Uno de los más aspectos más llamativos de que varias películas pensadas inicialmente para lanzarse en salas acaben estrenándose en Disney+ es que no todas ellas han recibido el mismo tratamiento. Por un lado, para poder ver algunos títulos como ‘Mulan’ o ‘Raya y el último dragón’ hubo que pagar una cantidad adicional, pero con las obras de Pixar se ha optado por dárselas sin coste adicional a los suscriptores. Ese fue el caso de ‘Soul’ hace unos meses, lo mismo que va a suceder con ‘Luca’ a partir de este viernes 18 de junio.
Seguro que en Disney manejan motivos de peso para ese trato diferente a las cintas de Pixar, pero dentro del propio estudio animado detrás de maravillas como ‘Del revés (Inside Out)’ o ‘Up’ no puede decirse ha gustado demasiado esa decisión. Por mi parte, no tengo problema en reconocer que hubiese preferido poder ver ‘Luca’ en pantalla grande, pero eso no quita que sea una película refrescante en la que se agradece que Pixar abrace la sencillez y no quiera ser más que un estupendo pasatiempo con un bonito mensaje.
La sencillez por encima de la ambición
Es cierto que la premisa de ‘Luca’ invita a pensar en un relato mucho más ambicioso. A fin de cuentas, que dos niños que también son monstruos marinos vivan un verano en tierra firme podría ser la base para una historia con muchas más aspiraciones de la que realmente tiene, ya que lo cierto es que no deja de ser una película sobre la amistad y aceptar al diferente. Tengo claro que eso le va a parecer poco a algunos espectadores, pero es que en este caso tampoco hace falta más.
A su manera, el conflicto de ‘Luca’ recuerda un poco al de ‘Cómo entrenar a tu dragón’, ya que aquí la gente del pueblo siente un odio absoluto hacia los monstruos marinos y no conciben nada más allá de hacer todo lo posible por acabar con ellos si surge la ocasión. En el caso de la mejor película que Dreamworks nos ha dado hasta ahora, la amistad que surge entre un humano y un dragón servía para articular una aventura inolvidable, mientras que aquí se opta por ir desarrollando esa amistad sin que los protagonistas dejen que nadie sepa su secreto.
Esto lleva a que ‘Luca’ potencie la vertiente más aventurera de Pixar, dejando de lado sus pretensiones más adultas para incidir en el efecto que tiene en su protagonista el hecho de relacionarse con humanos, algo que tenía tajantemente prohibido. Con esto no quiero decir que sean lo mismo, pero a su manera recuerda un poco a ese tono más ingenuo y ligero de la primera ‘Toy Story’, quizá potenciando un poco más ese lado más encantador que tan bien ha sabido desarrollar el estudio a lo largo de los años.
Como una brisa de aire frío en una ola de calor
La diferencia es que aquí no se busca tanto llegar al lado más débil de las emociones del espectador de lo habitual en el estudio. Ahí Pixar siempre ha demostrado una gran habilidad para impactar en las emociones de un sector del público más o menos importante, pero no es menos cierto que tocaba reinventarse de alguna manera. Puede que ‘Luca’ no llegue a ser eso, pero sí es esa corriente de aire fresco que tanto agradeces cuando te estás muriendo de calor en uno de los días más calurosos de verano.
Eso no quita para que seguramente provoque las lágrimas en algunos espectadores, siendo evidentes los momentos de la película más pensados para ello. Sin embargo, su presencia es mucho más reducida y no deja de ser una consecuencia natural de todo lo que había ido proponiendo el guion de Jesse Andrews y Mike Jones hasta entonces. De hecho, hay algo de efímero en todo lo que propone ‘Luca’ que en otros casos podría jugar en su contra, pero aquí favorece el hecho de verlo como un lejano recuerdo de juventud, algo idealizado en nuestra memoria, pero no por ello menos estimulante.
Y es que es cierto que la película firmada por Enrico Casarosa busca transmitir lo inolvidable que va a ser ese verano para Luca y, en menor medida, el resto de personajes, pero hay algo en la forma de abordar la historia que lo convierte más en una sucesión de vivencias para descubrir el lugar de uno mismo el mundo. Pero hace esto sin caer en ningún momento en lo trascendental, algo habitual en el último cine de Pixar, para intentar encontrar un enfoque más genuino.
Obviamente, no hay nada dejado al azar en ‘Luca’, y sus intenciones son más evidentes en su tramo final, pero su apuesta por la ligereza le sienta de fábula, ya que, hasta cierto punto, ayuda a que uno mismo se refleje en el protagonista sin necesidad de ser italiano o un monstruo marino. Además, todo lo que les rodea funciona bien, desde aquellos personajes con una función más cómica hasta los que sirven como antagonistas.
El primer gran logro de la película es lo fácil que resulta dejarse llevar, consiguiéndolo casi sin que uno se percate de ello. A eso le añadimos un gran acabado visual, sabiendo sacar partido a su ambientación en la Riviera italiana, unos estimulantes diseños y unos personajes con corazón pero sin caer en el subrayado excesivo. Sí que quizá le falta ese punto adicional para dejar una huella mayor en la memoria, pero es que realmente tampoco aspira a ello en ningún momento, por lo que pocos reproches se le pueden poner por esa vía.
En resumidas cuentas
No creo que ‘Luca’ aparezca en posiciones privilegiadas en muchas listas de las mejores películas de Pixar, pero sí que es una en la que el bagaje entre intenciones y resultados está más cerca de ser impecable. Es entretenida en todo momento, logra dotar a los personajes y la historia del encanto que requieren para que nunca se sientan intrascendentes y te deja con buen sabor de boca al acabar de verla. Puede que no sea una maravilla y tampoco la mejor película animada de lo que vamos de ello -ese honor sigue perteneciendo a ‘Los Mitchell contra las máquinas’-, pero obras así también hacen falta.