Médicos evitaron que las tropas rusas ocuparan un hospital en Jerson, Ucrania, al hacerles creer a los invasores que en el lugar había un brote de coronavirus, reveló este domingo la prensa internacional.
El hecho ocurrió en el hospital Tropinka, en marzo pasado, cuando las tropas rusas tomaron Jerson, la ciudad del sur de Ucrania que acaba de volver bajo el control de Kiev, informó el diario estadounidense The Wall Street Journal.
El director del hospital, Leonid Remiga, ordenó al personal que usara trajes protectores contra el Covid-19 y llenaran las paredes de carteles con advertencias sobre infecciones, y recomendó a los militares rusos que no ingresaran porque había un brote de coronavirus.
La ocurrencia funcionó y los soldados rusos se fueron, según reprodujeron el diario ucraniano Ukrainska Pravda y la agencia de noticias italiana ANSA.
“Nuestro hospital no podía convertirse en un hospital ruso”, dijo Remiga, quien decidió quedarse en la ciudad incluso después de que su esposa y sus hijos la abandonaran en abril.
No obstante, en mayo, los militares rusos, que ya controlaban la ciudad, despidieron a Remiga y designaron en su lugar a la jefa de enfermeras, Larisa Maleta, quien aceptó el cargo con el propósito de entorpecer las actividades de los rusos.
Maleta se fue de Jerson el 1 de agosto y el hospital quedó en manos de la cardióloga Iryna Sviridova, quien colaboró con los rusos y aceleró el proceso de despido de médicos ucranianos.
En los últimos días antes de la retirada total de los rusos de Jerson, soldados rusos llegaron al hospital en busca de equipos para robar, pero, para evitarlo, empleados se llevaron computadoras y otros equipos a sus casas.
El 11 de este mes, tras la retirada rusa de Jerson, la bandera ucraniana volvió a flamear sobre el hospital.