Al igual que la temporada 1, la temporada 2 de ‘The White Lotus’ comenzaba con un cadáver anónimo, en esta ocasión encontrado en la playa por el personaje de Meghann Fahy. Si bien la serie nunca gira en torno a que tal o cual vaya a morir, sí que había cierta intriga sobre cual de los personajes de la ficción de HBO Max sería el que muriese en las aguas sicilianas.
Durante, sobre todo, la segunda mitad de la temporada, Mike White ha ido lanzando migas de pan para irnos mostrando por donde podían ir los tiros. Evidentemente, lo ha hecho jugando al despiste y la tragedia podría haberse ceñido en cualquier trama… pero había una que destacaba sobre el resto.
Por cierto, como podéis imaginar, a partir de aquí tendremos spoilers del episodio 2×07 de ‘The White Lotus’.
Estoy hablando de la de Tanya McQuoid, inmersa en un extraño complot a través de un grupo de nuevos amigos que hace y que, desde el principio, huele a chamusquina. Finalmente, los malos presentimientos de Portia y un par de cosas que no cuadran al personaje de Jennifer Coolidge hace que descubramos que la ricachona tiene los días contados.
La conjura de los ricos
Sin embargo, se rebela ante la situación y decide hacerse con una pistola y acabar con los que ansían matarla… para al final morir de forma accidental. Una tragedia tan inesperada como ridícula (en palabras de White) que ha sido explicada tanto por su creador, Mike White, como por su protagonista, Jennifer Coolidge:
«Estaba pensando, sería tan divertido traer de vuelta a Tanya porque es un personaje genial, pero quizás ese es el viaje para ella, una viaje a la muerte. No es que quisiera realmente matar a Tanya porque la quiero como personaje y obviamente amo a Jennifer, pero sentí que vamos a Italia, ella es tal diva, un arquetipo femenino vital, que pensé que podíamos diseñar nuestra propia conclusión operística a la vida de Tanya y su historia.»
Además, Jennifer reconoce que aunque no le hizo mucha gracia supo desde el principio que su personaje iba a morir en esta temporada.
«Lo supe desde muy pronto. Incluso antes de que él planease Italia, Mike me contó que me quería en White Lotus 2. Y entonces, no sé cuántos meses después me llamó un día y dijo, “Bien, supongo que tengo que contarte esto ahora para que te prepares”. Y dije “¿Qué?”, y el va “Mueres, Jennifer. Vas a morir en White Lotus 2”. Y yo dije “¡Oh, No! Me estás tomando el pelo, ¿de veras?” Intenté convencerle de que no, pero Mike es muy fuerte. Dijo que iba a tener un final trágico y se mantuvo en sus trece.»
Eso sí, tampoco quería ser demasiado trágico tipo ópera en este sentido ya que Tanya «necesitaba dar su mejor pelea y que ella, de un modo, había tenido un tipo de victoria contra el que fuese que estaba conspirando para librarse de ella.»
Así que lo siguiente era proporcionar una muerte a la altura del personaje, algo que cuadrase mucho con ella y su personalidad. En palabras de White:
«Simplemente me hacía reír pensar que acabaría con esta cábala de asesinos y, después de hacerlo con éxito, muere con esta muerte ridícula, y se sintió como si fuera puro Tanya.»
Puro Tanya y puro Jennifer Coolidge, quien aseguró que al principio no le gustó nada que su personaje muriese de esa forma tan tonta:
«La cosa interesante cuando discutía con Mike —bueno, discutir no, pero hablando del modo en que pierde su vida— es que él decía que tenía que ser su culpa y de nadie más. Un momento tonto. Oí a Mike diciéndole a alguien que eso es lo que pasa a Tanya porque “Creo que eso le pasa a Jennifer. Se encierra en el baño o algo así. Puede hacer las cosas grandes pero no las pequeñas. Alguna cosita rara puede fastidiarla”. Hay algo, desafortunadamente, muy inconsciente en mí.»
Por cierto, por su parte Jennifer Coolidge reconoce que se sintió entusiasmada rodando toda esta secuencia, tanto que quiso ser ella misma la que se tirase del barco en vez de una doble. Tuvieron que convencerla de no tirarse:
«Ella era una mujer italiana muy guay y era muy divertida por lo que sí, hubiera sido extraño mandarla a casa. Pero estaba en plan… ya sé por qué Tom Cruise quiere hacer sus propias escenas de riesgo. Piensas, ¿y por qué yo no puedo hacerlo?, ¡a quién le importa que el agua esté fría! Pero era esta caída entre los dos barcos y el seguro y ya sabes. Pero hubiera sido divertido.»