El próximo miércoles 3 de abril tendrá lugar la gran reunión anual de accionistas de Disney, donde los inversores votarán por los asientos en la junta directiva. Allí, Nelson Peltz, apoyado por su fondo de inversión Trian Partners, pedirán dos de los doce asientos de la junta para él y el ex-directivo de Disney Jay Rasulo.
Lo que fuera de contexto parecería un movimiento habitual y poco reseñable de este tipo de reuniones, es en realidad una batalla interna que lleva años fraguándose desde el lado de los accionistas, y una sacudida a la futura visión de la compañía del ratón.
Nelson Peltz y sus accionistas, la intolerante oposición
Entra en escena Nelson Peltz. El empresario de 81 años y su empresa Trian Partners suponen un importante eje entre los accionistas de la compañía. Los intereses de Peltz nunca se han alineado particularmente con el entretenimiento. Su cartera de fondos se divide mayormente entre la industria alimentaria y la energética, también en iniciativas políticas, siendo confeso admirador de Trump y habiendo apoyado en su momento la campaña del conservador Ron DeSantis.
A pesar de ello, Peltz siempre ha sido crítico de los grandes desembolsos que Iger ha tomado estos años, considerando que la compra de Fox y otras iniciativas de Iger han dejado en gran deuda a la compañía. En un escrito a finales de marzo, Trian declaró la intención de Peltz tanto de la petición de los asientos, como de una visión completa para conseguir un sucesor para la compañía en el futuro próximo.
Pero otras declaraciones revelan que la verdadera cara del conflicto podría ser ideológica. En una entrevista con el Financial Times, Peltz declaró su hartazgo hacia el viraje más inclusivo de los últimos años de la compañía, haciendo especial referencia a que no necesitamos ver películas “solo de mujeres” o “solo de afroamericanos”. Esta idea parece reforzarse con el hecho de que otro de sus grandes aliados es Ike Perlmutter, quien reemerge desde su despido en 2023 por cuestionar los gastos de la compañía públicamente y quien, recordemos, también se negaba específicamente a hacer películas protagonizadas por mujeres.
El equipo de Iger sigue fuerte
Aunque esta aparente máquina de la venganza de Perlmutter supone una oposición nada desdeñable, no hay grandes razones para creer que la actual visión de Disney cambiará por completo en los próximos días. Pese a sus propias polémicas, Iger sigue siendo una persona de gran influencia y aliados poderosos en Disney. George Lucas, quien le vendió Star Wars en su día y ahora es un miembro de la junta directiva, es un vocal defensor. “Crear magia no es para amateurs (…) Cuando Bob volvió a la compañía en tiempos tan difíciles, me alivió. Nadie conoce mejor Disney” Afirmó en unas declaraciones a IndieWire.
Fuera de la compañía, Laurene Powell Jobs (fundadora de Emerson Collective) y la prestigiosa firma de asesoría de juntas Glass Lewiss también están en su equipo. Iger tiene incluso a la propia familia de Walt Disney a su lado. Roy P. Disney dijo al New York Times a finales de febrero: “(Peltz y compañía) no están interesados en preservar la ‘magia Disney’, sino en eliminarla por completo y conseguir beneficio rápido para ellos.”
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