con la mascarilla puesta.