James
Cameron

es
capaz
de
empeñarse
con
algo
y
terminará
imponiéndolo
por
lo
legal
o
lo
criminal.
En
lo
último
entrarían
sus
cuestionables
remasterizaciones
de
sus
clásicos
para
que
todos
luzcan
como
Avatar’.
En
lo
primero
podríamos
colocar
su
extraño

impulso
por
revitalizar
la
tecnología
3-D

a
través
de
la
citada
saga
de
ciencia
ficción.

Es
cierto
que
el
fenómeno
de
la
primera
‘Avatar’
nos
dejó
de
legado
muchos
blockbusters
intentando
sumarse
a
ese
carro
tridimensional
por
meros
intereses
económicos,
con
muy
pocos
dándole
verdadero
provecho
como
si
hizo
Cameron.
O
como
si
logró
una
película
de
3-D
estrenada
meses
antes,
casi
un
año,
y
daba

un
interesante
y
diferente
uso
a
esta
técnica

aplicada
al
cine:
Los
mundos
de
Coraline
’.

Los
botones
del
mal

Esta
increíble
aventura
de
fantasía
oscura,
originada
por

Neil
Gaiman

en
su
novela
de
2002
y
adaptada
por
el
genio
del
stop-motion

Henry
Selick
,
decidió
probar
nuevos
terrenos
para
esta
vertiente
de
la
animación
a
través
de
estas
tres
dimensiones.
Un
formato
con
el
que
vamos
a
poder
ver
(o
volver
a
ver)
esta
sensacional
película,
que

realiza
su
reestreno
en
salas
de
cine
de
toda
España
.

La
joven
Coraline
Jones
es
una
terca
y
algo
gruñona
niña
que
tiene
que
irse
con
sus
padres
a
una
gris
casa
en
el
campo.
Desatendida
a
causa
de
la
acumulación
de
trabajo
para
ambos
progenitores,
Coraline
empieza
a
desear
otra
vida
y
hasta
otra
familia,
algo
que
se
le
concede
inesperadamente
cuando

encuentra
el
portal
a
una
realidad
diferente

donde
encuentra
versiones
más
atentas
y
cariñosas
de
sus
padres.
Eso
sí,
con
botones
en
lugar
de
ojos.

Lejos
de
buscar
la
espectacularidad
de
escenas
de
acción
más
directas
hacia
el
espectador,
Selick

nos
mete
en
esta
historia
a
través
del
3-D

para
poder
apreciar
una
textura
casi
táctil
en
sus
“marionetas”.
Creadas
con
mimo
y
artesanía
hasta
aproximarse
a
muñecos
de
trapo,
Selick
y
el
estudio
de

Laika
Entertainment

(que
hace
aquí
su
segundo
largometraje)
consiguen
una
flexibilidad
con
sus
personajes
stop-motion
realmente
especial
y
hace
más
fácil
suspender
la
incredulidad
ante
la
fantasía.

‘Los
mundos
de
Coraline’:
una
anti-Alicia
en
un
mundo
de
pocas
maravillas

Los Mundos De Coraline 2009

Técnicamente
es
un
primer,
como
no
se
puede
esperar
otra
cosa
de
alguien
que
dedica
tanto
tiempo
y
atención
a
sus
producciones
como
Selick.
Al
mismo
tiempo,
consigue
en
‘Los
mundos
de
Coraline’
una
experiencia
narrativa
gratificante,
aprovechando
los
pocos
convencionalismos
del
relato
de
Gaiman.
El
carácter
poco
agradable
de
la
protagonista,
los
padres
abrumados
que
rezuman
autenticidad
o
los
secundarios
poco
coloridos
tratan
de
crear
una
anti-fantasía
que

subvierte
relatos
más
canónicos

como
el
de
Alicia
en
el
país
de
las
maravillas
’.

Al
mismo
tiempo,

logra
cautivar
y
maravillar
por

misma
.
Incluso
aunque
sus
imágenes
retorcidas
incidan
en
el
terror
existencial
que
marca
la
historia,
y
haga
de
esta
una
película
de
cuestionable
aptitud
para
verla
con
público
muy
pequeño.
Ahora,
si
se
considera
que
es
momento
de
exponerlos
al
género
con
una
historia
que
apele
a
su
sensibilidad,
‘Los
mundos
de
Coraline’
ofrece
un
visionado
difícilmente
mejorable.

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