A veces me cuesta creer que hubo una época (oscura, lo sé) de mi vida en la que madrugaba los sábados y los domingos para ver ‘Rurouni Kenshin, El Guerrero Samurai‘ en Canal+. Pero entonces vuelvo a ojear el manga, vuelvo a ver algún episodio u OVA de la serie y entiendo por qué. Porque es uno de los mejores manganimes que ha dado la titánica industria japonesa, porque es uno de los más influyentes y exitosos y porque marcó un hito en los noventa.
Kenshin es una serie que pone de manifiesto un fenómeno muy peculiar. Personalmente lo considero el anime que me hizo entrar en el universo otaku; la serie me llevó a comprar los tomos y el manga me llevó a querer descubrir otros mangas. ¿Por qué? ¿Por qué Kenshin y no los chorrocientos episodios de ‘La Familia Crece‘, todas las coletillas de ‘Bola de Dragón’, las interminables transformaciones de ‘Sailor Moon’ o el imperecedero opening de ‘Los Caballeros del Zodiaco‘? Me aventuraría a decir que estos animes que vi a edades algo más tempranas los consideraba como parte de la infancia, como parte de esa lista de dibus que seguía diariamente (siempre fuimos seriéfilos de alguna manera), a pesar de que tenían un estilo claramente distinto al resto pero común entre sí.
Fue Kenshin quien me abrió el apetito de saber, leer y ver más. Es curioso porque ‘Rurouni Kenshin’ es un shonen con todas las letras, un manga dirigido al público masculino y joven, con una estructura de villanos cada vez más fuertes que obligan a sus protagonistas a mejorar su técnica para seguir saliendo victoriosos. Vamos, el arquetipo de anime del que ahora huyo despavorida. Pero Kenshin tenía algo especial. Tenía una ternura y una emotividad muy presentes en la historia, y había periodos de la historia que casi encajaban más en el género del slice of life; de la cotidianidad.
Una serie histórica…
Kenshin solía ser Battosai el asesino, un implacable samurai que durante la Era Edo pone su katana al servicio de los Ishin Shishi, los patriotas de la restauración. Durante el Bakumatsu se convierte en un famoso y temido asesino, pero una vez llega la Era Meiji toma una determinación.
El personaje real en el que está basado Kenshin fue eliminado por la propia monarquía por la que había peleado, ya que le consideraban demasiado peligroso y despiadado; aquí, y por motivos que poco a poco se van descubriendo en la serie, decide no volver a matar nunca más. Se agencia una espada de filo invertido y vaga por ahí cual ronin.
La historia arranca en el año 11 de la Era Meiji, cuando Kenshin llega a Tokio y conoce a Kaoru, una muchacha huérfana y muy cabezota que regenta un dojo en peligro. Como no podía ser de otra forma, Kenshin ayuda y ella le ofrece quedarse hasta que le apetezca. Nuestro pelirrojo y afeminado protagonista quiere llevar una vida tranquila, pero desgraciadamente su pasado y su fama le ponen a él y a sus nuevos amigos constantemente en peligro.
…y emotiva
El contexto histórico (1880 aproximadamente) fue probablemente uno de sus grandes atractivos. Las tradiciones, los samurai y sus técnicas locas de lucha, las ciudades y pueblos rurales que visitaban y la cultura tradicional nipona en general no sólo eran llamativas de cara al éxito internacional, sino que también fue un factor importante para su éxito en casa.
Además de la ambientación, podría entrar a destacar la calidad del dibujo y la animación, los personajes icónicos y carismáticos que protagonizaban la historia y/o aparecían constantemente en la historia o de su humor tontorrón pero tremendamente efectivo que lograba arrancar unas cuantas sonrisas en cada episodio. Sin embargo, el otro factor que convierte a ‘Rirouni Kenshin’ en uno de los más memorables y especiales manganimes de la historia (#grandilocuencia) es su capacidad para la emoción.
Prácticamente todos los personajes de la serie (siempre existen esos terciarios accesorios que no necesitan profundidad) tenían un trasfondo dramático que movía sus acciones. Kenshin era el primero con un equipaje muy pesado, pero Watsuki encontraba siempre un elemento diferencial y sentimental que nos enganchaba a los personajes, sus dilemas y su dolor, villanos incluidos.
Las otras versiones de ‘Rurouni Kenshin’
Como decía, ‘Rurouni Kenshin’ fue un manga de Nobuhiro Watsuki publicado en Shonen Jump entre 1994 y 1999. Contó con 22 tomos en que posteriormente serían adaptados a un anime. Como es habitual en estos casos, la serie arrancó con el manga en marcha (1996) por lo que la historia pronto alcanzaría a la publicación, forzando que el estudio tomase una decisión. Afortunadamente, en el caso de Kenshin no decidieron hacer relleno como tal, sino que a partir del episodio 63 la serie tomó su propio rumbo y continuó con su historia hasta el final en el episodio 95.
En 1999, un año después de que finalizase la emisión del anime, el estudio DEEN produjo un OVA (episodios directos a vídeo) titulado ‘Tsuiokuhen’ (‘Recuerdos’ en España) que se centraba en los fragmentos del manga que relataban el pasado de Kenshin como Battosai y el origen de su cicatriz en forma de cruz. Este OVA contaba con diseño elegante y adulto y un tono oscuro y trágico; es recordado por la mayoría de fans como lo mejor que se ha hecho en animación sobre el personaje.
Tres años después se produciría otro OVA. ‘Seisohen’ adaptaba aquellos tomos finales del manga que quedaron sin contar y que concentra en poco tiempo la historia de Kenshin con otro de los grandes villanos de la historia, Enishi. Además de esto, la serie ha tenido una reciente adaptación a imagen real en una épica e impresionante trilogía (imprescindible para los que os guste Kenshin y/o los samuráis) y una película de animación de 1997.
Lo más reciente del personaje –obviando la reedición redibujada del manga para que Watsuki siga viviendo de su único éxito- fue un remake del anime que contaba la saga de Kyoto desde otro punto de vista, el de Misao. Así vendían las dos partes con las que contaba, pero lo cierto es que ‘Rurouni Kenshin: Kyoto Shin-Hen’ (2011) no aportaba demasiado y tenía una animación tan mediocre que pasó muy desapercibida.
En cualquier caso se entiende que sigan intentando sacar tajada de ‘Rurouni Kenshin’. Ha sido un anime indiscutiblemente influyente, exitoso internacionalmente y que sigue estando en los corazoncitos de aquellos que la vivimos en su momento, y como tal comprendo que quieran hacer partícipe (y absorber) a las nuevas generaciones.