‘La asistenta’ (‘Maid’) arranca con una huida. Con su hija en el coche, sin sitio donde ir y sin blanca, nuestra protagonista empieza a ser consciente de que lo difícil no es el hecho de escapar de un sitio abusivo, sino no terminar de nuevo en la casilla de salida.
Basada en las memorias de Stephanie Land, Molly Smith Metzler da forma televisiva a la historia de una chica que deja a su abusivo novio y, en pro de poder dar de comer y tener un techo para ella y su hija, empezará a trabajar como limpiadora en casas. Todo esto mientras verá que todo parece remar en su contra.
El que en la escritura y producción haya gente de ‘Shameless‘ (también está John Wells) se nota. No es que estemos ante una dramedia gamberra precisamente, pero sí que hay un modo de narrar las desventuras de Alex (Margaret Qualley) que recuerda a las crónicas de los Gallagher. Sobre todo en esa lucha para ser tenida en cuenta en un sistema entre cuyas rendijas ya te has colado y es difícil labrarse el porvenir esperado.
Una magnífica interpretación de Margaret Qualley
Claro, que tiene también mucho que ver el material de partida. Las memorias de esta Stephanie Land, que vierte en Alex gran parte de una experiencia vital más que dura. Dura, pero bonita gracias al cristal optimista y la dosis de resiliencia que desprenden una protagonista que solo quiere tener una vida algo mejor de la que tiene.
Esto se apoya en una excelente interpretación por parte de Margaret Qualley, que logra aterrizar y definir perfectamente los matices de su personaje. Hay una naturalidad impresionante en cada gesto que transmite cierta alegría ante la adversidad. Hablando en plata: hace un papelón. También notoria está su madre (real y en la ficción) Andy MacDowell, que empapa cada escena en la que sale.
‘La asistenta’, ante todo, es muy consciente de lo que está hablando. Aunque veamos a Alex dejarse la piel y siendo anonadada limpiando casas mientras espera en poder ir a la universidad, esta serie no se queda en un “trabaja duro y todo saldrá bien”. A lo largo de sus diez episodios somos testigos de lo complicado que puede llegar a ser salir de una situación tanto de pobreza económica como afectiva.
Esto lo explora tanto a un nivel emocional con lo difícil que es cortar lazos incluso cuando estos hacen daño; como a un nivel legal. En este último sentido vemos no solo procesos legales indescifrables (es muy ilustrativa la escena de la primera vista por la custodia) si no tantas trabas que impiden avanzar a cualquiera que quiera, simplemente, salir de pobre.
Los matices de la realidad
Gran mérito tiene el equipo de guionistas, que capitaneado por Molly Smith Metzler hace un trabajo estupendo a la hora de que todas las circunstancias que rodean a Alex se noten auténticas y verosímiles. Enemigos incluidos. El gran ejemplo lo tenemos con Sean (Nick Robinson), con esa doble cara que a veces resulta tan inquietantemente familiar y que te crees al dedillo por qué pasa todo lo que pasa.
En definitiva, ‘La asistenta’ es un drama tan soberbio como absorbente y delicado. Smith Metzler firma una joya que ha llegado a Netflix sin demasiado ruido pero que entrega diez horas resplandecientes.