El 6 de agosto de 1945, a las ocho y cuarto de la mañana, la bomba atómica Little Boy cayó sobre la ciudad de Hiroshima. 140.000 personas murieron ese día. Tres días después, en Nagasaki, otra bomba atómica acabó con la vida de unas 80.000, incluyendo algunos refugiados del bombardeo de Hiroshima.
Japón entró en un absoluto terror por la guerra nuclear que ha afectado a decenas de miles de creadores a lo largo de las décadas: ‘La tumba de las luciérnagas‘, ‘Hiroshima‘, ‘En este rincón del mundo‘, ‘Lluvia negra’, ‘Hadashi no Gen’ o ‘Pies descalzos’ son solo algunas de las obras influenciadas por este ataque, uno de los más truculentos de la historia de la humanidad.
Y de ese miedo también nació Godzilla, como se suele decir. Pero no fue algo inmediato: su origen tiene que ver, paradójicamente, con King Kong. Puede que los más jóvenes no sepan que, en una época sin Netflix, DVD ni VHS, para volver a ver los grandes clásicos, se volvían a estrenar. Por ejemplo, ‘Cenicienta’ se estrenó en 1950 y tuvo reestrenos en 1957, 1965, 1973, 1981 y 1987, para captar nuevo público. La maquinaria del capitalismo, siempre bien engrasada.
‘King Kong‘, original de 1933, tuvo su cuarto reestreno en 1952, coincidiendo con la desocupación estadounidense de Japón, y entre el público que fue a verla estaba un cincuentón que había hecho cine propagandístico durante la guerra y al que ahora le costaba encontrar trabajo: Eiji Tsuburaya.
Al terminar de ver la película, Tsuburaya, experto en efectos especiales, pensó en una película japonesa de monstruos gigantes titulada (bueno, más que un título era una sinopsis con la que ha pasado a la historia) ‘La ballena fantasmal que vino del mar a atacar Tokyo’…
Pero no encontró nadie que quisiera comprarla: nadie la veía viable. No fue hasta el éxito en Japón de ‘La bestia de tiempos remotos’ que Tomoyuki Tanaka, un productor de 43 años, pensara en rodar otra obra de reptiles enormes, ‘El monstruo gigante de 20.000 millas bajo el mar’, en la que un dinosaurio despertaba debido a una bomba de hidrógeno y atacaba Japón. ¿Os suena?
Mientras estaban pensando esta y otras posibilidades, el 1 de marzo de 1954 un barco pesquero llamado Dragón Feliz 5 navegaba cerca de las islas Marshall, donde Estados Unidos estaba haciendo un ensayo nuclear. El polvo nuclear subyacente invadió el barco y los 23 pescadores tuvieron que estar internados en centros especializados, donde uno acabó muriendo.
Este incidente empezó un movimiento antinuclear en el país del Sol Naciente y las hasta entonces locas ideas de Tanaka, Tsuburaya y un director que había trabajado con Akira Kurosawa llamado Ishiro Honda, se juntaron. La película pasó a llamarse ‘Proyecto G’ (siempre alerta está).
En la versión original del guion, el doctor Yamane vivía en una mansión oscura y llevaba una capa y de Godzilla solo se sabía… que podría mover las orejas al encontrar un peligro, porque, en vez de ser un terrible monstruo, es un simple animal enorme motivado por el hambre, que no lanza rayos radiactivos ni nada por el estilo.
Finalmente, ni ‘Proyecto G’, ni ballena fantasmal ni monstruo gigante bajo el mar: Ishiro Honda cogió todas las ideas, las mezcló con las suyas y filmó un milagro llamado ‘Godzilla‘ (‘Gojira’, 1954), conocida en España como ‘Japón bajo el terror del monstruo‘. Y después de ‘Godzilla’, claro: ¿qué hacemos con este éxito?
Toho, la productora, nunca tuvo muchos remilgos en aprovecharlo hasta lamer la tapa del yogur: hay un total de 36 películas de Godzilla, cuatro americanas y 32 japonesas, pero pudo haber habido muchas más, desde producciones en 3D hasta extrañas ideas que mezclan la religión con los monstruos.
Hoy vamos a repasar algunas de los encuentros más locos, las películas más llamativas y los conceptos más increíbles que jamás podremos ver, por un motivo o por otro. Bienvenidos a las películas jamás realizadas de Godzilla, rey de los monstruos.
‘Los monstruos del volcán’
Cuando ‘Godzilla’ llegó a los cines americanos, no fue en su versión original intacta como se exigiría hoy en día, sino con un remontaje que quitaba 40 minutos y añadía otros 20 en los que Raymond Blurr interpretaba a un periodista que daba una visión americana del ataque de Godzilla en Japón.
Y como tuvo éxito, la secuela, ‘Godzilla contraataca’ pretendía estrenarse de la misma manera: usando metraje de los monstruos pero intercalándolo con otro guion made in USA titulado ‘Los monstruos del volcán’.
Este guion convertía a Godzilla y su enemigo de turno, Anguirus, en dos dinosaurios sin poderes (un tiranosaurio y un anquilosaurio), y Toho, que estaba deseosa de exportar su cine al mercado internacional a toda costa, incluso modificó los trajes de los monstruos y los envió a América para que pudieran rodar metraje alternativo a su gusto. Pero no busquéis ‘Los monstruos del volcán’ en ningún sitio: no llegó a existir.
La productora que se iba a encargar de ello, AB-PT Pictures Group, cerró, y los trajes se perdieron para siempre, como si del disfraz de Espinete se trataran. ¿Significa esto que la secuela de ‘Godzilla’ nunca llegó a los cines americanos? Sí, lo hizo, pero con otra perspectiva incluso más errónea que la de ‘Los monstruos del volcán’: Hugo Grimaldi, director de un bodrio de serie Z llamado ‘Humanoides asesinos’, guionizó la película redoblándola y convirtiéndola en ‘Gigantis, the Fire Monster’.
Lo habéis adivinado: “Gigantis” era el nuevo nombre de Godzilla en Estados Unidos, con la convicción de que un nuevo monstruo haría más taquilla y se vendería mejor que una secuela de una película de éxito. Para sorpresa de nadie, no triunfó.
‘¿La novia de Godzilla?’
Las dos primeras películas de ‘Godzilla’ habían sido un éxito rotundo para Toho, así que pensaron que la tercera parte era el momento de dar un giro a la franquicia. Y menudo giro: ‘¿La novia de Godzilla?’ presentaba a un doctor loco que construía un robot gigantesco con la forma de su hija adoptiva que lucha contra Godzilla y Anguirus.
Al final, tras una lucha a la que se unen también un camaleón enorme y un Archaeptorix, Godzilla descubre que no puede vencer a la hija-robot gigante con su aliento atómico, así que continúa el paso lógico: se enamora de ella y se la lleva, desnuda, a una cueva. Ew.
Pero, ¡oh! ¡El amor duele! La hija-robot había sido todo el tiempo una bomba de hidrógeno y hace explotar el centro hueco de la Tierra donde vive Godzilla. Ah, sí, en la película se iba a presentar que Godzilla vive en el centro hueco de la Tierra, donde el doctor loco, ya que está, se enamora de una sirena. Las relaciones a distancia nunca funcionan, y esta película tampoco: prefirieron filmar, con razón, ‘King Kong contra Godzilla‘.
“Continuation: King Kong vs Godzilla”
‘King Kong contra Godzilla’ fue un rotundo éxito, y la saga solo iba subiendo en taquilla. Que a Kong le llevaran a luchar con Godzilla atado a cuatro globos no importaba: la gente quería más. Los productores de Toho, ávidos de un producto de calidad (pero sobre todo, de tener más dinero) trataron de rodar una secuela directa titulada, en un alarde de imaginación, ‘Continuation: King Kong vs Godzilla’.
Las sutilezas, a otro. Pero claro, ¿cómo continuarla? En la película anterior, Kong conseguía vencer a Godzilla. El combate está resuelto, ¿no? Para nada. No hay que preocuparse: los restos del monstruo aparecen preservados por las bajas temperaturas de la Bahía de Sagami.
Mientras tanto, Kong persigue a un grupo de aventureros que han rescatado a una niña que estaba bajo su protección en la isla. Kong llega a Japón, dispuesto a romper todo lo que pille hasta que la encuentre, así que Godzilla es resucitado gracias a la electricidad y se pegan. Pero ay, el día siguiente la niña se monta en un avión y Kong, amiga date cuenta, no deja que se vaya y la persigue insistentemente, destruyendo el aeropuerto a su paso.
Al final, Godzilla y él se enfrentan, justo cuando un volcán entra en erupción. Entre los dos salvan a la niña y quedan enterrados por la lava. En 1963, los productores decidieron que este argumento era un poco absurdo y repetitivo y querían intentar nuevas cosas realmente imaginativas. Así nació la idea de ‘Frankenstein contra Godzilla’.
‘Frankenstein contra Godzilla’
Por un lado, ‘Continuation: King Kong vs Godzilla’. Por otro, ‘Frankenstein contra el vapor humano’. Ninguna de esas películas estaba llegando a ninguna parte, así que decidieron hacer un crossover. Godzilla y Frankenstein, pero no Boris Karloff, no: en versión niño-monstruo gigantesco.
Veréis: resulta que dos doctores están viendo las consecuencias de la bomba de Hiroshima en los supervivientes cuando se encuentran con un pequeño niño que no es ni más ni menos que… ¡El monstruo de Frankenstein reencarnado, que mantiene el corazón mutado por la radiación de la bomba atómica!
Claro, con un corazón así, el niño-monstruo crece muchísimo y, ante el terror de que empiece a comerse personas, sacan a Godzilla del hielo donde está atrapado y les ponen a pelear cerca del Monte Fuji. Al final, un volcán (sí, otro volcán) entra en erupción y traga a Frankenstein, mientras que a Godzilla se le lleva el río. Al final, esta película acabó convirtiéndose en ‘Godzilla contra los monstruos’ por un lado, y ‘Frankenstein conquers the world’ por el otro, ambas para ver y no creer.
No sería la última vez, por cierto, que intentaran mezclar un personaje americano con Godzilla: en los 60 hubo un proyecto para coger al Batman de Adam West y ponerle a darse tortazos con el monstruo gigante, pero no llegó a nada. Tristemente.
‘Tokyo S.O.S: La estrategia suicida de Godzilla’
Dentro de las películas nunca filmadas de Godzilla, esta es una de las que dan más pena por su potencial. ‘Tokyo S.O.S: La estrategia suicida de Godzilla’ presentaba un nuevo monstruo llamado Chamelegon con la habilidad de volar, ser invisible y lanzar frecuencias ultrasónicas, que encima estaba controlado por una raza alien. Mejor no se puede poner la cosa.
La trama empieza cuando un hombre entra en la habitación del primer ministro japonés y le dice que es el mensajero privado de la gente Estrella de Titán de la Galaxia 23, y se dirige a él porque quieren comprar Japón como el que compra fresas en el supermercado. Se niega, claro, y poco después Gigan, otro de los clásicos enemigos de Godzilla, vuelve a Japón a pelearse con Godzilla acompañado del susodicho Chamelegon.
En esta época, Godzilla había pasado a ser un defensor de Japón en lugar de una amenaza pero, al ser invisible, parece que Godzilla no protege a la gente cuando pega a Chamelegon, sino que está destruyéndolo todo como lo hacía antiguamente.
Como acto preventivo un tanto exagerado, los humanos dejan ciego a Godzilla dando sin querer vía libre a los extraterrestres para destruir Japón. Godzilla, aún estando ciego, hace de Daredevil y consigue parar sus malvados planes utilizando el sonido como referencia. La “estrategia suicida” del título tampoco la vemos por ningún lado, pero el márketing es lo que tiene.
‘Super Godzilla: el mensajero furioso de dios’
A finales de los 70, la franquicia de Godzilla estaba empezando a oler a rancio. Pocos estaban interesados ya en un monstruo al que tanta secuela estaba sentando mal. Los encargados de la saga encargaron entonces a varios autores de ciencia ficción punteros que pensaran en historias alternativas para revivir la saga.
La más curiosa fue la de Yoshio Aramak: ‘Super Godzilla: el mensajero furioso de dios’, que transformaba el origen de Godzilla y daba una vuelta completa al sentido de la saga. En este tratamiento, Godzilla ya no fue creado por una bomba atómica, sino por una raza de formas de vida galáctica que experimentaron con los dinosaurios hace millones de años y le crearon, dejándolo en suspensión animada para el futuro.
Corte al susodicho futuro: estamos en los entonces lejanos años 80, al borde de la III Guerra Mundial, y los aliens vuelven a la Tierra tratando de advertir a los seres humanos y causándoles alucinaciones y pesadillas con las luces de su nave espacial. Godzilla, que ahora es un dios malévolo de la destrucción que puede lanzar las mismas luces de la nave espacial por los ojos, está controlado por un humanoide dorado y luminoso creado por los aliens que se hace llamar (ojo) Jesús, Hijo de Dios.
No, no habéis leído mal. Las naciones se unen para acabar con Godzilla y con Jesús, que sube a lo más alto de las pirámides de Giza, en Egipto, para proyectar en el cielo cómo podría acabar la humanidad si sigue por estos derroteros. Al terminar, Godzilla se convierte en una esfinge y Jesús sube a los cielos en una escalera de luz. ‘Evangelion‘ y Los Javis no inventaron nada.
‘Un Godzilla espacial’
¡Godzilla se muere de diabetes! Al menos así empieza ‘Un Godzilla espacial’ (no confundir con SpaceGodzilla, que llegaría quince años después), que aunque nunca se hizo como película sí llegó a cómic. Resulta que al investigar los órganos internos de Godzilla, descubren que realmente es una criatura alien inteligentísima llamada Rozan, que viene del Planeta Godzilla (una vez más, la imaginación no era lo suyo), y que lo que tiene no es diabetes, sino que está embarazada de su cría.
Godzilla (o Rozan, como quieras llamarle) se marcha en un cohete para dar a luz en su planeta natal. Allí, Rozan, su marido Kunin y su hijo Lilin se enfrentan a una raza alienígena, los sunerianos. Como para quejarnos de Marvel.
‘Godzilla 3D’
En los años 80, Hollywood y Japón pensaron que pelillos a la mar, quién se acuerda de Hiroshima y Nagasaki, y se pusieron manos a la obra para llevar a Godzilla a América bajo el prisma de Steve Miner, el productor de ‘Viernes 13’, ‘La última casa a la izquierda’ y director de ‘Halloween H20’ o las dos primeras secuelas de Jason Voorhees.
Toho lo aprobó y Miner empezó a buscar apoyo en Hollywood para su epopeya, para la que hizo un póster conceptual: Godzilla lanzando su aliento atómico en el Golden Gate. Y en 3D, que era lo que se llevaba en la época porque en el cine, como en la moda, todo vuelve.
En la trama, un meteorito haría lanzar una bomba nuclear a un satélite por equivocación, y de las horribles mutaciones creadas en el océano por esa bomba nuclear saldría, claro, Godzilla. Al final, Godzilla llegaría a San Francisco y empezaría la destrucción habitual, que intentarían parar con la ayuda de unos misiles soviéticos.
Godzilla jugaría con los tranvías, iría a Alcatraz, destruiría a espías comunistas y acabaría tragándose un misil lanzado por su único amigo, un niño llamado Kevin, al que, con su último aliento, salvaría de una muerte segura. Miner nunca consiguió los 30 millones de presupuesto que pedía porque nadie quería dar tanto dinero a “una película infantil”.
‘Godzilla vs King Kong’ (1990)
La última película de Godzilla en el Japón de inicios de los 90 salió de un concurso en el que cualquiera podía dar la idea y desarrollarla. Ganó un dentista llamado Shinichiro Kobayashi (al que, por cierto, le modificaron el guion hasta dejarlo irreconocible), pero ni por esas ‘Godzilla contra Biollante’ pasó de ser una mediocridad. Toho necesitaba algo nuevo… O viejo. ¿Y si hacían un remake de su película más taquillera, ‘King Kong contra Godzilla’?
Buenísima idea. A nadie se le ocurrirá lo mismo dentro de treinta años, pensaron. En ‘Godzilla contra King Kong’, Kong se enamoraría de una joven científica que después le convertiría en un cyborg. Pero los 90 ya no eran los 60, y Universal y Turner no quisieron vender los derechos de Kong para hacer un despropósito como este (sobre todo teniendo reciente su propio despropósito, ‘King Kong 2’).
Toho se tuvo que aguantar, y en su lugar trataron de rodar ‘Godzilla contra Mechani-Kong’, el monstruo robótico que coprotagonizó ‘King Kong se escapa’ en 1967 y que venía directo de ‘The King Kong show’. Al final terminaron desechando por completo la idea. No. Nunca harían un remake de ‘King Kong contra Godzilla’. Menuda idea de bombero. Ejem.
‘Godzilla’ (1994)
El fracaso de Steve Miner no paró a la industria Hollywoodiense, siempre sedienta de nuevos proyectos e ideas originales. En este caso, fue TriStar la que, contratando a los guionistas de ‘Aladdin’, consiguió terminar un guion en 1994 que dirigiría Jan de Bont, recién salido de petarlo con ‘Speed’.
De Bont pidió 120 millones de dólares para hacerla a su gusto. No los consiguió y mandó esta versión de ‘Godzilla’ al cubo de la basura. Una pena. El guion completo está disponible online, pero es una versión que se desmarca del resto de las estadounidenses: Godzilla es el héroe.
Más concretamente, un guardián creado por una raza antigua para proteger la Tierra de un malvado alien llamado Gryphon, capaz de copiar las formas y poderes de su presa. Como Ditto en ‘Pokémon’ o La Cosa en ‘La Cosa‘. Es normal que quisiera cambiar de cuerpo, porque el suyo era el de un gato gigante con las alas de un murciélago y dos serpientes como lenguas.
Los dos monstruos acabarían luchando en –dónde si no- Nueva York, y aunque Godzilla parece perder al principio, termina venciendo a Gryphon y se marcha, mientras sus amigos humanos (ya sabéis, esa subtrama a la que nadie habría hecho ni caso) le despiden desde la orilla. Al final, el proyecto pasó a manos de Roland Emmerich, que decidió empezar un guion desde cero. Y ya sabemos cómo acabó eso.
‘Godzilla 2’
A nadie se le escapa que la película de Emmerich de 1998 tenía vocación de saga (y cuerpo de peli de tarde anémica) pero, aunque fue un éxito de taquilla, la gente no quería una secuela y salía del cine, de hecho, queriendo irse a su casa a llorar bajo una manta. Una pena, dado que ya estaba planeada con ánimo de trilogía. Y, francamente, tenían mucha mejor pinta que lo que sí llegamos a ver.
En ‘Godzilla 2’, Niko Tatopoulos (Matthew Broderick) y el bebé Godzilla superviviente tendrían un vínculo emocional y cuidarían el uno del otro. Años después, ese bebé estaría crecido y tendría a su cargo otro Godzilla adolescente. Ambos, junto a un grupo de humanos, se enfrentarían a un grupo de insectoides gigantes en Australia, que secuestrarían a Nick y sus amigos.
La lucha final tendría lugar ante las cámaras emitiendo en directo para todo el planeta, que se toma a Godzilla como un protector. Aunque esta continuación no se llegó a realizar, ‘Godzilla: la serie’, que duró 40 episodios, cogió ideas de este guion en sus dos temporadas. Algo es algo.
‘Godzilla 3D to the Max’ (2008)
Vale, ‘Godzilla’ había fracasado y la secuela no se haría jamás, pero los productores americanos estaban seguros de que había un monstruo de los huevos de oro. En 2007 volvieron a intentarlo y se lanzaron a tratar de rodar otra película, esta vez directa para IMAX y en 3D (porque, como os hemos dicho antes, las modas en el cine son cíclicas); ‘Godzilla 3D to the Max’, de unos 40 minutos de duración.
Yoshimitsu Banno, que cuarenta años antes dirigió ‘Godzilla contra Hedorah’, se encargaría de rodar, con actores americanos, una historia en la que se presentaría a un nuevo monstruo, Deathla, que despertaría a Godzilla en las cataratas del Iguazú y se pelearía con él desde México hasta Las Vegas.
Toho, que tenía los derechos de distribución en Japón, tardó en aprobar el presupuesto, y la película fue perdiendo interés. Para que os hagáis una idea, se tendría que haber estrenado el 12 de septiembre de 2007 y la aprobación del presupuesto no llegó hasta… 2008. Al final, todos decidieron dar esta versión del monstruo de lado para centrarse en el ‘Godzilla’ de Legendary Pictures que vio la luz en 2014. Y el resto ya os lo sabéis.
‘Godzilla vs Gamera’
No querría cerrar este repaso a algunas (el artículo sería interminable si cubriese todas) las películas que nunca se hicieron de ‘Godzilla’ sin nombrar una de las que más ilusión habrían hecho a los fans irredentos del lagarto gigante de hacerse realidad: el crossover con la otra gran franquicia de monstruos japonesa: Gamera. Es una historia tristemente corta, eso sí.
En 2002, Kadokawa, la propietaria de los derechos de Gamera, se acercó a Toho con la propuesta del crossover, pero lo dieron de lado. Fin de la historia. Sin embargo, treinta años antes sí llegaron a enfrentarse en una obra teatral que se representó durante diez días en el que el actor original de Godzilla, Haruo Nakajima, se volvió a meter en la piel del personaje. Posiblemente nunca les lleguemos a ver juntos peleando en la gran pantalla, pero tampoco creímos que habría una adaptación digna de ‘King Kong contra Godzilla’. Eh. Quién sabe.
En el cine todo es posible.