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Los tunecinos votaban este sábado en unos comicios legislativos boicoteados por la oposición, que rechaza las reformas introducidas por el actual presidente, Kais Saied, quien el año pasado disolvió el Parlamento y convocó elecciones bajo una nueva ley electoral.

“Que la soberanía sea para el pueblo tunecino, para lograr la libertad y la dignidad, y que el próximo Parlamento promulgue leyes que expresen los deseos y aspiraciones de gloria, dignidad y libertad del pueblo”, expresó el mandatario tras depositar su voto en una escuela primaria del barrio Al Nasr, donde luego hizo un llamado a la población para que acuda a las urnas.

No se dejen dañar por la retórica de estos escépticos“, agregó Saied, que estaba acompañado de su esposa, Ichraf, informó la agencia de noticias Europa Press.

La mayoría de partidos políticos boicotearon estas elecciones, incluido el movimiento de inspiración islamista Ennahdha, enemigo del presidente, que dominaba el Parlamento disuelto.

Según el órgano electoral tunecino (ISIE), hasta las 15 (las 11 de la Argentina) había votado apenas un 7,19% de los más de 9,1 millones de personas habilitadas para hacerlo.

La cifra revela un desplome del 60% en la participación con respecto a las elecciones de hace tres años, según la empresa de datos Insights TN, que estimó que sería “bastante difícil alcanzar el millón de votos cuando cierren las urnas a las 18.00”.

El contexto de los comicios

Estas elecciones se realizan bajo una nueva ley electoral que incorpora una serie de reformas, como la sustitución de los partidos políticos por candidaturas uninominales, la eliminación del principio de paridad de género y la reducción del número de circunscripciones.

Los comicios completan la hoja de ruta que trazó el mandatario el 25 de julio de 2021, cuando decretó el estado de excepción y se arrogó plenos poderes para rectificar la transición democrática iniciada en 2011, tras el estallido social que dio inicio a una ola de manifestaciones en varios países conocida como la Primavera Árabe.

La nueva Cámara de 161 diputados reemplazará a la congelada por Saied, pero contará con restricciones tras la adopción de una nueva Constitución en un referendo en el que solo participó el 30% de la población.

Los diputados no podrán destituir al presidente y les será prácticamente imposible censurar al Gobierno. Además, el jefe de Estado dispondrá de prioridad para hacer aprobar sus leyes.

El boicot planteado por la oposición dio como resultado una campaña fría, casi sin propaganda ni debates serios y un escaso interés de la población, mucho más preocupada por el deterioro de sus condiciones de vida.

Los 12 millones de habitantes del país del norte de África están mucho más preocupados por el creciente costo de vida, con una inflación de casi el 10%, y la recurrente escasez de alimentos como la leche y el azúcar.

“El voto es una formalidad para finalizar el sistema político impuesto por Kais Saied y concentrar el poder en sus manos”, dijo a la agencia de noticias AFP el politólogo Hamza Meddeb.

“Los tunecinos saben que el Parlamento no tendrá ningún poder político”, agregó, augurando una participación “muy débil”.