Si tienes cierta edad, seguro que recuerdas los Óscar de 1999, cuando Roberto Benigni se alzó con la estatuílla a mejor actor por una película rodada en italiano, el primer actor de habla no inglesa que se hacía con el premio después de la gran Sophia Loren cuarenta años antes. Benigni se subió a la butaca, hizo el paripé, a todo el mundo le gustó ‘La vida es bella’ y su desparpajo. Benigni prometía ser el nuevo Rey Midas del cine y ahora, 23 años después, es cuando nos preguntamos… Pero, ¿qué fue de él?

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¡Buenos días, princesa!

No es que ‘La vida es bella’ viniera de la nada: tras una temporada labrándose un nombre en el teatro y la televisión, Benigni debutó en 1977 en una película co-guionizada por él mismo, ‘Berlinguer: I love you’ y dirigida por el hermano pequeño de Bernardo Bertolucci, Giuseppe. En Italia, a lo largo de los años, Benigni fue reconocido con el David di Donatello e incluso colaboró tres veces con Jim Jarmusch, recordado especialmente por su pequeño papel en ‘Noche en la tierra’.

Es cierto que su llegada al Hollywood de masas no funcionó muy bien: ‘El hijo de la pantera rosa’, protagonizada por él mismo (sustituyendo a un Rowan Atkinson mucho más famoso que se negó a hacer el papel) como el hijo del Inspector Closeau, le valió una nominación al Razzie como peor nueva estrella. No es la mejor primera toma de contacto.

Benigni

Benigni era (y es) muy querido en Italia. Tanto, que la gente incluso fue a ver esta versión del clásico de Blake Edwards en masa a pesar de que buena, lo que se dice buena, no era. Solo quedaban tres años para que el mundo entero supiera su nombre gracias a una película que iba a dirigir, escribir y protagonizar y de la que todos estaríamos hablando en 1997, veinte años después de su debut ante una cámara: ‘La vida es bella’.

Un niño de verdad

Las producciones anteriores de Benigni no habían tenido mucho éxito internacional, por mucho que ‘Johnny Palillo’ y ‘El monstruo’ se convirtieran a posteriori en películas de (más o menos) culto. La siguiente tenía que sorprender y estar medida a la perfección para triunfar… Y el italiano metió la pata hasta el fondo con ‘Pinocho’, la película más cara de la historia del cine en su país.

Pinocho Benigni

45 millones de euros del ala para una obra que se esperaba que lo revolucionara todo de la misma manera que lo hizo cinco años atrás. Al final se llevó un sonoro 0% de aprobación en Rotten Tomatoes y apenas recaudó lo que costó en todo el mundo, en un sonoro fracaso que aunque le supuso seis nominaciones al David Di Donatello (se llevó los de vestuario y decoración)… también otras seis a los Golden Raspberry Awards, una especie de Razzies que nunca antes habían nominado a una película de habla no inglesa. Dudoso honor. Se llevó, por cierto, el de peor actor compartido con Breckin Meyer, que le dobló. Lo del doblaje de ‘Pinocho’ da para artículo aparte.

¿Estaba acabado Roberto Benigni en solo un lustro? Nada más lejos de la realidad. Simplemente, se quedó a trabajar allá donde era infalible: en Italia. Primero con una película más modesta sobre la guerra de Irak, ‘El tigre y la nieve’ (que, todo sea dicho, tampoco es muy buena), y después volviendo a subirse allí donde era más feliz: encima de un escenario. Entre 2006 y 2007 interpretó más de 130 veces alrededor del país un monólogo sobre su pasión por Dante y la Divina Comedia, que además fue un éxito posterior en televisión, Estados Unidos y Canadá. Pero la felicidad no viene solo de tu trabajo: esta es solo una parte de Roberto.

¡Berlusconi ha resignado!

Desde que empezó a hacerse famoso en su país, en los 80, Benigni no se ha callado lo que piensa ni una sola vez y, de hecho, llegó a subir al escenario en un mitin de Enrico Berlinguer, presidente del partido comunista, a darle un abrazo y sostenerle en lo alto. Eso no impide que tenga una doble vida y, como jesuíta, haya hablado varias veces con el Papa Francisco… e incluso viera ‘La vida es bella’ al lado de Juan Pablo II.

Roberto vive semi-retirado del cine, y solo sale de allí de vez en cuando para hacer un favor o una película que le apetece mucho: en los últimos veinte años, y sin contar sus propias obras, solo ha hecho cuatro apariciones: ‘Coffee and cigarrettes’, ‘A Roma con amor’, ‘Pistachio’ (como doblador en un cameo de la versión de ‘Pinocho’ de los infames ‘Veggietales’) y… ‘Pinocho’, pero esta vez interpretando a Geppetto. La película fue nominada a dos Óscar.

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Benigni es feliz. Está casado desde hace más de treinta años con el amor de su vida, Nicoletta Braschi, ha recibido doctorados honorarios en filosofía, psicología, filología, comunicación y hasta derecho, tiene el León de Oro Honorario, fue elegido “hombre de paz” en un premio que le entregó el mismísimo Gorbachov, y todo ello sin dejar de ser él mismo: el día que Berlusconi se fue, abrió las noticias gritando “¡Berlusconi ha resignado!”. Poco después se desabotonó la camisa en directo mientras anunciaba ‘El tigre y la nieve’. Genio y figura.