Desde que en un ya lejano 1993 Rocky Morton y Annabel Jankel se aventuraron a trasladar las aventuras de Mario, Luigi y compañía en la indescriptible ‘Super Mario Bros’, la industria hollywoodiense ha intentado dar —de forma infructuosa en la mayor parte de las ocasiones— con la fórmula maestra que les permitiese adaptar un videojuego a la gran pantalla con el que satisfacer al fandom sin dejarse por el camino unos mínimos de calidad en términos cinematográficos.
La ristra de ejemplos con los que ilustrar estos patinazos es tan extensa como dolorosa, ya que incluye licencias tan jugosas como ‘Alone in the Dark’, ‘Doom’, ‘Hitman’, ‘Prince of Persia’ o ‘Far Cry’. Pero, como suele decirse, la práctica hace la perfección y, con el paso del tiempo, directores y guionistas han logrado dar forma a producciones como ‘Proyecto Rampage’, ‘Tomb Raider’ o ‘Un hombre lobo entre nosotros’; títulos que, pese a no ser redondos, reflejan una clara evolución en positivo.
En medio de este panorama, y después de protagonizar una polémica demencial relacionada con el diseño de su protagonista, ‘Sonic: La película’ sorprendió a propios extraños al transformar las aventuras del erizo azul en un largometraje familiar divertidísimo que, pese a no estar exento de puntos débiles, supo capturar la esencia de la mítica franquicia de Sega en un producto inusualmente solvente. Un logro que, dos años más tarde, ha repetido su secuela directa adoptando la premisa del “más, y aún más grande”.
Libres ataduras
Tal y como apuntó Ruben Fleischer durante una entrevista promocional de su notable adaptación de la saga ‘Uncharted’ protagonizada por Tom Holland, buena parte del problema de los estudios con el desarrollo de este tipo de cintas radica en su afán por recrear la experiencia original en un medio completamente diferente. La clave para salir con éxito de tamaña empresa es, en última instancia, tomar inspiración de los juegos y proyectarla sobre una narrativa lo más libre posible.
A pesar de que la llegada de juegos como el, en su momento, rompedor ‘Sonic Adventure’ de Dreamcast, añadió un extra de poso argumental al universo de la mascota de sega, ‘Sonic: La película 2’ —y, en consecuencia, su predecesora— se nutren de parten con la ventaja de abordar una franquicia más preocupada por brindar una buena experiencia plataformera y un notable diseño de niveles que por articular una historia sólida y compleja. Pero esto no se traduce en una mayor sencillez para llevar el filme a buen puerto.
Una vez superados el escollo y la necesidad de perfilar una historia de orígenes, Jeff Fowler se ha podido permitir expandir el el universo presentado en 2020 tirando de continuismo y añadiendo a lo que ya funcionó entonces un extra de acción, unos efectos visuales hipervitaminados y, lo que es más importante, un nuevo surtido de personajes extraídos con fidelidad de los videojuegos y una ración generosa de huevos de pascua que, sin duda, hará sonreír a los que crecieron dando saltos por Green Hill Zone con el mando las manos.
No es, en absoluto, necesario, que ‘Sonic: La película 2’ calque al dedillo diálogos, escenas y sets aparecidos a lo largo de la saga jugable. El largo actualiza protagonistas y situaciones a los tiempos que corren y al mundo real en el que se ambienta, pero son detalles presentes en su diseño de producción —los gadgets, vehículos y el mecha del Dr. Robotnik son maravillosos— o guiños como ver a Sonic absorber una burbuja de aire mientras está bajo el agua para poder respirar los que, integrados en la narrativa, dan el empaque necesario y hacen reconocible la fuente de origen.
Por supuesto, todo esto no quiere decir que estemos ante una pieza modélica. Aunque su sentido del humor, la factura de sus set-pieces, su empaque visual y la labor de un Jim Carrey que vuelve a estar desatado en su papel antagonista, eleven el conjunto por encima de la original, su guión adolece de una previsibilidad terrible —y de algún pasaje algo farragoso durante la mitad de su segundo acto— heredada de una estructura excesivamente plantillera que parece extraída directamente del libro ‘Salva al gato’ de Blake Snyder.
Pero, más allá de balances entre aciertos rotundos y decisiones menos afortunadas, si algo hay que reconocer de ‘Sonic: La película 2’ es su capacidad no sólo para alzarse como una de las mejores adaptaciones de videojuegos estrenadas hasta la fecha, sino para hacerlo evidenciando que libertad y fidelidad no son conceptos antagónicos mientras profiere amor por el material original** —y no hay más que echar un vistazo a su encantadora secuencia de créditos final para darse cuenta de ello—.