El Ejército de Sudán y el grupo paramilitar Fuerza de Apoyo Rápido (FAR) acordaron una tregua humanitaria de una semana, para permitir la tarea de personal sanitario y la reparación de instalaciones de servicios básicos, en medio de los enfrentamientos entre ambas partes, que llevan más de un mes y dejaron más de un millón de desplazados.
“La tregua de corto plazo, que entra en vigor 48 horas después de la firma del acuerdo, permanecerá en vigor durante siete días y podrá prorrogarse con el acuerdo de ambas partes”, indicó el Departamento de Estado estadounidense en un comunicado, en el que se anuncia el acuerdo.
El acuerdo, mediado por Estados Unidos y Arabia Saudita, fue firmado en la ciudad saudí de Yeda, ante el ministro de Asuntos Exteriores local, el príncipe Faisal bin Farhan.
“Las partes acordaron facilitar la entrega y distribución de ayuda humanitaria, restablecer los servicios esenciales y retirar las fuerzas de los hospitales e instalaciones públicas esenciales”, indicó la declaración, que destacó que también aceptaron facilitar el paso seguro de personal humanitario y productos básicos, para que lleguen sin problema hasta las personas que los necesitan.
Un contexto de enfrentamientos
Sudán atraviesa una grave crisis tras el derrocamiento en abril de 2019 del presidente Omar al Bashir, quien gobernó el país durante casi tres décadas.
Desde el 15 de abril, es escenario de enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas sudanesas, lideradas por el general Abdel Fattah al Burhan, presidente del Consejo Soberano de Transición de Sudán, y las FAR, un grupo paramilitar que obedece las órdenes del general Mohamed Hamdan Dagalo.
Al Burhan es el dirigente de facto de Sudán desde el golpe de Estado del 25 de octubre de 2021 realizado junto a Dagalo, cuando ambos líderes militares unieron fuerzas para expulsar a los civiles que de forma interina llegaron al poder tras el derrocamiento de Al Bashir.
Pero con el tiempo las tensiones entre ambos generales fueron creciendo, lo que derivó en los actuales combates.
Los desacuerdos entre ambos bandos rivales se basan principalmente en el futuro de los paramilitares y su integración dentro de las Fuerzas Armadas.
El 12 de mayo, las partes firmaron un acuerdo, el primero desde el inicio de su conflicto, que busca minimizar los daños a los civiles.
“Es bien sabido que las partes han anunciado anteriormente treguas que no se han respetado. A diferencia de los altos el fuego anteriores, el acuerdo alcanzado en Yeda fue firmado por las partes y contará con el apoyo de un mecanismo de supervisión apoyado por Estados Unidos, Arabia Saudita y la comunidad internacional”, señaló el Departamento de Estado.
Desde mediados de abril, ambos bandos libraron varios enfrentamientos en la capital Jartum con bombardeos, disparos y explosiones, y millones de sudaneses debieron atrincherarse en sus hogares en medio de un calor sofocante, sin agua corriente ni electricidad.
A la vez, el número de personas desplazadas por los combates superó la barrera del millón, incluidos más de 250.000 refugiados que huyeron a países vecinos por las hostilidades, según un informe dado a conocer esta semana por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los 35 días de combate ya dejaron 705 muertes y 5.287 personas heridas.