Entre
música
electrónica
y
bebidas
energizantes,
River
cerrará
un
semestre
en
el
que
tuvo
altibajos
pero
lo
termina
en
carrera
por
la
Liga
Profesional,
en
la
que
está
a
un
punto
de
los
líderes
y
la
Copa
Libertadores,
en
la
que
fue
el
mejor
de
la
fase
de
grupos.
El
equipo
de
Martín
Demichelis
volverá
a
visitar
la
cancha
de
Deportivo
Riestra,
cuatro
meses
después
de
hacerlo
por
primera
vez.
Y
volverá
a
pasar
de
jugar
en
el
estadio
más
grande
de
Sudámerica,
el
Monumental,
con
85
mil
personas
todos
los
partidos,
a
hacerlo
en
el
más
pequeño
de
la
Primera
División.
Con
una
capacidad
para
3.000
espectadores
y
un
paisaje
que
se
reparte
entre
el
Nuevo
Gasómetro
de
fondo,
la
villa
1-11-14,
decenas
de
publicidades
de
la
bebida
energizante
que
auspicia
al
club
y
una
pileta
comunitaria
a
muy
pocos
metros
del
campo,
la
cancha
de
su
rival
supone
un
desafío
para
River
pero
también
volverá
a
ser
un
evento
histórico:
será,
por
partidos
oficiales,
el
estadio
más
pequeño
por
el
que
pase
River
en
la
historia
moderna.
Es
que
el
Guillermo
Laza
superó
en
ese
sentido
al
de
Barracas
Central,
la
cual
River
visitó
en
2023
y
tiene
una
capacidad
de
4.400
personas
(hasta
el
inicio
de
sus
obras
de
ampliación).
Y
ni
en
el
paso
por
la
B
Nacional
que
incluyó
el
viaje
a
Madryn
para
jugar
contra
Guillermo
Brown,
ni
las
decenas
de
partidos
que
jugó
en
los
viejos
Nacionales
en
los
que
pasó
por
sedes
muy
remotas
del
Interior
(Huracán
de
Comodoro
Rivadavia
es
uno
de
tantos
ejemplos),
jugó
en
canchas
tan
pequeñas
como
la
de
Riestra.
Pensar
que
a
River
en
2020
no
lo
dejaron
jugar
en
el
RiverCamp,
cuando
volvió
el
fútbol
en
medio
de
la
pandemia
del
coronavirus
y
la
institución
de
Núñez
había
empezado
las
reformas
del
campo
de
juego.
La
cancha
1
del
predio
de
Ezeiza
tiene
una
capacidad
para
2.000
personas,
cifra
cercana
a
la
del
Laza.
En
aquel
momento,
se
expuso
como
argumento
que
el
reglamento
marcaba
que
“no
se
podía
jugar
en
un
predio
de
entrenamiento,
sino
en
un
estadio”.
A
Riestra
se
lo
habilitan
a
pesar
de
que
la
misma
normativa
del
fútbol
argentino
indica
que
en
Primera
los
partidos
no
se
pueden
desarrollar
en
un
estadio
con
capacidad
menor
a
15
mil
personas.
En
ese
escenario,
entonces,
River
deberá
jugar
como
lo
hizo
en
el
verano.
El
11
de
febrero
goleó
3-0
a
Riestra
por
la
Copa
de
la
Liga.
Eran
otros
momentos,
claro.
De
un
River
más
fuerte.
Y
no
de
este
que
llega
al
final
del
semestre
con
algunas
turbulencias.
Es
que
si
bien
viene
de
dos
victorias
consecutivas,
una
ante
Táchira
por
la
Copa
Libertadores,
para
quedar
como
el
mejor
primero
de
la
fase
de
grupos
y
la
otra
con
Tigre,
por
la
Liga,
también
arrastra
la
eliminación
con
Temperley
por
la
Copa
Argentina
y
una
dura
derrota
ante
Argentinos
Juniors
en
La
Paternal,
donde
dejó
una
pálida
imagen.
Y
esas
caídas
hacen
que
las
alarmas
se
enciendan
cuando
River
tiene
que
salir
de
su
casa.
Es
que
las
estadísticas
contrastan
notoriamente.
En
el
Monumental,
durante
el
ciclo
Demichelis
cosechó
el
88
por
ciento
de
los
puntos.
Afuera,
contabilizando
los
partidos
de
visitante
y
en
canchas
neutrales,
obtuvo
el
53%
de
las
unidades.
Entonces,
en
la
cancha
de
Riestra,
donde
ya
cayeron
Independiente
y
San
Lorenzo,
River
no
quiere
sorpresas.
Y
tratará
de
disimular
las
ausencias
de
peso.
No
estarán
Franco
Armani,
Paulo
Díaz
y
Miguel
Borja,
afectados
a
sus
selecciones.
Volverá
Leandro
González
Pirez
y
Micho
podrá
contar
con
Claudio
Echeverri
y
Pablo
Solari,
quienes
ya
volvieron
del
Sub-23.
Por
su
parte,
Riestra
va
por
la
historia.
“Contra
River,
tenés
que
tener
el
día
perfecto”,
aseguró
su
entrenador
Cristian
Fabbiani,
DT
del
equipo
del
Bajo
Flores,
ex
futbolista
e
hincha
reconocido
de
River.
El
Ogro
también
dijo
que
sueña
con
dirigir
al
Millonario
en
algún
momento.
El
fútbol
argentino
da
para
todo.