

La
carrera
de
Tom
Crusie
habría
sido
muy
distinta
si
su
primera
película
hubiera
sido
una
X,
pero
estuvo
a
punto
de
acabar
metido
en
una
sin
quererlo
A
los
18
años,
Tom
Cruise
se
marchó
de
su
casa
en
Nueva
Jersey
a
Nueva
York,
con
la
intención
no
ya
de
convertirse
en
estrella,
sino
de,
al
menos,
hacer
carrera
como
actor.
Sin
embargo,
todo
lo
que
encontró
fue
un
trabajo
como
autobusero.
Harto,
se
marchó
a
Los
Angeles
e
intentó
entrar
en
papeles
televisivos,
antes
de
que
un
gran
director
le
diera
la
primera
oportunidad
de
su
vida:
era
Franco
Zeffirelli,
que
había
sido
nominado
al
Óscar
como
director
y
ganó
el
Globo
de
Oro
a
mejor
película
extranjera
en
1969
por
Romeo
y
Julieta,
aún
ahora
considerada
una
de
las
mejores
versiones
de
la
obra
de
William
Shakespeare.
¿Qué
podía
fallar
en
Amor
sin
fin?
Tom
CruiXXXe
El
papel
de
Tom
en
la
película
es
anecdótico,
pero
vital
para
el
desarrollo:
es
él
quien
le
dice
a
David,
el
protagonista,
que
cuando
tenía
ocho
años
intentó
quemar
una
pila
de
periódicos
pero
se
puso
nervioso
y
los
apagó,
haciendo
creer
a
sus
padres
que
era
un
héroe
por
evitar
que
la
casa
se
incendiara.
David,
que
está
locamente
enamorado
de
Jade,
quiere
impresionar
a
sus
padres
y
claro,
la
cosa
sale
fatal.
Pero
no
es
eso
lo
que
nos
importa:
el
caso
es
que,
si
ves
la
película
(algo
que
personalmente
no
te
recomiendo
hacer),
verás
que
hay
un
buen
montón
de
escenas
tórridas
y
sexuales
entre
sus
dos
protagonistas,
Brooke
Shields
y
Martin
Hewitt.
Poco
importaba
que
se
llevaran
once
años
en
la
vida
real
y
que
Shields
fuera
menor
de
edad
(en
la
época
solo
le
ofrecían
papeles
de
este
tipo,
de
hecho):
Zeffirelli
quiso
elevar
el
nivel
hasta
tal
punto
que
la
MPAA
consideró
que
la
calificación
por
edades
adecuada
era
X.
O
sea,
alejada
del
circuito
mainstream
y
condenada
a
los
cines
donde
compartiría
momentos
con
títulos
puramente
pornográficos.
Zeffirelli
lo
entendía,
tal
y
como
le
dijo
al
periódico
Kentucky
New
Era
en
1981:
“Si
las
escenas
de
amor
hubieran
sido
entre
dos
adultos,
nunca
le
hubieran
puesto
una
X.
Como
son
dos
personas
jóvenes,
hay
preocupación,
y
lo
puedo
entender.
Pero
las
escenas
de
sexo
son
simuladas,
Brooke
nunca
está
desnuda:
hay
planos
de
una
doble
para
dar
impresión
de
ello”.
Al
final,
pese
a
sus
quejas,
se
vio
obligado
a
recortar
su
película
y
entregarla
hasta
cinco
veces
hasta
conseguir
la
calificación
R
(prohibida
para
menores
de
18
años,
pero
que
se
podía
proyectar
en
un
cine
normal).
Al
final,
Amor
sin
fin
fue
un
éxito,
consiguiendo
32
millones
en
todo
el
mundo
frente
a
los
9
que
costó,
aunque,
como
Zeffirelli
temía,
la
mayoría
de
la
gente
fue
para
ver
a
Shields
acostándose
con
alguien.
Los
80
eran
los
80,
al
fin
y
al
cabo.













