La
crisis
por
la

negativa
inicial
de
Petrobras
a
descargar
un
barco
con
Gas
Natural
Licuado
(GNL)

que
el
Gobierno
había
comprado
en
las
últimas
horas
para
intentar
solucionar,
aunque
sea
de
manera
temporal
la
crisis
energética
que
se
está
viviendo
y
que
en
estos
momentos
sufren
sobre
todo
las
industrias,

demuestra
la
importancia
de
las
relaciones
políticas
entre
los
gobiernos

de
dos
presidentes
que
todavía
nunca
hablaron
ni
por
teléfono:

Javier
Milei
y
Luis
Inacio
Lula
da
Silva.

Los
movimientos
diplomáticos
entre
los
dos
países
permitieron
destrabar
el
conflicto.

De
acuerdo
a
la
reconstrucción
de
los
hechos
que
pudo
hacer
este
diario
de
muy
altas
fuentes,
se
supo
que
los

llamados
contrarreloj
desde
el
martes
a
la
noche

permitieron
destrabar
este
conflicto,
que
las
partes
buscan
igual
definir
como
meramente
comercial
”.

El
fin
de
semana,
sin
licitación
mediante,
y
apurado
por
la
emergencia,

el
Gobierno
compró
un
cargamento
de
GNL
y
debía
transferir
US$
22
millones

a
la
empresa
energética
brasileña
que
rechazó
las
garantías
presentadas
por
Enarsa
a
través
del
Commerzbank,
conocido
como
el
cuarto
banco
más
grande
de
Alemania
por
sus
activos
totales.

La
desesperación
de
las
autoridades
argentinas
ante
la
crisis
energética
y
en
pleno
invierno
fue
tal
que
se
activaron
varios

canales
diplomáticos

que
llevaron,
en
principio,
al
presidente
de
Enarsa,
Juan
Carlos
Doncel
Jones,
a
comunicarse
con
el
área
de
económica
y
de
energía
de
la
Embajada
de
Brasil
en
Buenos
Aires.

Al
mismo
tiempo,
y
como
eso
podía
llevar
tiempo,

la
canciller
Diana
Mondino
le
pidió
ayuda
al
embajador
brasileño,
Julio
Bitelli,

uno
de
los
canales
directos
al
gobierno
de
Lula
junto
al
canciller
Mauro
Vieira.

Ambos
funcionarios
mantienen
la
relación
bilateral
encaminada
frente
a
la
mala
y
nula
relación
de
Milei
y
Lula
,
que
tuvieron
varios
choques
a
lo
largo
de
2023
y
ahora
se
esquivan.
Mondino
entiende
el
tema,
y
tejió
una
muy
buena
relación
con
Bitelli,
con
Vieira
y
mantiene
a
su
equipo
político,
en
el
Ministerio
de
Relaciones
Exteriores,

en
alerta
para
que
esa
llama
se
mantenga
encendida.

El ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Mauro Vieira y la ministra de Relaciones Exteriores, Diana Mondino, en Brasilia el 15 de abril. Foto: XinhuaEl
ministro
de
Relaciones
Exteriores
de
Brasil,
Mauro
Vieira
y
la
ministra
de
Relaciones
Exteriores,
Diana
Mondino,
en
Brasilia
el
15
de
abril.
Foto:
Xinhua

Entonces
el
canciller
Vieira
llamó
personalmente
al
ministro
de
Minas
y
Energía,
de
Brasil,
Alexandre
Silveira
de
Oliveira,
quien
aceptó
hablar
con
las
autoridades
de
Petrobras.

Todo
ocurrió
entre
las
19
horas
del
martes
y
la
mañana
argentina.

Y
eso
derivó
con

un
escueto
comunicado
del
gobierno
argentino
que
no
explicaba
ni
el
problema
ni
la
solución
,
pero

informaba:
“Enarsa
compró
el
viernes
un
buque
de
44
millones
de
m3
de
GNC
a
Petrobras
que
debía
empezar
a
re
gasificar
hoy.
Pero
a
último
momento
la
empresa
impugnó
la
carta
de
crédito
(pago)
con
la
que
debía
pagarse
el
combustible
y
no
autorizó
la
descarga
del
GNL
en
la
terminal
de
Escobar,
el
barco
se
encontraba
amarrado
y
conectado
a
mangueras
desde
las
16
horas
del
día
de
ayer.

El
comunicado
dice
también
que
a
lo
largo
del
día
se
“irá
regularizando
la
situación.

A
decir
verdad,
saben
las
fuentes
que
estuvieron
en
la
negociación,

Petrobras
“no
impugno”
la
carta
de
crédito,

sino
que
le
informó

a
Enarsa
que
las
garantías
dadas
por
el
Commenrzbank
“no
cumplían
los
requisitos”
,
que
finalmente
fueron
“readaptados”
por
la
parte
argentina
y

se
“solucionó
el
problema”
de
manera
temporal.

En
Brasil
están
al
tanto
de
la
crítica
situación
energética
argentina,
donde
el
Gobierno
ahora
se
enfrenta
a
la
lucha
de
asegurar
los
suministros
de
combustible
frente
a
un
invierno
más
duro
de
lo
que
esperaban,
y
que
hizo
aumentar
la
demanda
de
calefacción
también
en
los
hogares.
Y
todas
las
importaciones
energéticas
contrastan
el
ahorro
de
reservas
en
dólares
que
pretende
hacer
Milei,
con
el
horizonte
del
levantamiento
del
cepo,
que
todos
los
sectores
le
demandan.

Y
aunque
se
insista
desde
ambos
gobiernos
en
que
esto
fue
un
problema
comercial,
vale
recordar
que,
en
el
pasado,
la
sintoniza
de
Lula
con
los
gobiernos
kirchneristas,
y
el
respeto
de
Dilma
Rousseff
con
el
de
Mauricio
Macri,

destrabaron
conflictos
comerciales.

Incluso
los
brasileños,
en
mejores
momentos
ellos,
habían
acuñado
la
frase
de
que
Brasil
mantiene
una
“paciencia
estratégica”
con
Argentina.

En
estas
últimas
semanas
además,
hubo
otro
fuerte
entendimiento
en
un
contexto
de
inmensas
diferencias
de
orientación
política
interna
y
exterior
entre
las
administraciones
de
Milei
y
Lula.
Por
decisión
de
la
Cancillería
y
del
Ministerio
de
Defensa,
y
con
aval
de
la
Rosada,
se
envió
ayuda
humanitaria
a
los
afectados
por
las
devastadoras
inundaciones
en
el
sur
de
Brasil.

La
nula
relación
entre
los
mandatarios
actuales
puede
resumirse
en
un
recordatorio:
Lula
da
Silva
dijo
hace
unas
semanas
que
no
había
abierto
aún
la
carta
que
Milei
le
mandó
a
través
de
la
Canciller
y
en
la
que
por
primera
vez
el
Libertario
le
sugería
un
encuentro.
Para
Milei,
Lula
es
un
socialista,
y
para
el
veterano
líder
del
PT,
Milei
es
un
“ultraderechista”.
Y
aunque,
parezca
insólito,
entre
ambos

hay
dos
mujeres
cuyas
posiciones
contrapuestas
podrían
destrabar
su
conflicto
ideológico

o
al
menos
comenzar
el
deshielo:
la
muy
ideologizada
esposa
de
Lula,
Janja
(más
radical
que
el
mandatario
brasileño),
y
la
influyente
hermana
del
presidente
argentino,
Karina.