Una
postal
muy
triste
y
preocupante
dejó
la
despedida
de
Andy
Murray
del
ATP
500
de
Queen’s,
uno
de
los
certámenes
de
la
gira
de
césped
que
sirve
de
preparación
para
Wimbledon.
El
escocés,
129°
del
mundo
y
cinco
veces
campeón
de
este
torneo,
se
retiró
del
partido
de
segunda
ronda
que
jugaba
ante
el
australiano
Jordan
Thompson
cuando
caía
1-4.
¿La
razón?
Un
problema
en
su
pierna
derecha
provocado
por
una
molestia
en
la
espalda
que
acarreaba
desde
hacía
días
y
que
encendió
una
alarma
en
torno
a
su
participación
en
el
Grand
Slam
británico,
sobre
todo
porque,
como
contó
después,
es
la
primera
vez
que
le
pasa
algo
así
en
cancha.
“En
las
dos
primeras
pelotas
que
golpeé
en
el
calentamiento,
mi
pierna
derecha
estaba
muy
descoordinada,
no
funcionaba
bien.
Perdí
la
fuerza
y
el
control
motor
de
la
pierna,
no
tenía
coordinación.
No
podía
moverme”,
explicó
el
nacido
en
Glasgow
hace
37
años.
Ni
siquiera
los
esfuerzos
del
fisioterapeuta,
que
trabajó
en
la
zona
afectada
durante
casi
diez
minutos
en
pista,
pudieron
solucionar
el
problema.
“Llevo
un
tiempo
con
problemas
en
la
espalda.
Tuve
dolor
de
espalda
hoy,
ayer
y
durante
los
últimos
10
años
de
mi
carrera.
Pero
nunca
antes
lo
había
sufrido.
En
mi
debut,
me
dolió
bastante,
pero
lo
pude
manejar.
No
estaba
cómodo
jugando,
pero
pude
manejarlo”,
continuó
Murray,
que
le
había
ganado
en
su
primera
presentación
en
tres
sets
a
Alexei
Popyrin,
proveniente
de
la
qualy.
Claramente
dolido
y
desconcertado,
agregó:
“Durante
mi
calentamiento
previo
al
partido
estaba
bastante
incómodo
y
luego
subí
las
escaleras,
justo
antes
de
entrar
en
la
cancha,
y
no
tenía
la
fuerza
habitual,
normal,
en
la
pierna
derecha.
No
es
una
sensación
habitual.
Si
me
hubiera
sentido
así
antes
del
partido
no
habría
jugado.
Hubiera
preferido
no
salir
a
jugar,
pero
no
lo
sabía
hasta
que
no
entré
a
la
cancha.
Nunca
antes
experimenté
algo
como
esto,
así
que
no
sé
cuál
es
el
problema
ni
qué
esperar”.
Murray
viene
desde
hace
muchas
temporadas
luchando
con
las
lesiones,
que
no
lo
dejan
tener
continuidad
ni
jugar
en
su
mejor
nivel.
La
peor
fue
la
de
su
cadera
derecha,
por
la
que
anunció
su
retiro
en
Australia
2019.
Una
operación
en
la
que
le
reemplazaron
la
cadera
maltrecha
por
una
de
metal
poco
después
le
dio
una
nueva
vida.
Volvió
a
ganar
títulos,
a
jugar
en
un
gran
nivel
y
recuperó
terreno
en
el
ranking
(de
estar
afuera
del
top
800
llegó
a
tocar
el
36°
lugar),
pero
los
problemas
físicos
le
siguieron
dando
dolores
de
cabeza
y
en
marzo
pasado
sufrió
otra
seria
lesión
que
lo
mantuvo
dos
meses
lejos
del
circuito.
Fue
en
la
tercera
ronda
de
Miami
ante
el
checo
Tomas
Machac.
El
escocés
se
torció
el
tobillo
izquierdo
en
el
tercer
set,
pero
pudo
completar
el
encuentro.
Sin
embargo,
poco
después
de
su
derrota
se
confirmó
la
gravedad
del
problema:
rotura
en
el
ligamento
talofibular
anterior
y
rotura
casi
completa
del
ligamento
calcaneofibular.
“Estaba
pensando
que
es
el
último
partido
que
voy
a
jugar
acá,
lo
que
es
triste
porque
me
encanta
este
certamen”,
comentó
en
ese
momento.
Volvió
a
mediados
de
mayo
y,
aunque
no
consiguió
grandes
resultados,
parecía
que
iba
agarrando
ritmo.
Pero
este
nuevo
golpe
en
Queen’s,
un
torneo
muy
especial
para
él,
parece
la
sentencia
para
el
final
de
su
carrera.
“Aunque
los
últimos
años
hayan
parecido
bien,
ha
sido
realmente
duro
para
el
cuerpo.
Físicamente
muy
difícil.
Muchos
días
no
ha
sido
muy
divertido
entrenar
y
practicar”,
reconoció
Murray.
“Obviamente
he
intentado
superarlo
y
encontrar
la
manera
de
entrar
en
la
cancha
y
competir
en
el
mejor
nivel.
Pero
el
tenis
es
un
deporte
muy,
muy
duro”.
Murray
-que
fue
número
uno
y
ganó
tres
Grand
Slams
y
dos
oros
olímpicos
en
pleno
apogeo
de
Roger
Federer,
Rafael
Nadal
y
Novak
Djokovic-
aún
no
puso
fecha
definitiva
de
retiro.
Hace
algunas
semanas
había
dicho
que
le
gustaría
hacerlo
en
Wimbledon,
donde
ganó
en
2013
y
2016,
o
en
unos
Juegos
Olímpicos,
en
los
que
se
coronó
campeón
en
2012
y
2016.
Y
esta
nueva
lesión
hace
pensar
que
quizás
podría
colgar
la
raqueta
en
la
edición
del
“grande”
británico
que
arrancará
en
menos
de
dos
semanas
o
en
París
2024,
cita
para
la
que
recibió
una
wild
card.
Habrá
que
ver
si
logra
recuperarse
a
tiempo
para
esas
dos
citas.
Si
lo
hace
y
realmente
dice
adiós
en
los
próximos
meses,
el
tenis
despedirá
en
este
2024
a
otro
de
esos
Cuatro
Fantásticos
que
marcaron
una
era.
Ya
lo
hizo
hace
dos
años
con
Federer.
¿Se
viene
el
turno
de
Sir
Andy?