Japón
prácticamente
ha
tenido
el
monopolio
de
la
animación
asiática
durante
décadas,
y
además
ha
sentado
cátedra.
El
anime
lleva
años
y
años
derribando
barreras
y
metiéndose
cada
vez
más
en
nuestro
día
a
día…
Y
si
los
creadores
de
Occidente
se
han
dejado
influenciar
por
el
anime,
en
Asia
no
van
a
ser
menos
y
también
han
ido
expandiendo
la
industria.
En
Corea
del
Sur
ya
hace
tiempo
que
dejaron
de
ser
simplemente “los
intercaladores”
o
los
animadores
de
carne
de
cañón,
y
ahí
tenemos
a
estudios
como
Studio
Mir
dándolo
todo
con ‘Devil
May
Cry‘.
Pero
China
se
está
metiendo
cada
vez
más
en
el
mundo
del
anime
y
viene
con
los
motores
a
punto.
Más
que
solo
meter
la
cabeza
Los
últimos
años
han
sido
buenísimos
para
la
animación
china,
que
se
está
metiendo
en
el
mercado
por
la
puerta
grande.
Ahí
tenemos ‘Ne
Zha
2‘
rompiendo
récords
como
la
película
de
animación
más
taquillera
de
la
historia,
pero
sus
series
de
estilo
anime
(donghua)
tampoco
se
quieren
quedar
atrás.
Los
animes
chinos
se
están
volviendo
cada
vez
más
populares
entre
series
como ‘Link
Click‘
o ‘La
bendición
del
oficial
del
cielo‘,
y
la
recién
estrenada ‘To
Be
Hero
X‘
demuestran
que
en
China
han
sabido
tomar
lo
mejor
de
los
animes
japoneses
de
siempre
y
darle
su
propio
toque
para
atraer
al
público.
La
cosa
no
se
queda
ahí,
y
este
mismo
año
se
estrena
‘Super
Cube‘,
que
adaptará
el
manhua
de
Shuiluo
Sheng
Sheng
y
ya
está
siendo
comparado
con
animes
de
acción
como ‘Naruto‘
o ‘Jujutsu
Kaisen‘.

Y
es
que
la
animación
china
poquito
a
poco
está
calando
tanto
en
el
público
occidental
como
incluso
en
el
japonés.
Como
explican
desde
Nikkei
Asia,
ya
se
puede
ver
este
regusto
por
los
contenidos
chinos
desde
lugares
como
Akihabara,
que
desde
hace
años
es
un
paraíso
para
otakus
y
gamers
que
buscan
encontrar
figuras
y
merchandising
de
sus
animes
y
videojuegos
favoritos.
Porque
aunque
hasta
hace
nada
estaba
prácticamente
reservado
a
cultura
japonesa,
hoy
en
día
está
plagado
de
anuncios
y
contenidos
de
compañías
chinas
como
Yostar
Games
o
miHoYo,
los
creadores
de ‘Genshin
Impact’
y
están
sabiendo
atraer
perfectamente
al
público
japonés.
“Contratan
a
un
gran
número
de
creadores
japoneses
y
unan
acores
de
voz
japoneses.
De
hecho,
incluso
imitan
las
historias
de
los
juegos
japoneses.
Han
hecho
que
sus
productos
sean
tan
parecidos
a
los
juegos
japoneses
como
sea
posible,
perfeccionándolos
aún
más”
señaló
un
japonés
que
ha
trabajado
en
la
industria
durante
años.
Toca
despertarse
Así
que
desde
Japón
ya
tienen
puesto
el
ojo
en
sus
vecinos
como
una
competencia
real,
e
incluso
en
el
campo
del
anime
ya
se
están
temiendo
que
se
les
vayan
a
comer
en
unos
años
si
la
industria
japonesa
no
se
pone
las
pilas.
“En
Japón,
a
la
gente
ya
no
se
la
educa
en
animación.
La
única
razón
por
la
que
China
aún
no
ha
alcanzado
a
Japón
es
porque
tienen
un
montón
de
restricciones
respecto
a
la
libertad
de
expresión”,dijo
en
2023
el
fundador
de
MAPPA. “Si
consiguen
más
libertad,
superarán
a
Japón
en
nada
de
tiempo”
Masao
Maruyama,
fundador
de
los
estudios
MAPPA
y
Madhouse,
apuntó
en
2023
que
los
animes
japoneses
se
estaban
estancando
en
producciones
comerciales,
mientras
que
(en
su
opinión)
los
chinos
estaban
tratando
historias
mucho
más
interesantes.
Y
además
fomentan
la
educación
de
la
siguiente
generación
de
animadores,
algo
que
la
industria
japonesa
venía
descuidando
y
que
va
a
llevar
a
una
crisis
curiosa
cuando
no
haya
un
reemplazo
generacional
de
directores.

Desde
China,
como
explican
muy
bien
en
Global
Times,
la
animación
china
se
está
convirtiendo
en
un
orgullo
nacional
y
cada
vez
más
jóvenes
siguen
las
series
y
películas
animadas
patrias
con
mucha
atención.
Uno
de
los
elementos
que
más
se
valoran
es
la
habilidad
de
sus
creadores
para
combinar
elementos
tradicionales
de
la
cultura
china
con
narrativas
modernas,
con
un
acabado
que
cada
vez
es
más
cuidado
y
que
ha
puesto
a
la
animación
china
al
nivel
de
sus
competidores
extranjeros.
Así
tenemos
películas
como
‘Treinta
mil
millas
de
Chang’an’
o
‘La
serpiente
blanca‘,
que
están
basadas
en
historias
tradicionales
y
ejemplifican
muy
bien
esto:
tomar
como
base
una
trama
ya
conocida
con
muchísimos
elementos
culturales
pero
traerlas
a
la
vida
con
un
estilo
moderno
y
técnicas
cinematográficas
punteras.
“Se
sentían
auténticas,
acercaban
al
público
a
las
historias”,
dijo
Huang
Ziyi,
una
estudiante
china
de
la
Universidad
Wuhan,
alabando
cómo
las
películas
animadas
habían
traído
a
la
vida
los
poemas
que
estudia.

Y
es
que
mientras
veteranos
de
la
animación
japonesa
ven
la
cosa
muy
negra
si
la
industria
del
anime
no
cambian
pronto,
en
China
casi
parece
que
acaban
de
empezar
a
dar
sus
primeros
pasos
(aunque
sean
gigantescos).
Y
aunque
cada
año
nos
lleguen
unas
pocas
series
y
películas
a
nivel
internacional,
las
que
tenemos
ya
están
siendo
una
declaración
de
intenciones
muy
interesante
sobre
lo
que
puede
conseguir
la
industria
china
en
cuanto
a
animación.
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