No
acabamos
de
despedir
La
primera
profecía

en
los
cines
y
ya
se
está
preparando
el
estreno
en
España
el
1
de
mayo
de
un
nuevo
éxito
de
cine
de
terror
religioso,
aunque
esta
en
realidad
se
estrenó
en
EE:UU:
antes,
y
pudimos
verla
en
un
pase
mensual
incluso
previamente
a
ver
la
de
Arkasha
Stevenson.
Se
nota
que
esta
proviene
de
una
más
modesta
productora
independiente,
aunque
es

un
cambio
de
registro
radical
para
la
actriz
Sydney
Sweeney
,
que
vive
un
milagroso
bautizo
de
sangre
de
para
convertirse
en

Scream
Queen

por
la
vía
del
nunxploitation
con
pedigrí
europeo,
que
se
atreve
hasta
con
texturas
de
extremismo
francés.

Nadie
podría
imaginar
hasta
donde
ha
llegado
la
actriz
de
Euphoria
en
algunos
momentos,
pero
parece
que
era
un
proyecto
que
le
interesaba
desde
hace
una
década,
cuando
acudió
al
casting
de
una
propuesta
que
nunca
se
materializó.
Ahora,
el
éxito
obtenido
en
sus
series
y

comedias
románticas
cursis

le
ha
permitido
ser
la
productora,
así
que

compró
el
guion
desechado,
contrató
a
un
guionista
y
director
para
darle
un
lavado
de
cara

y
ha
levantado
la
película
ella
sola.

Doble
ración
de
monjas,
embarazos
y
secretos
eclesiásticos

Parte
de
su
papel
ha
tenido
que
ver
con
una

ingeniosa
campaña
de
marketing
,
en
la
que
ha
leído
pasajes
de
la
biblia,
organizado
proyecciones
en
iglesias
y
ha
dejado
a
la
distribuidora
publicar
pósters
y
camisetas
con
algunas
críticas
literales
de
cuentas
cristianas
de
Twitter
que

la
tachan
de “blasfema,
satánica,
feminista”
o “sacrílega”
.
Fuera
del
marketing,
hasta
llevó
a
sus
dos
abuelas,
que
nunca
habían
estado
en
Europa,
al
rodaje
en
Italia,
consiguiendo
que
hicieran
de
extras
en
la
película.

El
resultado
es
una
obra
modesta
pero
mucho
mejor
de
lo
esperado.
Sigue
todas
las
claves
del
terror
religioso
reciente
pero
las
lleva
hacia
un
thriller
de
misterio
muy
oscuro

con
ribetes
de
horror
italiano,
con
una
impresionante
banda
sonora
que
hasta
recupera
pistas
del
giallo
‘La
dama
roja
mata
siete
veces’
(1972).
Por
supuesto,
entra
de
lleno
en
los
diversos
códigos
del
gótico
tradicional
en
conventos
malditos,
donde
no
faltan
monjas
creepy
y
cruces
por
todas
partes.

Immaculate2

Pero
lo
que
llama
la
atención
es
que
recupera
el
tema
de “novicias
embarazadas
en
conventos”
presente
en
Agnes
de
Dios’
,
y
vista
recientemente
en
títulos
como
Hermana
Muerte’
,
con
la
que
coincide
en
una
escena
de
confesionario,
o
Deliver
Us
’,
pero
lo
que
es
ineludible
es
el
inaudito
parecido
con
la
reciente
precuela
de
La
profecía’
,
con
una
serie
de
coincidencias
que
las
convierten
en
un
reflejo
de
la
otra,
haciendo
un
programa
doble
al
estilo
de
aquellos
estrenos
dobles
como
‘Armageddon’
y
‘Deep
Rising’,
aquí
con
momentos
remezclados
y
distintos,
pero
presentes,
como
la
clásica
monja
desparramada
por
el
suelo
en
forma
de
cruz.

La
regresión
animal
de
Sydney
Sweeney

Lo
que

demuestran
ambas
películas
es
que
Lords
os
Salem

(2013)
de
Rob
Zombie
sigue
siendo
una
de
las
películas
de
terror
más
influyentes
del
cine
de
género
en
la
última
década,
con
toda
su

iconografía
católica
corrupta,
o
imágenes
marianas
que
esconden
algo
siniestro.

Por
lo
demás,
su
trama
está
salpicada
de
conspiraciones,
asesinatos
y
secretos
al
estilo
La
residencia’
,
sensualidad
con
ecos
a
Walerian
Borowczyk
y
una
regresión
primordial
de
la
actriz
que
recuerda
al
cine
de
Bustillo/Maury.

Combina
la
idea
del
sufrimiento
de
la
doctrina
católica
con
pasajes
de
body
horror
adelantados
en
propuestas
como

‘Saint
Maud’
,
rescatando
y
adoptando
tendencias
del “horror
anticonceptivo”
de
gestaciones
tortuosas
que
son
tendencia,
llegando
incluso
a
la
temporada
12
de

‘American
Horror
Story
’,
reincidiendo
en
recursos
vistos
en
conventos
de
cine
pero
con
la

perversa
referencia
a
los
casos
reales
de
las
lavanderías
Irlandesas
,
que
tuvieron
una
película
en
clave
found
footage
en
‘The
Devil’s
Doorway’
(2018),
que
parecía
estar
rodada
en
las
mismas
catacumbas.

Immaculate

En
última
instancia,
‘Immaculate’
no
reinventa
la
rueda
del
terror
religioso
o
descendiente
de

‘La
semilla
del
diablo
’,
pero
fluye
ágilmente,
y
deja
abiertos
flecos
de
dualidad
sobrenatural
interesantes
en
una
duración
de
sólo
89
minutos
llenos
de

planos
concebidos
con
un
belleza
macabra
que
parece
una
carta
de
amor
completa
al
terror
europeo

en
la
que
también
hay
rastro
de
las
sectas
intra-eclesiales
de
nuestra
La
casa
sin
fronteras

(1972)
y
sus “métodos”
extremos
de
proselitismo,
una
conexión
estrechada
por
la
presencia
española
de
Álvaro
Morte,
más
que
digno
como
representante
de
una
iglesia
en
penumbras
que,
de
nuevo,
no
sale
bien
parada.

En
Espinof: