El estreno en Netflix de ‘Junji Ito Maniac: Relatos japoneses de lo macabro‘, ha puesto de nuevo el nombre del autor de los relatos que adapta en el escaparate público, dando a conocer a muchos una pequeña parte de su obra, adaptaciones de relatos sueltos que, si bien no representan todo el universo del autor, sí que dan una idea de un tipo de horror diferente, alejado de arquetipos clásicos herederos de la literatura.

La serie de anime, que es una versión suavizada de los retorcidos dibujos que se pueden encontrar en sus mangas, tiene algunos episodios, como el primero, que no hacen nada de justicia al trabajo del autor, pero otros como ‘Las capas del terror’, ‘Tomie: fotografía’ y ‘Los globos de la horca’ dejan ver bien por qué el japonés es uno de los narradores más innovadores que han aparecido en los últimos veinte años, siendo probablemente el único gran maestro del terror a la altura de los grandes nombres modernos.

John Carpenter, David Cronenberg, George A. Romero, Tobe Hooper, Stephen King o Bernie Wrightson son creadores que cambiaron las reglas, que ofrecieron algo nuevo al cine de terror y dedicaron su cuerpo de trabajo al género con constancia y, pese a que hay nuevos autores como Rob Zombie, que han conseguido trasladar a la pantalla un universo propio, Ito no se apoya tanto en el collage, evita la tendencia a la cita o la referencia para desarrollar una forma de expresarse incomparable, ni siquiera similar a otros grandes del manga de terror.

Junji ito

El ascenso a la fama de Junji Ito se puede atribuir a su meticulosa atención a los detalles, su llamativo estilo en blanco y negro y una gran variedad de conceptos y escenarios llevados al absurdo, ya sea aprovechando el miedo de sus lectores a lo siniestro como desarrollando todo un imaginario a partir de un concepto muy simple, como las extrañas y arcanas espirales sobrenaturales que aterrorizan a un pueblo rural en ‘Uzumaki’, su trabajo más completo e influyente.

Un nuevo maestro del terror

El propio autor le da crédito al maestro del manga de horror Kazuo Umezz y a H. P. Lovecraft como dos de las muchas inspiraciones detrás de su trabajo, así como a experiencias de la infancia, como que el baño de su casa estuviera ubicado al final de un corredor subterráneo frecuentado por arañas camello y es fan de películas como ‘El exorcista’ (1973) o ‘Suspiria’ (1977). Pero en realidad su forma de contar historias es muy particular, y en sus docenas de volúmenes de manga no solo ha inspirado a otros artistas del medio, sino otras muchas tendencias.

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Su trabajo no ha tenido mucha suerte en la pantalla. Ha habido antologías animadas, películas de acción en vivo e incluso una próxima serie de Adult Swim, pero su impronta se deja notar en el cambio del cine de terror del nuevo siglo, un género que ha ido reciclando sus mitos, no solo de iconos góticos o nuevas creaciones de los 70-80, sino que ha evolucionado eliminando barreras, introduciendo una lógica flexible, gramática de las pesadillas y una mayor permeabilidad a la estética.

Uzumaki

Ito no vino solo, y según empezaba a tener importancia en el manga, algunos autores de cine japonés compartieron su misma locura en imagen real. Por ejemplo, en la obra de Takashi Miike podemos encontrar muchas ideas paralelas como lo que nos muestra en ‘Gozu’, ‘La felicidad de los Katakuri’ o el episodio de Masters of Horror ‘Imprint’, la tradición compartida del eroguro se ha llegado a transmitir en muchos conceptos de carne transformada y trauma corporal.

Del J-Horror a occidente

Dentro de la ola de j-horror de principios de siglo pueden encontrarse algunas imágenes que parecen salidas de los tebeos de Ito. Los submundos lovecraftianos de ‘Marebito’, los demonios en racimo a lo Tomie de ‘Noroi’ o los fantasmas “impresos” como manchas de ‘Kairo, que parecen directamente sacados de la historia ‘El callejón de la parte de atrás’. Pero no solo eso, sino que alguna adaptación directa de esa época como ‘Kakashi’ se adelantaba a los terrores de pueblo pequeño influenciadas por ‘The Wicker Man’, ahora tan comunes con la proliferación del folk horror tras ‘Midsommar’.

Noroi

Noroi

El mangaka también ha influido a toda una generación de entender el terror gracias a Internet. Muchas de las creaciones imposibles del mundo CreepyPasta como SlenderMan tienen reminiscencias de sus figuras serpenteantes, de extremidades elongables y tentaculares. La revolucionaria serie ‘Channel Zero’, inspirada en distintas historias de foros, tiene representaciones de horrores imposibles de codificar que podrían salir de sus historias. Desde esos cuerpos rellenos de bolas que se devoran, Pretzel Jack o el ser hecho de dientes.

Junjito

Historias sobre el mundo de los sueños como ‘Long Dream’, en la que un hombre ingresa en un hospital, quejándose de que cada vez que se va a dormir, sus pesadillas se alargan cada vez más y, aunque para los observadores externos parece estar durmiendo solo una noche, está viviendo años en el mundo onírico, ideas que tienen correspondencia en variaciones indie como ‘Come True’ (2020). Su cantidad de historias cortas es tan vasta que encontrar paralelismos con películas actuales no es difícil.

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Uzumaki y lo lovecraftiano

‘Uzumaki’ fue adaptada parcialmente en una pequeña película que, si bien no es representativa de la locura que es la obra completa, sí que ofrecía posibilidades diferentes a lo que venía haciendo el terror japonés esos años. En la obra incluso hay un capítulo llamado el faro, donde los rayos del faro atraen a las personas solo para llevarlos a su perdición, con similitudes temáticas, que no formales, con la película ‘El faro’. Incluso algunos episodios de ‘El gabinete de las curiosidades de Guillermo del Toro’ muestran planteamientos visuales similares.

En su obra magna es en dónde pueden encontrarse los mayores paralelismos con Lovecraft, ya que entre sus obras favoritas del autor de providence está ‘El color que cayó del espacio’, y es la misma influencia oscura y sinuosa que va haciendo mutar todo lo que está alrededor. Por ello, la última adaptación del relato, ‘Color out of Space’ (2019), abraza las mutaciones más locas con ligereza, con fusiones cárnicas que podrían ser las biparticiones de Tomie, y plantas que crecen con forma de espiral muy al estilo de ‘Uzumaki’.

Color Out Of Space Bway

Poco menos se puede decir de ‘Annihilation’, en realidad otra adaptación inconfesa de la misma historia, no solo parecido en los crecimientos de tumores en la pared, y plantas alteradas, sino en la propia guarida de la entidad extraterrestre. No es ajeno a Alex Garland el creador japonés, ya que incluso en su última película, ‘Men’, se pueden otear influencias fuertes de Tomie, que era un comentario social de cómo las mujeres jóvenes tratadas por la sociedad japonesa, y esos hombres replicantes, que se regeneran y separan por bipartición parecen una versión masculina y perversa del mismo mito.

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La huella contemporánea

En general, Junji Ito es un nombre que deja una huella silenciosa en autores ahora mismo en ebullición, como Jordan Peele, que parece haber leído en más de una ocasión ‘Los globos de la horca’, cuyo concepto argumental no deja de ser el mismo que en ‘Nosotros’, un apocalipsis de doppelgängers que van en busca de sus gemelos para matarlos. También su imaginario visual afecta a ‘Nop’, y ese catálogo de personas que miran con asombro y terror los horrores impensables en el cielo, que en el caso del monstruo de ‘Nop’ se revela finalmente como un… globo.

Hanging

Tampoco las incorporaciones de tripofobia y body horror de ‘Candyman’, inexistentes en el original son ajenos al trabajo obsesionado con los agujeros en la piel de Ito. En la ola de horror noire también encontramos que un alumno aventajado de Peele como Justin Simien usó la idea de la cabellera negra viviente en ‘Bad Hair’ (2020), que puede atribuirse igual a ‘Exte: Hair Extensions’ (2007), pero en ambos casos deudores de ‘El largo pelo negro del ático’ de Ito.

Badhair
Longhair

Sin embargo, la asimilación de las ideas de Ito están representadas a la perfección en la incorporación de sus creaciones en las muchas aberraciones de las dos películas de ‘IT’, recordemos, que las más taquilleras de la historia del terror. Su Body Horror surrealista se contagia a la capacidad multiforma de Pennywise en detalles como la torsión corporal en los momentos de la nevera, personajes plegados en espacios imposibles, cuerpos largos y deformes, Deformaciones grotescas y desencajamientos irreales de la mandíbula, ojos blancos huecos o fuera de sus órbitas, enormes filas de dientes cortos y afilados.