El Gobierno de España ultima en estos momentos la Ley General de Comunicación Audiovisual cuyo anteproyecto lanza hoy a audiencia pública, trámite en el que se busca la opinión de los titulares de derechos afectados por una normativa. Con esa ley había especial atención por si entraba en juego la llamada “tasa Netflix”, que obligaría a las plataformas de streaming a financiar RTVE.

Pero finalmente, en este anteproyecto no se toca la Ley de financiación de la televisión pública. Lo que sí que hace es equiparar los nuevos servicios audiovisuales, las OTTs como Netflix, HBO y Amazon Prime Video, en las obligaciones de las televisiones tradicionales que operan en nuestro país en tres ámbitos: publicidad, producción europea y protección de la infancia.

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Si bien en cuanto a la publicidad en principio no afectaría a las SVOD (otra cosa son los modelos AVOD como Youtube y Pluto), lo que sí que se va a pedir desde el gobierno es la implantación de medidas de verificación de edad. Teniendo en cuenta que muchas de las plataformas tienen ya incorporado un pin parental, es una medida que “tardía”.

5% para el cine y un 30% de catálogo europeo

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Así que básicamente la gran novedad de esta Ley General de Comunicación Audiovisual es obligar por ley a que realicen algo que ya la mayoría estaban haciendo: financiar obra europea. Eso sí, más en concreto al cine. La norma afecta a todos los operadores que tengan sede en España y los que sin estar aquí provean servicio en nuestro país y que facturen más de diez millones de euros.

Las cifras y los destinos varían según si la facturación es superior o inferior a 50 millones de euros, pero lo que coincide es un 5% de financiación a obra europea (o a conservación de fondo), de la cual un 70% debe dirigirse a productores independientes. Lo cual abre un melón ya que en la práctica muchas de las productoras “independientes” están participadas por cadenas y otros proveedores, lo que le quita ese factor.

Además, el catálogo de las plataformas deberá tener al menos un 30% de material europeo, la mitad de lo cual debe ser en cualquiera de las lenguas españolas.

Una incógnita que se abre es cómo la entrada de Netflix y compañía en este juego de financiación de cine afectará precisamente a las ventanas de distribución. Según destaca El País, el sector cinematográfico va a querer tirar para casa, considerando que esta inversión debe ser a películas que vayan a salas como primera ventana, negándose a la negociación en caso contrario.