Tras
su
combo
de
Devs
y
Men’,
Alex
Garland
confirma
que
parece
haber
vislumbrado
el
presente
con
Civil
War’
,
la
nueva
gran
producción
de
A24,
que
cuenta
con
un
reparto
espectacular,
entre
los
que
destacan
Kirsten
Dunst,
Jesse
Plemons,
Wagner
Moura,
Cailee
Spaeny,
Stephen
McKinley
Henderson,
Sonoya
Mizuno,
y
Nick
Offerman
como
el
Presidente
de
los
Estados
Unidos
de
esta

ucronía
a
las
puertas
que
planea
ya
como
el
título
más
taquillero
de
la
compañía

indie.

Después
de
anunciar
que
quiere
retirarse
de
la
dirección,
Alex
Garland
ofrece
su
trabajo
más
impresionante,
que
retrata

un
presente
distorsionado,
pero
no
demasiado
distante
,
con
una
lucidez
que
ya
está
creando
grietas
en
la
comunidad
cinéfila
estadounidense.
Tomando
la
dinámica
de
una
road
movie
bélica,
el
director
de
‘Men’
llena
su
último
trabajo
de
imágenes
indelebles,
con
un
tono
que
vacila
entre
la
ciencia
ficción
“dentro
de
dos
días”
que
planteaba
Hijos
de
los
hombres’

y
el
George
A.
Romero
más
nihilista.

Visionaria
incluso
llegando
tarde

Un
potente
examen
de
una
nación
en
decadencia
con
los
clásicos
compases
de
un
viaje
a
la
oscuridad
de

‘Apocalipse
Now
’,
aquí
a
través
de
los
ojos
neutrales
del
periodismo,
lo
que
evoca
una
ficción
llena
de

ideas
subversivas
que
van
desde
la
necesidad
de
la
libertad
de
información,
sea
cual
sea
el
signo
,
a
la
filosofía
sobre
la
desensibilización
a
la
violencia,
el
rubbernecking
en
las
redes
y
la
deshumanización
de
occidente.
Entre
Territorio
comanche

y
Nightcrawler’,
la
libertad
de
prensa
emerge
sobre
ideologías
y
posiciones.

Garland
sigue
los
pasos
de
la
ficción
especulativa
de
una
nueva
Guerra
Civil
tras
la
sátira
de
Joe
Dante
The
Second
Civil
War

(1997),
que
aunque
fuera
una
caricatura
tenía
bastante
filo,
tenía
su
lectura
pesimista
de
la
insensibilidad
americana,
por
lo
que
aquí
se
equilibra
el
tremendismo
con
cierta
comedia
negra
sutil,
poniendo
nada
menos
que
a
Ron
Swanson
como
Presidente,
aunque
aquí
los
signos
son
confusos,
y

la
rebelión
planteada
no
es
la
misma
que
en
1861,
haciendo
los
motivos
más
crípticos,

pese
a
dejar
claras
las
tendencias
en
los
personajes
que
van
encontrando
en
el
camino.

Civilw

Con
una
Kirsten
Dunst
imperial,
el
guion
plantea
un
clásico
juego
de
intercambio
de
dinámica
entre
dos
personajes,
aquí
Cailee
Spaeny
quedando
absorta
por
el
poder
del
objetivo.
El
grupo
parece
un
reflejo
del
que
nos
encontrábamos
en
28
días
después’,
con
la
que
no
solo
comparte
un
mismo
tono
casi
apocalíptico
,
sino
también
ciertas
decisiones
argumentales,
e
incluso
sensibilidad
opresiva,
es
como
si
fuera
un
capítulo
intermedio
sin
zombies,
quizá
el
ensayo
para
28
años
después

que
está
a
punto
de
escribir
para
Danny
Boyle.

Humanidad
sin
solución

No
es
baladí
el
aspecto
zombie,
puesto
que
su
estructura,
temas
y
hasta
detalles
de
la
trama
son
como
Diary
of
the
dead’

sin
los
muertos
vivientes,
donde
George
A.
Romero
tomaba
el
Katrina
como
ejemplo
para
cuestionar
la “realidad”
través
de
la
cámara,
la
ética
y
el
narcisismo
de
observador
en
el
nacimiento
de
las
redes
sociales
de
vídeo
,
pero
que
también
tenía
tensos
encuentros
con
militares
o
la
guardia
nacional
en
la
carretera,
o
un
tramo
final
que
hace
imposible
no
pensar
que
Garland
sigue
revisando
el
cine
del
americano,
que
ya
comprimía
en
su
epopeya
de
infectados.

Imposible
por
ello
tampoco
no
pensar
en

‘La
noche
de
los
muertos
vivientes

y
su
escalamiento
mínimo
de
las
verdaderas
tensiones
de
la
Norteamérica
dividida,
donde
el
factor
racial
brotaba
en
sus
diapositivas
finales
de
la
misma
forma
en
la
que
Garland
recoge
ciertas
imágenes
a
modo
de
documento
de
ciencia
ficción,
que

hace
eco
con
hechos
casi
distópicos
que
hemos
vivido
anteayer
en
tiempo
real
,
y
que
llega
a
la
mimesis
en
las
últimas
instantáneas
cargadas
de
amargor
y
poder
evocativo
de
una
cultura
del
meme
ávida
de
retirar
la
humanidad
al
contrario.

Civil War

Garland
apenas
debe
modificar
retratos
recientes
para
dotar
a
su
ficción
de

un
poder
discursivo
que
no
necesita
aditivos,
posiciones
políticas,
texto
o
intenciones

más
allá
que
la
representación
de
una
realidad
que
se
revela
por

sola
y
se
refleja
de
forma
grotesca
en
pantalla.
Desde
los

ataques
al
capitolio

a
Charlottesville,
la
huella
del
presente
se
desparrama
como
un
rastro
de
sangre
en
el
reflejo
de
la
pared
de
la
democracia
más
perfecta
en
el
mundo
occidental.

Relevante
hasta
quemar
en
la
piel

La
fuerza
y
realidad
de
las
imágenes
de
‘Civil
War’
es
tal
que
en
su
imaginación
de
la
EE.UU
militarizada

recrea
lo
que
está
pasando
en
Texas
casi
en
tiempo
real,
con
una
representación
aterradora

de
la
actividad
de
las
tropas
en
la
frontera
que
se
hace
cada
vez
más
opresiva.
Porque
en
el
fondo,
hay
una
película
de
terror
en
cada
escena
de
asedio,
donde
además
de
violencia
descarnada
e
imaginería
macabra
a
lo
Ven
y
mira

(1985).

La
deshumanización
se
torna
un
apocalipsis
tangible
que
hiela
la
sangre,
desde
Abu
Ghraib
a
los
ataques
de
Colorado
o
las
iglesias
negras
de
Louisiana.
Y
bajo
su
cubierta
nihilista,
la
película
esconde

un
gran
espectáculo
híbrido
de
cine
fantástico
y
bélico
,
en
el
que
las
grandes
set
pieces
de
acción
están
al
servicio
de
la
construcción
de
un
conflicto
imaginario
que
no
deja
atrás
la
violencia
ausente
en
blockbuster
actual,
aunque
se
nos
muestre
de
forma
oblicua,
lo
que
precisamente
le
da
un
poder
a
las
imágenes
que
sugiere
e
invita
a
despertar
a
la
situación
realmente
irreal
que
forma
parte
del
día
a
día
de
los
USA.

Civilw

En
su
recepción,
la
abyecta
utilización
de
la
neutralidad
de
‘Civil
War’
va
a
sacar
caretas
de
todo
tipo.
La
principal,
la
de

pensar
que
va
de
bandos
y
una
guerra
en
la
que
hay
que
posicionarse
,
y
no
sobre
la
necesidad
de
poder
informar
en
cualquier
circunstancia
sobre
lo
que
tienes
ante
tus
narices
sin
miedo
a
ser
señalado
o
a
buscar
justificaciones
más
allá
del
trabajo
en
crudo,
por
lo
que
Garland
ha
hablado
de
allí,
quizá
sin
querer
hablando
de
otros
lugares,
convirtiendo
su
canto
del
cisne
en
el
mejor
acompañamiento
para
20
días
en
Mariúpol’

posible,
mientras
recuerda
a
la
UE
que

lo
que
está
ocurriendo
con
los
medios
en
la
franja
de
Gaza
es
intolerable.

En
Espinof: