El
año
2000
marcó
un
punto
de
inflexión
en
la
relación
entre
Denzel
Washington
y
la
Academia
de
Hollywood.
Durante
aquella
temporada
de
premios,
el
intérprete
recibió
una
nominación
al
Oscar
al
mejor
actor
principal
por
su
celebrado
trabajo
en ‘Huracán
Carter’,
compitiendo
por
la
estatuilla
con
gigantes
como
Russell
Crowe,
Richard
Farnsworth,
Sean
Penn
y
un
Kevin
Spacey
que
terminó
llevándose
el
gato
al
agua
por
su
brillante
trabajo
en
‘American
Beauty’.
Ni
Oscars
ni
Oscors
Durante
una
entrevista
con
Esquire,
Washington
rememoró
el
momento
en
el
que
la
estatuilla
se
le
escapó
entre
los
dedos.
Un
momento
que,
en
su
mente,
fue
de
lo
más
incómodo
y,
en
cierto
modo,
agobiante,
y
que
debió
caer
como
un
jarro
de
agua
fría
si
tenemos
en
cuenta
que,
semanas
antes,
triunfó
frente
a
Spacey
en
los
Globos
de
Oro.
“En
los
Oscar,
anunciaron
el
nombre
de
Kevin
Spacey
por
American
Beauty.
Tengo
el
recuerdo
de
darme
la
vuelta
y
mirarle,
y
nadie
estaba
de
pie
salvo
las
personas
que
estaban
a
su
alrededor.
Y
todos
los
demás
me
miraban
a
mí.
No
es
que
fuera
así.
Quizá
es
como
yo
lo
percibí.
Tal
vez
sentí
que
todos
me
miraban.
Porque,
¿por
qué
iban
a
mirarme?
Pensándolo
ahora,
no
creo
que
lo
hicieran”.
“Estoy
seguro
de
que
esa
noche
fui
a
casa
y
bebí.
Tenía
que
hacerlo.
No
quiero
sonar
como,
‘Oh,
él
ganó
mi
Oscar’,
o
algo
por
el
estilo.
No
fue
así.
Y
ya
sabes,
había
comentarios
en
la
industria
sobre
lo
que
pasaba
por
ese
lado
de
la
calle,
pero
eso
es
algo
entre
él
y
Dios.
Yo
no
tengo
nada
que
ver
con
eso.
Rezo
por
él.
Eso
es
entre
él
y
su
creador”.
La
de ‘Huracán
Carter’
fue
la
segunda
nominación
al
Oscar
al
mejor
actor
principal
infructuosa
para
un
Denzel
Washington
que
fue
derrotado
por
Al
Pacino
en
1992,
año
en
que
compitieron ‘Malcolm
X’
y ‘Esencia
de
mujer’.
Con
dos
decepciones
bajo
el
brazo,
Washington
decidió
distanciarse
de
la
fiesta
de
la
Academia
y
ceder
a
su
esposa
el
privilegio
de
poder
votar.
“Pasé
por
una
etapa
en
la
que
[mi
esposa]
Pauletta
veía
todas
las
películas
nominadas
a
los
Oscar.
Le
dije:
‘No
me
importa
eso.
Oye:
¿No
se
preocupan
por
mí?
Pues
yo
no
me
preocupo’.
Vota
tú.
Míralas
tú.
Yo
no
voy
a
verlas.
Lo
dejé.
Me
amargué.
Mi
fiesta
de
autocompasión”.
Eso
es
quitarse
un
buen
peso
de
encima.
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