
Todos
sabemos
más
de
la
vida
privada
de
Jennifer
Aniston
de
lo
que
ella
misma
querría
que
supiéramos.
Sabemos
que
estuvo
con
Brad
Pitt
durante
años,
que
acabaron
dejándolo
de
manera
trágica
y
que
finalmente
se
casó
con
Justin
Theroux,
con
quien
aún
está,
pero
hay
una
pieza
del
puzzle
que
aún
se
escapa
y
es
vital
para
entender
por
qué
la
temporada
4
de
Friends,
aún
siendo
perfecta
en
su
guion,
es
tan
profundamente…
extraña.
He’s
not
there
for
you
En
1995,
justo
cuando
Friends
empezaba
a
serlo
absolutamente
todo,
ella
empezó
a
verse
con
Tate
Donovan,
un
joven
actor
que
entonces
protagonizaba
otra
serie,
Partners.
La
serie
duró
menos
que
su
relación,
que
durante
tres
años
apuntaba
a
ser
duradera…
hasta
que,
finalmente,
en
1998,
llegó
a
su
fin
de
manera
amigable.
Pero
claro,
por
muy
amigable
que
sea,
a
nadie
le
gusta
encontrarse
con
su
ex
cuando
acabáis
de
romper,
¿no?
En
el
caso
de
Aniston
fue
aún
peor,
porque
en
Friends
ya
habían
fichado
a
Donovan
para
hacer
de
Joshua,
el
interés
romántico
de
Rachel
durante
la
temporada
4
(seguro
que
os
acordáis,
es
un
cliente
de
Bloomingdale’s
con
el
que
acaba
teniendo
algo
más).
El
primer
episodio
juntos
se
rodó
en
cuanto
rompieron,
y
por
eso
la
química
entre
ambos
actores
no
funcionaba
de
ninguna
de
las
maneras.
Si
alguna
vez
te
has
preguntando
por
qué
la
trama
de
Joshua
nunca
acabó
de
explotar,
he
aquí
el
secreto:
era
absoutamente
imposible
que
lo
hiciera,
visto
lo
visto.
No
os
preocupéis
por
Tate
Donovan,
por
cierto:
aunque
su
papel
en
Friends
no
fue
a
más,
apareció
en
The
O.C,
Argo
y
lleva
años
poniendo
voz
a
Hércules,
el
protagonista
Disney.
De
hecho,
le
vimos
hace
poco
en
una
película
nominada
al
Óscar,
Los
que
se
quedan.
Por
suerte
pudo
sobreponerse
a
ser “el
ex
de
Rachel”.
¡No
fue
tan
fácil
para
todos!