‘HIT’ se estrenó en La 1 el pasado 21 de septiembre con un episodio que no arrasó en audiencias -1,6 millones de espectadores y un 10,2% de cuota de pantalla-, pero desde entonces demostró una fortaleza envidiable, nunca bajando de los 1,4 millones de televidentes o el 8% de share. Puede que no sean cifras espectaculares, pero sí demuestran que ha existido un interés constante hacia una producción que inicialmente parecía casi un thriller de instituto para a la hora de la verdad ser más un drama de corte pedagógico.

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Por ahora no hay noticias de una posible segunda temporada, y lo cierto es que podría decirse que la historia ya ha contado la historia que nos quería transmitir tras ver el final de la primera emitido anoche. Como era de esperar tras el cliffhanger que nos había dejado el penúltimo episodio, ‘HIT’ ha elevado la intensidad en su despedida, sin que eso supusiera en ningún momento traicionar el camino que había ido recorriendo la serie.

Con el camino claro

Escena Hit

Una cosa estimulante de ‘HIT’ es que no ha tenido problemas en abordar diferentes problemas asociados a la adolescencia, porque es cierto que luego a veces pudiera recurrir a soluciones fáciles para problemas complejos, pero es que su interés estaba más en ir haciendo crecer poco a poco a los personajes en lugar de dar respuestas definitivas a lo que planteaba.

Eso ha repercutido en cierta superficialidad que ha afectado a la resolución de la historia de varios de los estudiantes cuando su viaje ha llegado a su fin al descubrir que habían conseguido aprobar. Sin embargo, no ha sido así siempre, porque con otros sí se ha conseguido una mayor sensación de profundidad fruto de haberse trabajado más su evolución. Sea cual sea el caso de cada uno, lo esencial era cerrar arcos de personajes y por ahí ‘HIT’ ha cumplido en el final de su primera temporada.

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Eso sí, en todo momento ha quedado claro que el propio HIT y Lena eran los dos grandes ejes de la serie. Con el primero desde el principio se supo no convertirle en un ideal de la educación aunque sus ideas fueran por esa línea, ya que luego hemos ido viendo que el propio personaje interpretado con solvencia indiscutible por Daniel Grao estaba repleto de problemas que él mismo comprendía, aunque eso no suponía que fuese a ser capaz de superarlos.

Y es que HIT puede ser muy bueno en lo suyo, pero luego sigue exhibiendo cierta inmadurez, en parte por la tragedia que se culpa por no haber sabido evitar pero también por detalles como querer irse sin llegar a despedirse. No voy a decir que los guiones de la serie fueran impecables marcando su camino, pero sí que nunca decayeron y que la aportación de Grao resultó esencial para sostener la serie en ciertos momentos.

Por su parte, Lena podía haber sido condenada al papel de villana que ella misma acaba asumiendo, pero la serie de la jugó cuando ganó presencia el hecho de haberse liado con un profesor del instituto, un tema que ‘HIT’ supo abordar de forma lo suficientemente certera para que no fuese un exceso dramático pero tampoco una mera excusa que funcionase como motor de las motivaciones del personaje interpretado por una Carmen Arrufat llamada a convertirse en una de las grandes actrices del cine español.

Efectiva

Uno de los grandes logros de la serie ha sido ir haciendo más humano al personaje sin que eso supusiera sacrificar esos rasgos más negativos con los que había captado nuestra atención en los primeros episodios. Y es que sus compañeros iban evolucionando pero ella seguía resistiéndose, lo cual la llevó a tomar la drástica decisión de intentar suicidarse. De nuevo, la serie tocando temas espinosos pero sabiendo hacerlo con tacto en lugar de sensacionalismo para intentar impactar al espectador.

Y es que sí, ‘HIT’ tiene un claro componente pedagógico tanto para sus personajes -el claro paso siguiente sería que Hugo no fuese ya una solución específica y que pasase a idear él un plan de estudios que se saliera de lo convencional- como para el espectador. Eso la hace más valiosa al formar parte de la programación del ente público, pero más importante aún es que es algo que se procura hacer con un sentido y sin caer en subrayados innecesarios más de lo debido.

Por lo demás, en lo visual y técnico la serie ha optado por mantener lo que ya vimos en el primer episodio. Ahí no ha habido una evolución destacable, pero es que era algo que le venía bien a ‘HIT’. De normal se consigue un clima más peculiar en lugar de ofrecer un acercamiento neutro a la vida en un instituto y cuando todo se descontrola, aunque sea momentáneamente, ayuda a dar ese toque vibrante que tan bien funcionó entonces y que luego se ha ido dosificando.

En resumidas cuentas

Tengo claro que ‘HIT’ no juega en la misma liga que otras series españolas recientes como ‘Antidisturbios’ o ‘Patria’, pero eso no quiere decir que sea una propuesta despreciable, ya que el equipo detrás de la serie, liderado por Joaquín Oristrell, sabe muy bien lo que intentaba hacer y, con sus peros, acaba triunfando en ello.