Que los tiempos han cambiado no es ninguna novedad. Si nos ceñimos al medio cinematográfico, los hábitos de consumo remodelados a raíz de la pandemia, además de inclinarse drásticamente hacia el streaming, han convertido la lucha por un trozo del pastel en la taquilla tradicional en una pugna encarnizada de la que cada vez menos títulos logran salir ya no con vida, sino con la cabeza alta.
Anomalías milmillonarias
Si nos fijamos en datos recientes, que un largometraje supere la barrera de los mil millones de recaudación en salas de cine se ha convertido en una anomalía. Desde que ‘Spider-Man: No Way Home’ reventase el box office internacional —actualmente ya suma 1.901 millones de dólares—, no ha habido un sólo producto de las grandes franquicias que se haya convertido en “billonario”, que dirían los estadounidenses.
Sin ir más lejos, la esperadísima ‘The Batman’ se encuentra actualmente en los 770 millones de dólares, filmes como ‘Morbius’ se han traducido en tremendos batacazos incapaces de llegar tan siquiera a los 200 millones —ha sumado 163, para ser exactos— e incluso el Universo Marvel se ha quedado a las puertas de los 1.000 millones con una ‘Doctor Strange en el multiverso de la locura’ que ha desembarcado en Disney+ con 950 millones de dólares cosechados en salas.
Pero, en este escenario, los alucinantes combates aéreos de ‘Top Gun: Maverick’ han roto con la dinámica, elevando la cinta de Joseph Kosinski como la gran singularidad milmillonaria de 2022. Pero, ¿qué factores han influido para que lo último de Tom Cruise haya detenido la rueda superheróica y haya depositado ya 1.024 millones de dólares en las arcas de Paramount? Voy a intentar arrojar algo de luz al respecto.
Consensos y expectativas
Puede que el primer y, discutiblemente, principal diferenciador que ha logrado elevar a ‘Top Gun: Maverick’ por encima de sus competidoras ha sido, simple y llanamente, las tremendas expectativas puestas sobre un proyecto que se ha hecho de rogar. Y con esto no me refiero únicamente a su naturaleza de secuela tardía alimentada por el clamor popular acumulado durante 36 años.
Además de su separación con el clásico de Tony Scott y los numerosos amagos de dar luz verde a la producción durante las últimas décadas, debemos tener en cuenta que la fecha original de estreno del largometraje se remonta a 2019. Desde entonces, su lanzamiento se ha pospuesto en innumerables ocasiones, incrementando el ansia del respetable que terminó acudiendo a los cines en masa tras su reapertura plena este 2022.
Pero, aunque los grandes estudios y la deriva de la industria puedan sugerirlo, las claves del éxito no se limitan bailes de fechas y equipos de marketing inspirados. La calidad del producto continúa siendo esencial para marcar la diferencia —no necesariamente para triunfar, tristemente—, y el caso de ‘Top Gun: Maverick’ no deja lugar para cuestionar que estamos ante un gran logro en términos cinematográficos.
Personajes cuidados, un uso y comprensión de la nostalgia perfectamente medidos, un libreto realmente emocionante y unas secuencias de acción espectaculares, orgánicas y a la vanguardia de la Meca del cine se han terminado traduciendo en lo que no temo calificar como “el blockbuster perfecto”. Un cóctel de ingredientes que han obrado el milagro de hacer coincidir a público y crítica sin prácticamente discusión.
Un simple vistazo a los porcentajes en RottenTomatoes —que sólo sirven como ejemplo orientativo y no deberían tomarse jamás como algo matemático— nos permite observar unos impepinables 96% y 99% de puntuación en crítica y público respectivamente. Dos porcentajes que poco tienen que ver con el 16% y 71% de ‘Morbius’ o el 74% y 85% de ‘Doctor Strange en el multiverso de la locura’.
¿Qué efectos prácticos ha tenido este consenso? Por parte de la crítica, generalmente dividida, 96 reseñas positivas por cada 100 pueden leerse por parte del público potencial como una señal de confianza; lo cual, probablemente, ha terminado atrayendo a indecisos a sus cines de cabecera. En lo que respecta al respetable, ese 99% apunta a un efecto boca a boca más efectivo que cualquier inversión millonaria en publicidad; y es que pocas cosas inspiran más confianza que una recomendación por parte de un conocido que, además, es de fiar.
El factor evento
Cerrando el círculo nos topamos con el que considero otro factor determinante para comprender el taquillazo de ‘Top Gun: Maverick’, y esa es su condición de “película evento”. Desde que comenzaron a aflorar detalles sobre su producción, en la que se apostó por lo práctico en contraposición a lo digital, y en la que la inmensa mayoría de planos están rodados en maniobras de vuelo reales llevadas a cabo por los propios actores, todos supimos que estábamos ante un título que debía verse en la gran pantalla.
Rodada en gran formato para ser proyectada en IMAX —lo cual puedo confirmar que ofrece una experiencia impagable—, nutrida con grandes estrellas como Tom Cruise y Miles Teller, con combates aéreos “reales”… grandes reclamos que, en última instancia, se han visto enriquecidos por el modelo de distribución del filme, que ha apostado por la experiencia cinematográfica desde el primer momento rechazando drásticamente su debut en streaming.
A fecha de hoy continúa siendo una incógnita cuándo llegará ‘Top Gun: Maverick’ a nuestros hogares, lo que incentiva su consumo inmediato en parte por las promesas de un show que no está concebido para ver en un televisor y, en parte, por ese maldito FOMO que nos hace temer quedar fuera de una conversación a la que no sabemos muy bien cuándo podremos unirnos si decidimos esperar al VOD.
Como digo, son muchas las conjeturas que podemos hacer sobre qué ha hecho que este bombazo haya conquistado al público —y a sus billeteras— de medio mundo pero me arriesgaría a decir que, a última hora, lo que ha hecho que Maverick haya volado más alto que nunca ha sido el genio y los valores técnicos, formales y dramáticos de un hito del cine de acción moderno.