Las
películas
de
animación
tardan
años
y
años
en
encontrar
su
verdadera
forma.
Y
si
no
que
se
lo
digan
a


El
rey
león
,

la
mítica
película
de
Disney
de
la
que
todos
podemos
cantar
sus
canciones
y
prácticamente
repetir
el
guion
palabra
por
palabra

y
que
en
un
principio
iba
a
ser
una
especie
de
documental
animado.
Sí,
tal
y
como
suena:

George
Scribner
,
que
iba
a
ser
el
director
de
la
película,
estaba
convencido
de
que
esa
era
la
manera
correcta
de
representarlo
hasta
que
los
productores
decidieron
convertirla
en
un
musical
y
él,
enfadado,
dejó
el
proyecto,
siendo
sustituido
por

Rob
Minkoff
.
Y
así
es
como
se
crea
un
clásico:
con
puñaladas
traperas
por
la
espalda.

Y
así
será
mi
voz

Para
que
os
hagáis
una
idea
de
hasta
qué
punto
puede
cambiar
un
proyecto,
en
un
principio

Michael
Eisner

tuvo
la
idea
de
que “fuera
más
Shakesperiana”,
modelando
la
historia
con

El
Rey
Lear
.
Sin
embargo,
como
le
señalaron,
ya
era
bastante

Hamlet
.

Jeffrey
Katzenberg
,
entonces,

dio
una
sencilla
orden:


“Poned
tanto
Hamlet
como
podáis”.

El
resultado
final
ya
lo
conocéis
de
sobra.

Probablemente
en

Hamlet
,
eso
sí,
había
muchos
menos
rugidos
que
en

El
rey
león
.

Los
técnicos
tenían
que
hacer
un
rugido
absolutamente
perfecto,
icónico,
mítico
y
al
mismo
tiempo
inconfundible
.
¿Y
cómo
lo
consiguieron?
Bueno,
fue

Frank
Welker
,
actor
de
voz
que
ha
participado
en
casi
900
proyectos
(por
ejemplo,
ha
sido
Scooby-Doo)
y
que
aquí
fue
acreditado
como
“Rugido
de
león,
hienas
y
bestias
salvajes”
.

Como
podéis
ver,

para
hacer
el
rugido
perfecto
Welker
gruñía
en
un
cubo
de
basura
hasta
conseguir
el
efecto
que
buscaba
.
Y
aunque
pueda
parecer
una
tontería
que
luego
sería
sustituida
por
un
rugido
de
verdad,
funcionó
a
la
perfección.
Y
sí:
cuando
veáis

El
rey
león

a
partir
de
ahora
no
vais
a
poder
pensar
en
otra
cosa.