El atractivo de algunas películas va más allá de lo puramente cinematográfico, siendo ‘Aguas profundas’ una de ellas. En su momento se habló mucho del romance que tuvieron Ben Affleck y Ana de Armas, sus dos protagonistas, el cual llegó a su final más o menos por la misma fecha en la que estaba previsto su estreno en cines.
Sin embargo, su lanzamiento se aplazó apenas un par de meses antes. Luego llegó el coronavirus, provocando un nuevo aplazamiento. Más tarde se quedó sin fecha de estreno y finalmente se descartó su llegada a las salas para lanzarse de forma directa en streaming -en Estados Unidos a través de Hulu, mientras que Amazon se quedó con ella en el resto del mundo- este viernes 18 de marzo. Yo ya he tenido la oportunidad de verla y este thriller erótico me da dejado algo frío.
Fallida
Precisamente otro de los grandes reclamos de ‘Aguas profundas’ es que se trata de la primera película dirigida por Adrian Lyne desde ‘Infiel’ en 2002, habiéndose ocupado previamente de títulos tan populares como ‘9 semanas y media’, ‘Atracción fatal’ o ‘Una proposición indecente’. Añadiendo a eso que su nuevo trabajo parte de una novela de Patricia Highsmith, todo apuntaba a un thriller juguetón de lo más entretenido, pero el resultado está más cerca de un telefilm de suspense venido a más que de cualquier otra cosa.
Hay dos grandes ejes sobre los que se apoya ‘Aguas profundas’. El primero es la relación abierta que mantienen sus dos protagonistas, que no deja de ser una excusa para que ella no le abandone a él. El segundo es la duda sobre la posibilidad de que él se vaya quitando de en medio a los amantes de ella, idea que puede parecer una broma de entrada pero que cada vez gana más consistencia.
El guion de Zach Helm (‘Más extraño que la ficción’) y Sam Levinson, creador de ‘Euphoria’, intenta equilibrar ambas opciones, pero potenciando al máximo el suspense alrededor de si el personaje interpretado por Ben Affleck podría ser o no un asesino. Tampoco es que hagan un trabajo brillante, pues al final solamente hay una opción realmente interesante, y así solamente consiguen aplazar el desengaño o quitar tiempo a la posibilidad de jugar con ello -que obviamente no iba a desvelar qué es lo que sucede.-. Un lose-lose de manual.
No engancha
Además, tampoco es que Lyne teja una tela de araña absorbente alrededor de este hecho, ya que a él parece que lo único que le motiva es utilizar al personaje de Ana de Armas como objeto de deseo, hasta el punto de que acaba desdibujándolo por completo, dejando así en nada lo cómoda que la actriz cubana se muestra en el personaje. De hecho, no es que sea una película mucho mejor, pero ella ya había explorado esa faceta de forma más satisfactoria haciéndole la vida imposible a Keanu Reeves en ‘Toc Toc’.
Algo más destaca Affleck, ya que ‘Aguas profundas’ se retroalimenta de lo bien que se manejó ese posible lado oscuro del actor en la muy superior ‘Perdida’, pero el retrato de su personaje también acaba siendo un tanto errático, convertido más en una herramienta para el relato -algo todavía más evidente con los insípidos personajes secundarios- que en alguien con voz propia.
Eso es algo que acaba afectando a la película a todos los niveles, siendo en su componente erótico donde está más cerca de hacer buenas sus promesas -tampoco esperéis nada revolucionario, pero sí mucho más picante de lo habitual en este tipo de producciones de Hollywood-. Pero en la parte de suspense no hay una atmósfera logrado o un guion que hile todo de tal forma que te tenga atrapado, ya que acaba siendo más probable que uno acabe aburrido que cualquier otra cosa.
En resumidas cuentas
‘Aguas profundas’ es una película discreta que sí es hasta cierto punto generosa en la parte erótica, pero como thriller no engancha. Además, sus personajes tampoco terminan de funcionar y su visionado llega a hacerse pesado cuando deberíamos haber encontrado aquí una propuesta juguetona que supiese exprimir el material de base.