Se
cumplen
diez
años
de
uno
de
los
estrenos
más
injustos
que
ha
presenciado
la
industria
cinematográfica
en
lo
que
llevamos
de
siglo.
Este
no
es
otro
que
el
de
la
primera
entrega
de
‘John
Wick’
,
titulada
en
nuestra
tierra
como ‘Otro
día
para
matar’
y

cuyo
estatus
de
filme
de
culto
no
está
reñido
con
haber
debutado
con
un “directo
a
televisión”

que
no
hace
justicia
ni
a
su
enorme
calidad
ni
a
su
prolífico
legado.

En
pleno
2024,
hablar
de ‘John
Wick’
es
hacerlo
de
una
franquicia
tan
rentable
como
elogiada
por
propios
y
extraños.
Una
colección
de
cuatro
películas
—y
una
serie—
con
visos
de
continuar
expandiéndose
hasta

en
formato
anime
,
pero
que

ha
marcado
el
cine
de
acción
moderno

con
su
sentido
ultraestilizado
de
la
acción
y
con
unas
setpieces
a
la
vanguardia
del
medio.

Simplicidad,
complejidad
y
J.R.R.
Tolkien

Pero
todo
tiene
un
origen,
y
en
este
caso
no
fue
otro
que
un
guión
escrito
por
Derek
Kolstad
que
leyó
Keanu
Reeves
a
principios
de
la
pasada
década.

El
libreto
le
llamó
poderosamente
la
atención
,
y
en
una
entrevista
con

IndieWire
,
en
la
que
ha
coincidido
con
los
otros
padres
de
la
criatura,
los
directores
Chad
Stahelski
y
David
Leitch,
ha
explicado
por
qué.

“Lo
que
me
llamó
la
atención
fue
la
premisa.
Me
encantó
esa
idea
de
un
mundo
detrás
del
mundo
y
de
un
personaje
que
pensamos
que
es
de
una
manera
pero
que
en
realidad
es
de
otro
tipo.
Me
encantó
que
tratara
sobre
el
duelo.
Para
mí,
todo
giraba
en
torno
al
duelo,
el
amor
y
la
amistad,
pero
también
al
lado
oscuro.
Estaban
John
y
John
Wick:
las
dos
caras
del
personaje,
y
disfruté
mucho
de
esa
interacción
en
la
historia”.

La
peculiaridad
del
guión
de
Kolstad

invitó
a
Reeves
a
enviárselo
a
Leitch
y
Stahelski
,
con
quienes
colaboró
estrechamente
en
‘Matrix’,
donde
coordinaron
al
equipo
de
especialistas.
Pero
lejos
de
interesarse
por
volver
a
repetir
rol,
el
dúo
quiso
tomar
las
riendas
y
ocupar
el
asiento
de
directores,
en
el
que
había
cabida
para
ambos.

Además
de
la
acción,
si
algo
atrajo
a
Chad
Stahelski,
eso
fue

la
posibilidad
de
ampliar
la
escala
de
una
simple
y
llana
venganza

y
ambientarla
en
un
mundo
más
rico
y
complejo.
El
cineasta,
de
hecho,
ha
confesado
una
fuente
de
inspiración
de
lo
más
peculiar.

“Soy
un
gran
fan
de
Tolkien,
y
siempre
había
querido
hacer
una
fantasía
contemporánea
que
llenara
ese
vacío,
así
que
cuando
apareció
esto,
fue
el
perchero
perfecto
para
colgar
nuestro
abrigo.
Llevaba
tiempo
intentando
vender
esta
idea
de
mitología
griega
y
mundos
subterráneos,
pero
Tolkien
probablemente
fue
mi
autor
favorito
cuando
crecí
[y
una
gran
influencia].
Me
fascinaba
la
creación
de
mundos.
Añade
a
eso
10
años
trabajando
con
las
Wachowski,
y
no
quería
hacer
una
película
de
acción
o
de
asesinos
de
siempre.
Quería
algo
donde
pudiéramos
incluir
un
pequeño
elemento
de
fantasía”.

David
Leitch,
por
su
parte,

quedó
encandilado
por
el
contraste

entre
la
simplicidad
de
la
premisa,
con
un
hombre
en
busca
de
venganza,
con
las
inmensas
posibilidades
que
abría
la
propuesta
tanto
a
nivel
de

lore

como
de
la
aproximación
a
la
acción.

“Nos
encantaba
su
simplicidad
y
el
hecho
de
que
pudiéramos
añadir
nuestro
propio
mundo.
Nos
dio
la
oportunidad
de
hacer
el
tipo
de
acción
que
llevábamos
un
par
de
años
desarrollando
y
que
habíamos
ofrecido
a
otros
cineastas
como
coreógrafos,
y
ellos
decían, ‘¿Gun-fu?
No
lo
vemos…’.
¿Tener
un
guion
que
se
prestara
a
eso?
Fue
como, ‘Oh,
Dios
mío’.
Pudimos
aplicar
esa
acción
provocadora
que
llevábamos
tanto
tiempo
deseando
hacer
en
este
guion”.

Stahelski
lo
tiene
claro:

todo
lo
que
tenían
en
mente
encajaba

con
el
libreto
de
Kolstad.

“Tenía
la
estructura
justa
para
ser
realmente
interesante.
Dijimos, ‘Todas
las
ideas
que
tenemos
encajarían
tan
bien
aquí’.
El
hotel,
el
submundo…
simplemente
encajaba”.

Diez
años
más
tarde,
ambos
directores
se
han
convertido
en
referentes
del
género
y ‘John
Wick’
en

una
catedral
del
cine
de
acción
contemporáneo

que
guardar
como
oro
en
paño.

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