En en el precioso Valle de Egües tan cercano a Pamplona, – 8 kms- que pertenece a un nuevo núcleo urbano de la periferia de la ciudad, se encuentra esta espectacular vivienda unifamiliar de nueva construcción.
Rodeada de naturaleza el estudio Pereda-Pérez Arquitectos es el responsable de su diseño. Un diseño que se adapta al difícil terreno en el que se ubica (con un desnivel entre sus extremos de 16 metros en la dirección este-oeste), y que viene marcado por el cumplimiento de la normativa legal vigente donde destacaba la obligatoriedad de hacer cubiertas inclinadas, con al menos el 60% de la cubierta con 30% de pendiente.
El resultado es una casa de planta rectangular y alargada, con un tejado muy inclinado y que al adaptarse a un terreno irregular da lugar a lugar vistas muy diferentes de sus fachadas desde diferentes ángulos.
Uso del hormigón como único material
La vivienda también llama la atención por la elección de un solo material, el hormigón, tanto para las paredes como para el tejado. El carácter continuo del hormigón da todo el protagonista a la volumetría de la casa y hace que las marcadas líneas de la casa sea el único ornamento al tiempo que nos habla de la elegancia del minimalismo.
Una vivienda de dos plantas
La vivienda cuenta con dos plantas pero, al contrario de lo que viene siendo habitual, la altura superior (que también tiene acceso desde la calle) tiene los usos dé día y la planta inferior incluye los dormitorios. Ambas plantas están conectadas (por dentro y por fuera) y disfrutan de la belleza del entorno con sus grandes ventanales.
La planta inferior se “protege” con un gran zócalo o marco comprimido que permite recogerse de las inclemencias del tiempo y que aporta cierta intimidad. En la planta superior en cambio, el gran espacio ventana consigue que el interior esté fuertemente conectado con el exterior gracias a las vistas y a la posibilidad de abrir los grandes cristales.
Interiores también minimalistas para no competir con el paisaje
La zona de día es un amplio espacio totalmente contectado con el exterior. Las guías del suelo nos cuentan que el espacio puede físicamente, abrirse como una gran terraza. Hay poco ruido visual aunque no le falta de nada. Su gran tamaño permite que haya pocas piezas pero grandes como una una gran mesa de comedor, dos sofás enfrentados y una estantería de pared a pared.
El comedor se situa en paralelo a la gran isla. El suelo de baldosas tiene el acabado de la piedra natural. la cocina es blanca con detalles de madera y también son de madera de roble natural el comedor y las sillas.
Dos sillas Butterfly te pemiten disfrutar del paisaje con mucha calma.
En el interior llaman la atención la apertura de patios y lucernarios excavados en el terreno para que llegue la luz a la cota inferior en forma de pequeños patios/ lucernarios.
Abajo, detalle de la cocina de la planta inferior o txoko con una gran mesa y bancos corridos, en el que la luz procede de uno de estos huecos.
Este recurso llega para iluminar incluso los baños.
En este baño se juega con los volúmenes del plato de ducha y del patio y no necesita nada más para resultar elegante.
Como cuentan Carlos Pereda Iglesias y Óscar Pérez Silanes, arquitectos del estudio, su intención de los arquitectos era que la casa, a través de sus líneas y la materia quedará relacionada con la medida del lugar, como una sencilla pieza blanca de hormigón en el paisaje. Y al mismo tiempo desde su forma elemental, casi arquetípica, que la casa respondiera a lo esperado con el entorno, ya que está adaptada al lluvioso clima navarro. Como si fuera una configuración natural del volumen primario habitado frente al agua.
Proyecto de Pereda Pérez Arquitectos. Imágenes de Pedro Pegenaute
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