El cuento de hadas escrito por Charles Perrault ha conocido varias encarnaciones en la gran pantalla a lo largo de los años. Especialmente popular es la versión animada de Disney estrenada en 1950, estando todavía bastante reciente su notable adaptación en imagen real protagonizada por Lily James a las órdenes de Kenneth Branagh hace apenas seis años.
Eso no fue impedimento para que Sony diera luz verde a una idea de James Corden para volver a llevar esta historia a la gran pantalla. Al menos ese era el plan, ya que la ‘Cenicienta’ liderada por Camila Cabello finalmente llegará de forma directa a Amazon Prime Video el próximo viernes 3 de septiembre. Yo ya he tenido la oportunidad de verla y no puedo decir que haya quedado muy satisfecho con ella.
Sin rumbo claro
La película escrita y dirigida por Kay Cannon, conocida por su participación en la saga ‘Dando la nota’, opta por dar un toque más moderno a la historia. En términos de ambientación sí que se respeta que esté situada en un modelo de sociedad que hace mucho dejamos atrás, pero es como ella misma asumiera que un relato así resulta anacrónico, por lo que no ha dudado en alterar todo lo que ha creído conveniente para conectar con cierto sector del público.
¿Qué quiere decir exactamente eso? Por lo pronto que aquí no importa demasiado el conjunto, viéndose a la legua a dónde van a llevar todos los desvíos argumentales que propone Cannon, como lo bien que puedan lucir las situaciones puntuales, incluso las reacciones de los personajes, sobre todo de la protagonista, dentro de una escena.
Ahí la película confunde lo chispeante con lo irritante, casi como buscando lo mucho que puede llamar la atención un momento puntual de la película en caso de querer usarlo para la campaña promocional en redes sociales. Poco importa la coherencia en la actitud de los personajes según su posición dentro de la historia, en especial por parte de la propia Cenicienta. Valga como ejemplo el momento en el que muestra su lado más respondón ante el mismísimo rey interpretado por Pierce Brosnan.
Poco que celebrar
Y es que una cosa es ofrecer una versión descarada con un enfoque más feminista de la historia y otra mezclar cosas sin que haya una continuidad real entre ellas. Eso lleva a que Cannon jamás termine de dar con un tono que otorgue unidad a su conjunto, confiando más de la cuenta en la aportación de los actores y lo colorida que es visualmente la película como grandes fuerzas motoras.
Alrededor de eso encontramos una selección de versiones de famosas canciones en las que parece haber primado más su popularidad que encontrar algún tipo de armonía entre ellas o porque encajen realmente bien en esa situación concreta. Conexión temática claro que hay, pero sin hacer grandes esfuerzos más allá de eso.
Al menos en el reparto sí hay un poco de luz, pues el desparpajo que Cabello aporta a su personaje se siente como genuino. No es culpa suyo lo mal enfocado que está el personaje desde el guion, algo que la lastra, pero no impide que sea de lo mejor de la función. Aparte de ella, Brosnan sí que sabe dar ese punto jocoso pero sin excederse al rey. Del resto, mejor olvidarnos -sobre todo de un Corden que es la ejemplificación perfecta de cómo ‘Cenicienta’ confunde lo chispeante con lo irritante-, que, por ejemplo, el gran talento vocal de Idina Menzel está poco menos que al servicio de la nada.
En resumidas cuentas
‘Cenicienta’ opta por ofrecer un enfoque más moderno del cuento de hadas, una idea atractiva sobre el papel que a la hora de la verdad da pie a musical festivo que acaba resultando irritante a poco que no entres de forma absoluta en lo que propone. Que habrá quien la disfrute no lo dudo, pero también que muchos acabarán espantados, porque una cosa es transmitir un buen mensaje para los tiempos que corren y otra aceptar cualquier cosa para hacerlo.