

No
lo
sabe
mucha
gente,
pero
realmente
La
casa
de
la
pradera
fue
el
tercer
libro
de
una
saga
escrita
por
Laura
Ingalls
Wilder
que
empezó
en
1932
con
La
pequeña
casa
en
los
Grandes
Bosques
y
continuó
hasta
1971,
cuando
se
publicó
el
noveno
libro
post-mortem.
Casi
nada.
Durante
esos
años
dio
tiempo
a
adaptar
la
saga
en
9
temporadas
de
una
serie
de
televisión
tan
mítica
como
sui
generis.
Vamos,
que
del
libro
cogía
el
título,
los
personajes
y
poco
más.
Eso
no
impidió
que
desde
1974
hasta
1984,
cuando
se
emitió
su
tercera
y
última
película
para
cerrarlo
todo,
se
convirtiera
en
un
auténtico
bombazo
televisivo.
Desbarajuste
temporal
en
la
pradera
Es
curioso
hablar
de “bombazo”
teniendo
en
cuenta
cómo
terminó
la
serie:
en
la
última
película,
con
una
explosión
que
destrozaba
el
pueblo,
mientras
se
despedían
de
manera
lacrimógena.
Había
un
motivo
para
esta
explosión:
el
equipo
de
producción
prometió
a
los
propietarios
de
la
tierra
donde
grababan
que
todo
quedaría
igual,
y
ya
estaban
planeando
el
coste
de
desmantelar
cada
edificio,
placa
de
madera
a
placa
de
madera,
hasta
que
Michael
Landon,
el
protagonista,
dijo
“¿Por
qué
no
lo
hacemos
explotar?
Así
todo
quedaría
dividido
en
pequeñas
piezas
y
podrías
simplemente
recoger
los
escombros
y
marcharte”.
Suena
a
muy
machote,
pero
al
final
acabó
llorando
mientras
veía
el
destrozo.
No
sabemos
si
lloró
también
al
ver
el
mayor
gazapo
de
toda
la
serie:
en
el
episodio
20
de
la
temporada
6,
Los
hermanos
Wilder,
mientras
dos
de
los
personajes
se
abrazan,
vemos
de
fondo…
un
coche
de
producción
yendo
tranquilamente
por
la
pradera.
¿Qué
tiene
de
raro?
Bueno,
que
la
serie
transcurre
alrededor
del
año
1870,
y
aún
faltaban
quince
años
para
que
se
creara
el
primer
automóvil,
¡mucho
menos
para
que
pudiera
pasear
tranquilamente
por
la
campiña!
Al
margen
de
este
error,
lo
cierto
es
que
la
serie
supuso
un
antes
y
un
después,
por
ejemplo,
en
España.
La
prueba
es
que,
efectivamente,
ganó
varios
premios
Emmy,
pero
el
primer “gran
galardón”
que
recibió,
en
1976,
fue
un
TP
de
Oro,
proveniente
de
la
famosa
revista
española,
para
Karen
Grassle.
Tiempo
después,
toda
una
generación
volvió
a
conocer
La
casa
de
la
pradera
por
las
parodias
de
Michael
Landon
en
El
Informal.
La
dignidad
es
algo
relativo.













