Es ya una tradición de estas fechas: arbolito, guirnaldas, el plumas, comprar regalos y poner una película navideña en Netflix. No importa cuál: hay decenas de ellas para elegir, y cada año el catálogo aumenta más y más. Y no me estoy refiriendo a clásicos como ‘La jungla de cristal’ o ‘¡Vaya Santa Claus!’, sino al núcleo de lo que entendemos como “película navideña”, o sea, una producción hecha con cuatro duros en la que siempre tiene que haber mucho amor por estas fiestas, algún que otro villancico, Santa Claus guiñando un ojo y la chica que odia la Navidad pasando a amarla sin remisión.
Con el apogeo de las redes sociales, comentar cine navideño cuanto más edulcorado y cursi mejor se ha puesto de moda. Películas como ‘Odio la Navidad’, ‘Navidades por encargo’, ‘Tempestad por Navidad’, ‘Navidad en la granja’ o ‘Navidad en palacio’ mezclan a actores olvidados con directores que nunca han tenido una oportunidad y guiones de los que se pagan por kilos. El resultado, tan predecible como lucrativo. Ho, ho, ho.
25 de diciembre, fun, fun, fun
Este año, TikTok se ha pronunciado en torno a cuál es la peor película navideña de 2022, y la decisión ha sido, sin duda, ‘Ángel de Navidad’ (‘Angel Falls Christmas’, que no se debe confundir con ‘Christmas in Angel Falls’, de hace cinco años), de la que se ha destacado un clip en el que Chad Michael Murray hace que patina claramente sin hielo ni patines.
La escena es hilarante y se hizo viral enseguida, pero aquí nos hemos preguntado… ¿Y si resulta que no es tan mala como parece? ¿Qué pasa si hay un contexto en esa escena que estamos dejando pasar y es una joyita escondida? Así que he cogido chocolate caliente y me he metido bajo la manta dispuesto a ver ‘Ángel de Navidad’ de inicio a fin. Ha sido una experiencia dividida entre la risotada, la confusión y el aburrimiento: no sé si es la peor película de Navidad, pero sí sé que son 80 minutos que jamás recuperaré.
Dejad que os ponga al día con la rocambolesca trama. Resulta que Ally es una enfermera de urgencias que adora su trabajo pero, para sorpresa de nadie, odia la Navidad. De hecho, su novio, Josh, decide dejarla porque está más centrada en su carrera que en su relación, algo a lo que ella responde decidiendo demostrarle que tiene espíritu navideño. Menos mal que, por suerte, conoce a Gabe, un chico que habla con voz extrañamente robótica y que decide ayudarla a cumplir las tareas navideñas que se ha autoimpuesto para demostrar que sabe vivir las fiestas al límite.
Tocada por un ángel
Estas tareas navideñas incluyen hacer galletas, decorar un árbol o cantar villancicos. Por algún motivo, Abby necesita ayuda para todas ellas, y Gabe está siempre dispuesto a dársela. Y es que resulta que el hombre es realmente un ángel que ha llegado (junto a otros dos) para enseñarle el sentido de la Navidad y juntarla de nuevo con Josh. Pero, ay calamidad, por el camino se está enamorando de ella y perdiendo los poderes. Si a estas alturas estáis todavía deseando saber cómo acaba, os deseo buena suerte.
‘Ángel de Navidad’ es estúpidamente compleja, planteando un universo del que ni siquiera explican las reglas: sí, es una película navideña, pero si quiere ir un poco más allá y plantear una jerarquía de ángeles que ayudan de manera altruista, no vale con tres escenas donde se deje caer que el 25 de diciembre tendrán que irse y que enamorarse de una humana está regular. ¿Por qué hay tres ángeles cuidando de que una pareja aleatoria acabe junta? ¿No hay nadie más que necesite su ayuda en todo el pueblo? ¿Por qué esta extraña dedicación a que Ally y Josh vayan juntos a la cena de Nochebuena?
Ya sé lo que muchos estáis pensando: es una película navideña, no hace falta darle más vueltas. Y es cierto, pero es fascinante dentro de su propia caída al vacío creativo. Tiene todos los ingredientes navideños (la decoración, los villancicos, la nieve, el amor, los dulces) pero al mismo tiempo no se siente festiva en absoluto. El guion parece escrito en una tarde sin pensar en lo que está contando, la dirección no se esfuerza y los actores están pensando más en llegar a casa e irse a la playa (no olvidemos que estas cintas se ruedan en verano) que en recitar sus diálogos con un poco de emoción. ¿El resultado de esta mezcla de despropósitos? Una obra imposible de categorizar.
¿Qué hace un actor como tú en un sitio como este?
Flagrante es la presencia de Chad Michael Murray, que en su día fue uno de los protagonistas de ‘One tree hill’ y ahora es habitual de películas como ‘Toying with the holidays’, ‘Sorpresa en Navidad’ o ‘Escribe antes de Navidad’. Aquí su voz suena extrañamente robótica, como si se hubiera olvidado de actuar. De hecho, cada una de sus frases está pronunciada en un tono incorrecto. Tanto, que me pasé media película elucubrando sobre lo que pasó en el set de rodaje y por qué nadie le corrigió. A su lado, Jessica Lowndes, que apareció en ‘90210’ y después se abonó a las películas navideñas (‘I’m glad it’s Christmas’, ‘Navidad en la Mansión Pemberley’ o ‘Rediscovering Christmas’). Más que una película, es el resultado defectuoso de una cadena de montaje fallida.
Curiosamente, su director, Jerry Ciccoritti, ha ganado varios premios en Canadá como director de episodios de, por ejemplo, ‘Schitt’s Creek’, pero sus decisiones son tan extrañas como la película en sí misma. ¡Incluso hay fundidos a negro en mitad de una escena que continúa en el plano siguiente como si no hubiera pasado nada! ‘Ángel de Navidad’ es mucho más que la escena de patinaje sin patines: es un Frankenstein que quiere ser más de lo que es pero sin poner esfuerzo.
Incluso si eres un fan de todas las películas navideñas, esta te va a parecer rara. Es una cinta estropeada desde su núcleo, sin el dinero suficiente para hacer todo lo que quiere hacer: en todo momento sabes dónde está el cañón de nieve, no hay hielo en la pista donde patinan, faltan efectos especiales, los gags tienen menos gracia que las escenas dramáticas y desprende el mismo sentimiento navideño que ‘La lista de Schindler’. Ninguno de los implicados en ‘Ángel de Navidad’ quería estar haciéndola, y se nota. Por una vez, TikTok tenía razón: evitadla… o aprovechad para verla después de mucho (mucho) champán. Las risas, eso sí, están aseguradas.