Como
era
de
esperar,
Wes
Anderson
sigue
a
lo
suyo.
No
se
cansa
de
contar
sus
cuentos,
y
parece
que
aún
le
quedan
suficientes
fans
para
seguir
dando
a
la
manivela
con
comodidad,
fabricando
más
de
lo
mismo
con
envoltorios
ligeramente
distintos.
Tras ‘La
crónica
francesa’
(‘The
French
Dispatch’)
y ‘Asteroid
City’,
Anderson
vuelve
a
competir
en
el
Festival
de
Cannes
con ‘La
trama
fenicia‘
(‘The
Phoenician
Scheme’),
una
comedia
cuyo
gancho
es
un
impresionante
reparto
lleno
de
caras
conocidas.
Señor
Anderson,
ya
basta
Suele
decirse
que,
en
el
fondo,
un
autor
siempre
cuenta
básicamente
la
misma
historia
durante
toda
su
vida.
Esto
no
quiere
decir
que
no
intente
cosas
distintas,
al
contrario.
Es
decir,
cada
nuevo
trabajo
es
una
oportunidad
para
intentar
mejorar
el
anterior,
para
aprender
de
los
errores
y
probar
cosas
diferentes,
buscando
estar
más
cerca
de
la
meta;
crear
una
obra
más
parecida
al
resultado
ideal
que
se
tiene
en
la
cabeza.
En
el
caso
de
Wes
Anderson,
parece
que
ha
dejado
atrás
su
faceta
más
artística
para
convertirse
en
un
comerciante
especializado
en
vender
un
solo
producto
que
sabe
hacer
con
comodidad.

Da
la
sensación
de
que
se
encuentra
muy
satisfecho
con
su
carrera
tras
crear
una
marca
reconocible
y
vuelve
a
ofrecernos
otra
historia
de
las
suyas:
otra
comedia
de
aventuras
sobre
un
padre
torpe
y
ausente
en
busca
de
redención,
pero
no
le
sale
muy
bien
porque
en
el
fondo
piensa
que
tiene
cosas
mejores
que
hacer
que
prestar
atención
a
su
familia.
Esta
vez
el
padre
es
un
misterioso
y
brillante
hombre
de
negocios
encarnado
por
un
fantástico
Benicio
del
Toro
que
salva
la
película
junto
al
resto
de
actores
de ‘La
trama
fenicia’.
El
protagonista
sobrevive
de
forma
milagrosa
a
varios
intentos
de
asesinato
pero
sabe
que
cualquier
día
se
le
acabará
la
suerte
así
que
decide
recuperar
la
relación
con
su
hija,
con
la
intención
de
convertirla
en
su
única
heredera
y
su
reemplazo
al
frente
de
los
negocios
que
tiene
en
marcha;
detrás
de
este
reencuentro
familiar
está
el
deseo
del
magnate
por
proteger
su
legado
y
que
no
muera
con
él.
Por
supuesto,
esto
no
será
fácil,
en
primer
lugar
porque
la
hija
quiere
ser
monja.
Curiosamente,
el
personaje
de
Benicio
del
Toro
está
inspirado
en
el
suegro
de
Anderson,
Fouad
Malouf,
exitoso
ingeniero
constructor
y
hombre
de
negocios
que,
según
ha
confesado
Anderson,
tuvo
la
idea
de
informar
a
su
hija
sobre
los
proyectos
que
tenía
en
marcha
usando
cajas
de
zapato,
tal
como
aparece
en
la
película.
El
director
también
ha
sugerido
que
el
guion
nace
de
sus
experiencias
como
padre
de
una
niña
y
los
conflictos
de
comunicación
entre
ambos.
‘La
trama
fenicia’,
una
lista
increíble
de
estrellas
haciendo
el
payaso
Como
en
otras
comedias
del
director
estadounidense,
los
dos
protagonistas
se
van
a
pasar
toda
la
película
negociando,
peleando,
discutiendo
hasta
llegar
a
un
lugar
común
y
satisfactorio
para
ambos
mientras
tiene
lugar
la
gran
misión
que
sirve
de
excusa
para
desarrollar
la
trama
familiar.
Alrededor
de
los
protagonistas
(Del
Toro
y
la
menos
conocida
Mia
Threapleton,
todo
un
acierto
de
casting)
encontramos
más
personajes
típicos
del
universo
Wes
Anderson:
muy
excéntricos,
muy
sofisticados,
muy
raretes.
Algunos
más
divertidos
que
otros.
Todos
hablan
mucho
y
todos
hablan
igual,
otro
problema
del
Anderson
actual.
Los
personajes
se
presentan,
se
explican,
aclaran
sus
motivaciones,
sus
planes
recitando
de
forma
artificiosa
a
la
mayor
velocidad
posible,
como
si
estuvieran
obligados
a
dejar
testimonio
de
todo
lo
que
hacen,
lo
que
piensan
y
lo
que
piensan
hacer.
Como
si
tuviera
una
gran
importancia
para
alguien
más
allá
de
Wes
Anderson.

Es
evidente
que
lo
encuentra
muy
gracioso
o
una
característica
imprescindible
de
su
estilo,
pero
creo
que
sólo
funciona
de
manera
ocasional,
con
algunos
personajes
en
algunas
situaciones,
y
se
le
ha
ido
de
las
manos.
Cuando
abusa
tanto
de
este
recurso
acaba
resultando
agotador,
molesto
y
tedioso.
A
toda
esa
verborrea
hay
que
sumar
la
abundante
ración
habitual
de
comentarios
humorísticos,
sarcásticos
y
supuestamente
ingeniosos
que,
del
mismo
modo,
son
recitados
precisa
y
rápidamente.
Por
suerte
para
Anderson,
la
producción
reúne
a
actores
como
Tom
Hanks,
Bryan
Cranston,
Scarlett
Johansson,
Jeffrey
Wright,
Willem
Dafoe,
Michael
Cera,
Riz
Ahmed,
Mathieu
Amalric,
Charlotte
Gainsbourg,
Richard
Ayoade,
Benedict
Cumberbatch
o
Bill
Murray
(la
estrella
fetiche
del
realizador),
además
de
los
dos
protagonistas.
Este
formidable
reparto
es
el
que
sostiene
y
acaba
salvando ‘La
trama
fenicia’.
Por
supuesto,
Anderson
insiste
en
su
calculada
puesta
en
escena
con
encuadres
rígidos
y
centrados,
saturados
de
detalles,
con
estructura
dividida
en
capítulos.
Precisamente, ‘La
trama
fenicia’
es
el
nuevo
capítulo
de
la
antología
de
cuentos
que
nos
está
dejando
Anderson,
agradables
de
ver,
entretenidos
a
ratos,
con
demasiadas
notas,
aclaraciones
y
explicaciones
como
para
disfrutar
de
la
narración.
Me
sorprende
mucho
que
esté
compitiendo
en
Cannes,
ocupando
una
plaza
que
podría
ocupar
otro
autor
más
interesante.
No
se
lo
merece.
Pero
claro,
los
fans
que
aún
aguantan,
fielmente,
se
comerán
este
dulce
con
placer.