En
noviembre
de
1980,
la
revista
Interviú
anunciaba
en
portada,
con
una
foto
de
Norma
Duval
de
fondo,
los
temas
escandalosos
que
iba
a
a
tratar
en
el
interior,
como
la
operación
de
una
niña
sin
sexo,
la
culpabilidad
del
cardenal
Antonio
Innocenti
(“Innocenti
no
es
tan
inocente”,
decían
en
un
juego
de
palabras
fascinante)
o
la
lucha
entre
la
secta
Agora
y
la
empresa
Ránia
(“Esto
es
la
leche”,
era
el
inédito
titular).
Y,
como
reportaje
estrella
en
primera
plana,
“Exclusiva:
Fotos
escalofriantes.
Comidos
por
los
caníbales:
agonía
de
cuatro
reporteros
en
la
selva
amazónica”.
Suena
terrorífico,
pero
en
realidad
solo
era
un
anuncio
-probablemente
inconsciente-
de ‘Holocausto
caníbal’.
Tal
y
como
suena.
Cocidos
en
su
propia
salsa
Si
los
niños
de
finales
de
los
90
temblamos
ante
la
supuesta
realidad
de
‘El
proyecto
de
la
bruja
de
Blair’,
dos
décadas
antes
el
equipo
de ‘Holocausto
caníbal’
había
ido
mucho
más
allá.
Aquel
reportaje
de
Interviú,
por
ejemplo,
contaba
con
pelos
y
señales
la
supuesta “historia
real”
tras
la
película
añadiendo
que
es
“lo
más
fuerte
que
jamás
han
visto
nuestros
ojos
y
mal
ha
resistido
nuestro
estómago.
Es
película,
sí,
pero
documental”.
Por
supuesto,
de
documental
no
tenía
un
pelo:
estaba
dirigida
por
Ruggero
Deodato
y
protagonizada
por
Robert
Kerman,
que
los
más
pornófilos
de
la
época
reconocerían
por
películas
clásicas
del
género
como ‘Debbie
Does
Dallas’.
Se
convirtió
rápidamente
en
una
de
las
películas
más
polémicas
de
todos
los
tiempos,
e
incluso
después
de
hacerla
Deodato
fue
detenido
y
acusado
de
asesinato:
según
los
rumores,
varios
actores
habían
sido
asesinados
en
el
rodaje.
No
era
cierto,
claro.
Cosas
de
los
80.
‘Holocausto
caníbal’
fue
prohibida
en
medio
mundo
(incluyendo
Italia)
y
eso
la
convirtió,
paradójicamente,
en
un
éxito
de
lo
oculto,
lo
macabro
y
lo
polémico.
No
hay
datos
exactos,
pero
Deodato
ha
dicho
en
diferentes
entrevistas
que
costó
una
miseria
y
recaudó
entre
20
y
200
millones
de
dólares.
La
realidad
está,
probablemente,
en
un
punto
medio.
Y
claro:
con
el
bombazo,
que
avivó
el
ansia
del
público
por
más
películas
de
bajo
presupuesto
sobre
caníbales,
llegaron
los
aprovechados
habituales.
Dos
segundas
partes
‘Holocausto
caníbal’
no
fue
la
primera
película
de “found
footage”
jamás
creada,
pero
sí
la
que
más
sorprendió
al
público
mainstream.
Y
entre
caníbales
y
metraje
encontrado
se
pasaron
unos
cuantos
años
en
el
cine
de
terror,
con
títulos
como ‘Caníbal
ferox’,
pero
los
productores
estaban
convencidos
de
que
pocas
cosas
iban
a
vender
mejor
que
el
título
original.
Y
así,
en
1985, ‘Schiave
bianche:
Violenza
in
Amazzonia’
se
convirtió
(en
España
y
Alemania),
de
golpe
y
porrazo,
en ‘Holocausto
Caníbal
2:
la
historia
de
Catherine
Miles’.

Ya
os
avanzo
que
la
película
de
Roy
Garrett
no
tiene,
más
allá
de
situarse
en
el
Amazonas,
nada
que
ver
con
la
original.
Esta ‘Holocausto
Caníbal
2’
de
pacotilla
cuenta
la
historia
de
una
mujer
que
acaba
por
enamorarse
de
Umukai,
el
líder
de
una
tribu
que
aparentemente
ha
matado
a
sus
padres.
Aunque
aquí
nos
suena
más
cercana,
no
era
la
primera
secuela
falsa
que
se
hacía:
en
Argentina,
Corea
del
Sur
y
la
Unión
Soviética,
el
año
siguiente
al
estreno
de
la
película
original,
se
lanzó
como
tal
la
película ‘Mangiati
vivi!’
(‘¡Comidos
vivos!’),
de
Umberto
Lenzi.
En ‘Mangiati
vivi!’,
de
hecho,
repetía
como
protagonista
Robert
Kerman,
del
que
Lenzi
aifrmó
años
después
que
si
hubiera
sabido
que
era
actor
porno
jamás
le
hubiera
contratado.
Tres
años
después
del
truco
con ‘Schiave
bianche’
llegó
el
momento
de
intentarlo
de
nuevo,
en
este
caso
con
la
película
mondo
italiana ‘Paradiso
infernale’,
también
conocida
como ‘Natura
contro’
y ‘El
gran
infierno
verde’,
que
en
Filipinas,
España
y
Reino
Unido
se
llamó,
efectivamente, ‘Holocausto
caníbal
2’.
En
España
tenemos
dos
segundas
partes
porque
a
pícaros
no
nos
gana
nadie.

Amor
y
canibalismo
Antonio
Climati,
el
director,
no
tenía
ninguna
intención
de
hacer
una
secuela,
pero,
una
vez
más,
los
distribuidores
internacionales
hicieron
de
las
suyas.
De
hecho,
iba
a
emitirse
en
exclusiva
en
la
televisión
italiana,
pero
decidieron
venderla
en
cines
internacionales
tratando
de
rascar
el
fondo
del
barril
de
la “canibalmanía”.
La
cinta
no
tiene
nada
especialmente
destacable
(más
allá
de
la
escena
en
la
que
un
pez
eléctrico
se
mete
por
el
ano
de
uno
de
los
personajes),
al
menos
hasta
que
nos
fijamos
en
el
departamento
técnico:
en
su
equipo
de
cinco
-¡cinco!-
guionistas,
aparece
un
joven
de
25
años
dispuesto
a
abrirse
paso
en
el
cine.
Un
tal
Federico
Moccia.
Sí,
ese
Federico
Moccia.
El
autor
romántico
superventas
de
‘Tres
metros
sobre
el
cielo’,
‘Tengo
ganas
de
ti’, ‘Perdona
si
te
llamo
amor’
o ‘Ese
instante
de
felicidad’
dio
algunos
de
los
primeros
pasos
de
su
carrera,
por
más
que
no
esté
orgulloso
de
ello,
con
esta
falsa
secuela.
Solo
cuatro
años
después
de
este
trabajo
escribió ‘Tres
metros
sobre
el
cielo’…
Y
fracasó
monumentalmente.
En
2004,
el
relanzamiento
de
su
novela
ya
le
colocó
como
el
número
uno
de
la
narrativa
azucarada
en
medio
mundo.
Sin
caníbales
ni
junglas
por
el
medio.
Con
la
llegada
de
Internet, ‘Holocausto
caníbal’
ganó
estatus
de
culto
y
no
fueron
pocos
los
que
trataron
de
hacerle
homenajes
a
su
manera.
Es
el
caso
de
películas
americanas
cutres
directas
a
DVD
como ‘Ms.
Cannibal
Holocaust’, ‘Holocaust
Cannibal’
(que
mete
nazis
por
el
medio)
y
cintas
italianas
como ‘Mondo
Cannibale’,
de
Bruno
Mattei,
que
en
2004
se
aprovechó
en
Francia
y
Japón
como
nueva
secuela
falsa
de
la
película
original
o,
aún
peor,
como ‘Holocausto
caníbal:
el
origen’.
Lo
más
probable
es
que,
a
estas
alturas,
no
tengamos
jamás
una
secuela
real.
Y,
viendo
lo
que
pasó
con ‘El
proyecto
de
la
bruja
de
Blair’,
francamente,
casi
mejor.
Habrá
que
ver
lo
que
opina
Federico
Moccia
de
todo
esto.
En
Espinof
|
Un
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viaje
por
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de
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historia
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cine
En
Espinof
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