Da
igual
lo
que
estuvieras
haciendo
el
día
que
salió
la
canción.
Incluso
si
no
habías
nacido
aún
en
el
año
1968,
porque
todos
los
españoles,
tengan
la
edad
que
tengan
y
sea
cual
sea
su
generación
saben
entonar
el
‘La,
la,
la’
de
Massiel.
Puede
que
lo
hagan
conociendo
de
primera
mano
su
contexto
o
que
desconozcan
de
dónde
viene.
Y
ahí
está
la
clave
del
éxito
de
esta
canción,
que
fue
mucho
más
allá
de
ganar
el
festival
de
Eurovisión.
Tras
la
nebulosa
de
esta
victoria
que
supo
a
gloria
y
que
se
disfruta
también
a
través
de
la
serie
incluso
a
sabiendas
de
cuál
fue
el
desenlace
de
la
historia,
estaba
un
régimen
como
el
de
Franco,
toda
una
anomalía
en
la
Europa
de
finales
de
los
sesenta,
que
ansiaba
lavar
su
imagen
y
sostener
mientras
pudiera
el
escaparate
del “Spain
is
different”.
Y
uno
de
los
caminos
que
se
podían
tomar
para
lograrlo
era
ganar
el
festival
de
Eurovisión.
El
encargado
de
asumir
este
gran
reto
fue
Esteban
Guerra
(Patrick
Criado),
el
protagonista
de
la
fantástica
serie
de
Movistar
Plus+
y
un
joven
ejecutivo
de
RTVE
que
descubre
que
desde
muy
arriba
ha
llegado
esta
orden.
No
tiene
experiencia
musical,
pero
está
ansioso
por
ascender,
así
que
toma
las
riendas
del
proyecto
y
convence
de
unirse
a
la
aventura
al
peculiar
Artur
Kaps
(Alex
Brendemühl),
responsable
detrás
de
los
grandes
espectáculos
televisivos
de
la
época.
Juntos
emprenden
la “Operación
Eurovision”,
un
plan
para
encontrar
la
canción
y
el
intérprete
ideales
que
proyecten
en
Europa
la
imagen
de
un
país
moderno
y
abierto,
tal
como
desea
el
gobierno.
El
resto
es
historia,
pero
merece
la
pena
ver
cómo
se
cuenta
en
la
serie
creada
por
Pepe
Coira
y
Fran
Araújo,
los
cerebros
detrás
de
otros
proyectos
como
‘Rapa’
y
‘Hierro’.
Después
de
tropezar
se
alinean
los
astros
Como
muchos
de
los
movimientos
más
importantes
de
la
segunda
mitad
del
siglo
XX
en
España,
este
gran
hito
de
nuestro
país
también
se
fraguó
entre
sillones
de
cuero
y
despachos.
Concretamente,
en
los
de
Radio
Televisión
Española,
que
fueron
los
que
vieron
nacer
uno
de
los
poquitos
rayos
de
luz
a
los
que
podía
aspirar
la
sociedad
española
de
aquel
momento.
La
serie
es
consciente
del
trasfondo
de
la
época
que
pretende
retratar
y
no
da
puntada
sin
hilo,
sabiendo
encontrar
el
equilibrio
perfecto
entre
el
humor,
la
libertad
creativa
y
un
hecho
histórico.
Y
todo
ello
sin
caer
en
la
dulcificación
de
una
caricatura
y
logrando
que
el
relato
encaje
perfectamente
en
tres
cápsulas
fáciles
de
digerir.
Costó
encontrar
la
canción
y
la
voz
adecuada
para
cantarla,
pero
después
de
ver
esta
serie,
creo
que
no
podríamos
haber
acertado
más
confiando
en
Massiel
(Carolina
Yuste).
No
solo
porque
acabase
llevándose
la
victoria,
sino
porque
además
fue
un
perfil
capaz
de
representar
lo
que
es
Eurovisión
en
sí
mismo:
un
altavoz
en
favor
de
la
libertad.
Y
porque
tampoco
quiso
bajar
la
cabeza
y
que
la
convirtieran
la
imagen
de
un
régimen
que
seguía
condenando
cualquier
mínimo
atisbo
de
la
misma.
Después
del
tropiezo
que
hubo
con
Serrat,
al
que
interpreta
Marcel
Borràs,
llegaron
los
gestos
arquetípicos
e
icónicos
de
Massiel,
que
supo
aprovechar
el
trampolín
y
llegar
a
lo
más
alto.
Mucho
más
que
una
canción

Y,
al
igual
que
la
historia
se
encaprichó
regalándonos
aquella
victoria, ‘La
canción’
también
nos
deleita
haciendo
de
esta
hazaña
un
relato
capaz
de
embelesarnos.
En
ella
no
encontramos
luces
de
neón
ni
confeti,
sino
que
vemos
personajes
rígidos,
víctimas
de
un
contexto
social
y
político
acartonado
y
gris.
Pero
esto
no
nos
impide
disfrutarla,
porque
cuenta
con
los
ingredientes
de
otras
series
de
calidad
que
ya
encontramos
en
el
catálogo
de
Movistar
Plus+.
Entre
ellos
están,
por
supuesto,
los
actores
que
forman
parte
del
elenco
y
que
nos
invitan
a
conocer
o
revisitar
uno
de
los
pocos
momentos
alegres
que
se
vivieron
a
nivel
histórico
en
aquella
época.
Patrick
Criado,
Carolina
Yuste,
Àlex
Brendemühl
y
Marcel
Borràs
elevan
la
serie
y
encuentran
el
tono
perfecto
para
que
la
melodía
sea
lo
más
pegadiza
posible.
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