Aunque
Dragon
Ball
ya
lanzó
un
videojuego
en
septiembre
de
1986
para
la
desconocida
consola
Super
Cassette
Vision,
se
suele
considerar
que
el
primer
título
jugable
basado
en
el
manga
salió
a
la
venta
un
mes
después,
el
27
de
noviembre
de
1986:
Dragon
Ball,
Shenron
no
Nazo,
que
seguía
las
aventuras
de
los
primeros
tomos
del
manga,
hasta
que
invocaban
por
primera
vez
a
Shenron.
La
plataforma
con
el
honor
de
tener
este
primer
juego
fue
la
Famicom
(por
entendernos,
la
Nintendo
de
toda
la
vida),
y
Akira
Toriyama
estaba
tan
involucrado
que
incluso
creó
varios
enemigos
en
exclusiva.
¡A,
B,
arriba,
kame,
hame,
ha!
Particularmente,
Toriyama
diseñó,
en
exclusiva
para
Shenron
no
Nazo,
a
sus
antagonistas,
el “ejército
MB”:
un
robot,
un
alien
que
se
asemeja
a
Krilin
y
el
general
de
dicho
ejército.
Sin
embargo,
solo
los
japoneses
pudieron
disfrutar
de
estos
diseños,
porque
al
llegar
a
Estados
Unidos,
donde
nadie
conocía
la
franquicia,
el
juego
cambió
y
se
convirtió
en
Dragon
Power,
que
eliminó
casi
todas
las
referencias
a
la
serie
original.

Bandai
De
hecho,
ni
siquiera
Goku
pudo
seguir
siendo
él:
le
vistieron
como
si
fuera
un
estereotipo
de
estudiante
de
kung
fu,
con
bandana
azul
y
traje
blanco
(en
la
portada
ni
siquiera
tiene
el
pelo
picudo
ni
se
parece
al
héroe
que
todos
conocemos),
y
Muten
Roshi
pasó
a
ser
un
maestro
de
artes
marciales
clásico.
Bulma
se
llamó “Nora”,
Yamcha “Lancer”,
Oolong “Pudgy”,
Pilaf “Rey
Minos”
y
hasta
el
Kamehameha
se
cambió
por “Onda
de
viento”.
Todo
por
ocultar
su
origen
real.
¡Ah!
Y
además
el
juego
se
hizo
más
sencillo,
quitando
los
niveles
del
torneo
de
kung-fu
y
cambiando
las
bragas
de
Bulma
que
le
daban
hiper-velocidad
a
Goku
por…
sándwiches.
En
fin.
Cuando
el
juego
llegó
a
Europa,
en
1990
(Francia)
y
1993
(España)
ya
lo
hizo
con
la
licencia
original
y
prácticamente
todo
intacto,
excepto
las
bragas,
que
seguían
siendo
sándwiches.
Ah,
sí:
en
España
solo
lo
pudimos
jugar
en
francés.
¡Todo
mal
aquí,
sacre
bleu!