A
mediados
de
los
años
90,
Tom
Cruise
ya
era
una
de
las
estrellas
más
conocidas
de
Hollywood.
Sin
embargo,
aún
no
había
llegado
su
etapa
como
hombre
de
acción
que
puede
con
todo:
eso
sería
mucho
tiempo
después,
cuando
tuvo
que
rehacer
su
carrera
tras
saltar
en
el
sofá
de
Oprah
creando
uno
de
los
primeros
memes
de
la
historia
y
boicoteando
su
carrera.
Sin
embargo,
en
1996,
con
el
estreno
de
Misión
Imposible
a
punto
de
llegar
a
las
pantallas
de
medio
mundo,
era
la
cara
que
todo
el
mundo
quería
ver
en
un
póster…
Y,
aparentemente,
cerca
de
ellos
en
la
autopista.
Su
misión,
si
desea
aceptarla,
es
correr
más
El
4
de
marzo
de
1996,
Cruise
iba
a
cenar
a
casa
montado
en
su
moto
por
las
calles
de
Santa
Mónica,
California,
cuando
vio
algo
inusual:
una
mujer
fue
atropellada
por
un
Acura
Legend,
y
cayó
al
suelo.
Inmediatamente,
el
actor
se
bajó
de
la
moto,
llamó
a
una
ambulancia,
esperó
con
ella
y,
después,
siguió
al
coche
hasta
el
hospital
con
su
moto.
La
muchacha,
de
22
años,
era
Heloisa
Vinhas,
una
aspirante
a
actriz
brasileña
que
en
el
accidente
se
rompió
la
pierna.
Al
llegar
al
hospital,
Cruise
supo
que
Vinhas
no
tenía
seguro
(ya
sabéis
cómo
son
con
estas
cosas
los
yanquis)
y
automáticamente
tiró
de
chequera
para
pagar
los
7000
dólares
de
factura
médica,
llamándola
cada
poco
tiempo
para
saber
cómo
se
encontraba.
Ella
no
hizo
carrera
en
Hollywood,
pero
sí
apareció
en
todos
los
tabloides
diciendo
una
frase:
“Si
no
es
Superman,
puede
ser
Batman.
Batman
no
tiene
superpoderes”.
Sin
embargo,
y
viendo
la
vida
del
actor,
¿seguro
que
no
los
tiene?

Paramount
Y
es
que
solo
cinco
meses
después
de
salvar
la
vida
de
Vinhas
(bueno,
puede
que
sea
un
poco
exagerado,
pero
ya
me
entendéis),
hizo
lo
propio
con
otras
cinco
personas
a
las
ayudó
de
salir
de
su
yate
cuando
esté
se
incendió:
Nicole
Kidman
y
él
estaban
navegando
(junto
con
sus
dos
hijos
y
un
par
de
ejecutivos
de
Hollywood)
por
las
aguas
de
Capri,
en
Italia,
cuando
vieron
que
un
bote
cercano
estaba
empezando
a
incendiarse
por
culpa
de
un
cortocircuito.
El
actor,
sin
dudarlo,
salvó
a
los
cinco
supervivientes
mientras
el
yate
explotaba
tras
ellos.
Bueno,
eso
es
lo
que
se
cuenta,
al
menos.
Ya
se
sabe
que
la
vida,
cuando
eres
un
agente
secreto
de
la
FMI,
siempre
es
más
emocionante.